A GABRIEL
#EscritoresAndaluces #EscritoresEspañoles #EscritoresGranadinos #Generación27 #LibroDePoemas (1918-1920)
La mar no tiene naranjas. ni Sevilla tiene amor. Morena, qué luz de fuego. Préstame tu quitasol. Me pondrá la cara verde,
Por las ramas del laurel vi dos palomas oscuras. La una era el sol, la otra la luna. «Vecinita», les dije,
Juan Breva tenía cuerpo de gigante y voz de niña. Nada como su trino. Era la misma
Entre italiano y flamenco, ¿cómo cantaría aquel Silverio? La densa miel de Italia
CIPRÉS Ciprés. (Agua estancada.) Chopo (Agua cristalina.)
Aquel rubio de Albacete vino madre, y me miró ¡no lo puedo mirar yo! Aquel rubio de los trigos hijo de la verde aurora,
De los cuatro muleros que van al campo, el de la mula torda, moreno y alto. De los cuatro muleros
En el blanco infinito, nieve, nardo y salina, perdió su fantasía. El color blanco, anda, sobre una muda alfombra
¿Cómo fue? —Una grieta en la mejilla. ¡Eso es todo! Una uña que aprieta el tallo. Un alfiler que bucea
Hoy siento en el corazón un vago temblor de estrellas, pero mi senda se pierde en el alma de la niebla. La luz me troncha las alas
¿Qué es aquello que reluce por los altos corredores? Cierra la puerta, hijo mío, acaban de dar las once. En mis ojos, sin querer,
Los niños miran un punto lejano. Los candiles se apagan. Unas muchachas ciegas preguntan a la luna,
El río Guadalquivir va entre naranjos y olivos. Los dos ríos de Granada bajan de la nieve al trigo. ¡Ay, amor
Sobre el cielo negro, culebrinas amarillas. Vine a este mundo con ojos y me voy sin ellos. ¡Señor del mayor dolor!
En el soto, los alamillos bailan uno con otro. Y el arbolé, con sus cuatro hojitas,