“de la adorable juventud primera espiga de oro y prematura poma” Píndaro
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Que me cierren los ojos con uvas! (Diáfana, honda plenitud de curvas… Que me envuelva un incendio de man… y un claro rumor de dátil y azúcar… Que me envuelvan –presagio de pulp…
¡Qué penumbra de dalia desterrada! ¡Qué eclipse de guitarra y romance… ¡Qué apagarse de trenzas y toreros yerra doliente por tu madrugada! Salgo al aire con pala y con azada
Ya solo soy la sombra de tu ausenc… una oscura mitad que se acostumbra… dulce granada abierta en la penumb… madura a tu rigor. Sorda existenci… Desmayado vivir, ciega obediencia
Quiero en la tierra que me dio la… en olvido yacer cuando la muerte me llame con su voz callada y fuer… a su danza de asfódelos crecida... ¿Nadie reclamará la destruida
A través de su reja mi ventana mide el paisaje, pauta la distanci… y no opone pared a la fragancia que de la rosa virginal emana. Si pierde en infinito es porque ga…
Déjame tomar asiento En tu preciosa canoa Y poner al cielo proa Navegando por el viento. Muévame el Divino Aliento
Cada cosa tiene un pulso: Pon la mano en su latido. Cada cosa dice algo: acerca humilde el oído. Poema de la ele
Si la raíz se cambia en primavera y en colibrí la rama reflorece es porque el árbol de la cuna mece la sangre iluminada en lo que espe… Si la mano coincide con la esfera
Al fin, calzo las botas de vencer los caminos. Marcho bajo una lluvia de cancione… trepando las montañas
María Belén, María Belén, María… María Belén Chacón, María Belén… con tus nalgas en vaivén, de Camagüey a Santiago, de Santia… En el cielo de la rumba,
Cuando en el río helado del espejo vierto la soledad de mi figura, miro cómo afanosa mi criatura se quiere desprender del hombre vi… Es la batalla en que sin miedo dej…
Estarme aquí quieto, germen De la canción venidera —íntegro, virgen, futuro. Estarme dormido —íntimo— En tierno latir ausente
Si en vez de ser así, si las cosas de espaldas (fijas de… se volvieran de frente y las cosas de frente (inmutables) volviesen las espaldas,
¿Cómo te llamas, noche de esta noc… Dime tu nombre. Déjame tu santo y seña para que yo te reconozca siempre
Desato mis sentidos en la tarde a pastar la inocencia del paisaje. Mis pupilas inquietas van de viaje… mis canciones taladran lejanías. Y regreso—halconero de mis sueños—