DOS MUCHACHAS
A MÁXIMO QUIJANO
LA LOLA
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¡Qué trabajo me cuesta dejarte marchar, día! Te vas lleno de mí, vuelves sin conocerme. ¡Qué trabajo me cuesta
La Carmen está bailando por las calles de Sevilla. Tiene blancos los cabellos y brillantes las pupilas. ¡Niñas,
Cantan los niños En la noche quieta: ¡Arroyo claro, Fuente serena! LOS NIÑOS
Solamente por oír la campana de la Vela te puse una corona de verbena. Granada era una luna ahogada entre las yedras.
El canto quiere ser luz. En lo oscuro el canto tiene hilos de fósforo y luna. La luz no sabe qué quiere. En sus límites de ópalo,
Niño. ¡Que te vas a caer al río! En lo hondo hay una rosa y en la rosa hay otro río. ¡Mira aquel pájaro! ¡Mira
Entre mariposas negras va una muchacha morena junto a una blanca serpiente de niebla. Tierra de luz,
Por la calle brinca y corre caballo de larga cola, mientras juegan o dormitan viejos soldados de Roma. Medio monte de Minervas
Eras rosa. Te pusiste alimonada. ¿Qué intención viste en mi mano que casi te amenazaba? Quise las manzanas verdes.
En lo alto de aquel monte hay un arbolillo verde. Pastor que vas, pastor que vienes. Olivares soñolientos
Viento del Sur, moreno, ardiente, llegas sobre mi carne, trayéndome semilla de brillantes
Las manos de mi cariño te están bordando una capa con agremán de alhelíes y con esclavina de agua. Cuando fuiste novio mío,
Este galapaguito no tiene mare; lo parió una gitana, lo echó a la calle. No tiene mare, sí;
En la casa se defienden de las estrellas. La noche se derrumba. Dentro, hay una niña muerta con una rosa encarnada