POESÍA JAPONESA
La rosa carmesí de quien extraigo mi dolor, en la belleza de sus pétalos. Ungiré mis labios, con el rocío de la mañana,
La puerta enorme de madera oscura y lienzos góticos se abrió sin darme tiempo a tocar, miré el enorme vestíbulo, allí cabía sin problemas mi apartamento, estaba alucinando por lo que ve...
Mi cabeza protesta por el dolor, el viento aúlla esta noche, acompañando mi duelo, el pecho quiere salirse,
No puedo arrancarte de mí, me matan los recuerdos, estoy tan rota que llevo una máscara para que no me vean. Estoy asustada, muerta por dentro, ¿cómo voy a tener una relación más profun...
La noche me devora malditamente me hace desaparecer nunca pensé que podía doler así hay cosas dentro de mi que necesito confesar.
Yo le digo a mi suerte que te traiga a mi lado que espero que entiendas que no podemos estar separados. Le pido al astro albo
Pensando en ti mis manos suavemente acarician mis pezones enhiestos, siento que es tu lengua
La dulzura de sentirte en MI ser, oigo tu corazón, con él me besas, me abrigas el alma, entre aguas coges vida,
Danza la brisa sobre las flores rojas mar de la vida. Flores silvestres ramilletes de tul
Como cuchillas tus palabras atraviesan mi corazón, se tornan en la noche, heridas de sangre. El agua dormida
Dime amor, ¿Me amarás como el mar ama la arena? ¿Te adentrarás en mis miedos y terrores,
Bajo el aguacero voy andando con unos tacones rojos, así, como si fuera agua que corre por la acera.
Sintió la sangre correr abrasadora… como un sendero liquido haciendo que se quemara que la locura del deseo se desatar… Gemidos en un dormitorio
Barcas varadas en la orilla del mar. Es primavera. óleo por Ramón Pujo Sierra Nevada
Noche de luna su cuerpo se movía silencioso en aquel bosque el corsé le ceñía la cintura y aumentaba su pecho