Al clavar de los dardos inflamados Y agitación frenética del toro, La multitud atónita se embebe, Como en el circo la romana plebe Atenta reprobaba o aplaudía
En los yermos del mar, donde habit… Alza ¡oh Musa! tu voz elocuente: Lo infinito circunda tu frente, Lo infinito sostiene tus pies. Ven: al bronco rugir de las ondas
El cielo está puro, La noche tranquila, Y plácida reina La calma en el mar. En su campo inmenso
¡Cómo exalta y diviniza El rostro de la hermosura La expresión celeste y pura De la sensibilidad! ¡Cuán estático, mi amiga,
Mira, mi bien, cuán mustia y desec… del sol al resplandor está la rosa que en tu seno tan fresca y oloros… pusiera ayer mi mano enamorada. Dentro de pocas horas será nada...
¡Qué! ¡De las ondas el hervor ins… Mece por fin mi lecho estremecido! ¡Otra vez en el Mar!... Dulce a m… Es tu solemne música, Oceano. ¡Oh! ¡cuántas veces en ardientes s…
Témplase ya del fatigoso estío El fuego abrasador: del yerto polo Del septentrión los vientos sacudi… Envueltos corren entre niebla oscu… Y a Cuba libran de la fiebre impu…
Primero en paz y en guerra, Primero en el afecto de tu patria Y en la veneración del universo. Viva imagen de Dios sobre la tier… Libertador, legislador y justo,
¡Cuánto es bella la tierra que hab… Los aztecas valientes! En su seno En una estrecha zona concentrados, Con asombro se ven todos los clima… Que hay desde el Polo al Ecuador.…
¿A Minerva te consagras? Perdone Amor tu imprudencia: Advierte que tanta ciencia No es propia de la beldad. No: tu sencillez conserva,
Tu aliento vivifica, y semejante Al soplo abrasador de los desierto… En su curso veloz todo lo inflama. ¡Feliz aquel que la celeste llama Siente en su corazón! Ella le ele…
Yo te amo, Sol: tú sabes cuán goz… Cuando en las puertas del oriente… Siempre te saludé. Cuando tus ray… Nos arrojas fogoso Desde tu trono en el desierto ciel…
Cónsul, libertador, padre de Roma… ¿Por qué nubla el dolor tu adusta… Y, en vano reprimido, llanto ardie… A tus cargados párpados asoma? Lanza discordia su funesta poma,
Desde el suelo fatal de su destier… Tu triste amigo, Emilia deliciosa… Te dirige su voz; su voz que un dí… En los campos de Cuba floreciente… Virtud, amor y plácida esperanza
Cana mi frente está, mas no por añ… Que veinte y seis abriles, aún no… Cana mi frente está, no por espant… Que no temí jamás. ¡Ay! el tormen… De ansiar un bien ideal, que de mí…