#EscritoresEspañoles
No es que moleste en sí, pero cuesta acostumbrarse. Eso de que vayas por ahí
Están cogidos de la mano en silencio, bajo los soportales. El niño mira su columpio, muy triste,
El último salvavidas al que suelo agarrarme en estos casos, el teléfono, hoy tampoco me sirve.
Tienes veinte años, tienes a la vida por el cuello a tu merced; pero no es suficiente,
Lentos por las aceras, inmóviles en las repisas, aovillados
En todas las ciudades que he pisado me ha parecido verte: un autobús que arranca y que no cojo,
Llora cuanto quieras sobre mi hombro, desahógate, cuenta conmigo para lo que haga falta.
Como el viento que encuentra una rendija y se cuela en la habitación y lo desordena todo libros
Gente exhausta, con la vista clavada en el suelo,
Después de haber visto el mundo, a través de una botella, durante más de quince años, ahora –pasada ya la cumbre de la r…
Hace unos minutos que ha recibido la llamada, y desde entonces no ha soltado el… Qué tristes son las lágrimas de un viejo,
Cuídate mucho de los que sólo miran, de los que siempre están detrás, de esos a los que nunca
La radio está encendida. Suena la pedorreta de una moto
Mujeres como tú son las que consiguen que se declaren las guerras y que algún general
Cosas de la edad, supongo: te da por mirar atrás,