Mazurca
#EscritoresChilenos
Los amores del sacristán son dulces como la miel, amor que no se deseda no puedo, vida, vivir con él.
Volver a los diecisiete después de vivir un siglo es como descifrar signos sin ser sabio competente, volver a ser de repente
Ya se va para los cielos Ese querido angelito, A rogar por sus abuelos, Por sus padres y hermanitos. Cuando se muere la carne
Imposible que la luna le quite al sol su carrera. Más imposible será quitarme de que te quiera. Quitarme de que te quiera
M’hijito: llegaste al mundo en hora muy principal. Ya redondeaste un año, yo te vengo a saludar. Que se sienten a la mesa
Una copla me ha cantado la prenda que quiero yo, con esa copla a cuchillo me ha desangrado la voz. Pensará que yo no entiendo
¿Por qué será, Dios del cielo, que no se resigna el alma cuando nos cambian la calma por olas de desconsuelo? Tal vez sea por orgullo
Un bergantín velero los mares cruza con rapidez, no le temo al madero para postrarme niña a tus pies. No me hagas más sufrir
En la prisión de la ansiedad medita un astro en alta voz, gime y se agita como león como queriéndose escapar. ¿De dónde viene su corcel
La mujer que yo más quiero en la sangre tiene hiel, me deja sin su plumaje sabiendo que va a llover, sabiendo que va a llover.
Si lo que amo tiene dueño digo que me moriré, tan lejos venirte a ver mira si no te quedré. Póngame siete botellas,
Tanta naranja madura tanto limón por el suelo, tanta niña tan bonita tantos jóvenes solteros. Tanta naranja madura
Quién remara mi alma, como un chilote y una damajuana, caramba, dentro del bote. Quién bailara niña,
Hasta cuándo, ingratonazo hasta cuándo matar quieres, ayer me dejaste herida con agujas y alfileres. No tengo la culpa, ingrato,
Para olvidarme de ti Voy a cultivar la tierra, En ella espero encontrar Remedio para mis penas. Aquí plantaré el rosal