#EscritoresEspañoles #Generación27 (1918-1921) Imagen
Río Duero, río Duero, nadie a acompañarte baja; nadie se detiene a oír tu eterna estrofa de agua. Indiferente o cobarde,
Un día y otro día y otro día. No verte. Poderte ver, saber que andas tan c… que es probable el milagro de la s… No verte.
Yo pastor de bulevares desataba los bancos y sentado en la orilla corriente d… dejaba divagar mis corderos escola…
Sonidos y perfumes, Claudio Aquil… giran al aire de la noche hermosa. Tú sabes dónde yerra un son de ros… una fragancia rara de añafiles con sordina, de crótalos sutiles
En este río lácteo los navíos no sueñan sobre el álve… Como un guante famélico el día se me escapa de los dedos Me voy quedando exhausto
Estabas en el agua Estabas que yo te vi Todas las ciudades lloraban por ti Las ciudades desnudas
Arrastrar largamente la cola del d… sin miedo a una posible rebelión d… Dejarse florecer durante el mes de… de alelíes las manos los ojos de d… Perdonar a la lluvia su vocación p…
He aquí helados, cristalinos, sobre el virginal regazo, muertos ya para el abrazo, aquellos miembros divinos. Huyeron los asesinos.
La sombra del nogal es peligrosa Tupido en el octubre como bóveda como cúpula inmóvil nos cobija e invita a su caricia fresca
Déjame acariciarte lentamente, déjame lentamente comprobarte, ver que eres de verdad, un continu… de ti misma a ti misma extensament… Onda tras onda irradian de tu fren…
Están todas También las que se encienden en la… Nace del cielo tanto humo que ha oxidado mis ojos Son sensibles al tacto las estrell…
Albert Samain diría Vallejo dice Gerardo Diego enmudecido dirá mañ… y por una sola vez Piedra de estup… y madera dulce de establo querido… hermano en la persecución gemela d…
El mantel ji… es mi estandarte y el licor del poniente da su reflejo al arte Yo prefiero el mar cerrado
¿Quién dijo que se agotan la curva… el legítimo sonido de la luna sobr… y el perfecto plisado de los élitr… del cine cuando ejerce su tierno p… Registrad mi bolsillo
Sentado en el columpio el ángelus dormita Enmudecen los astros y los frutos Y los hombres heridos pasean sus surtidores