#EscritoresEspañoles (1884) En Sar del las orillas
De la vida entre el múltiple conju… no, no busquéis la imagen de la et… ni en el contento y harto seno de… ni del dolor acerbo en la dura asp… Ya es átomo impalpable o inmensida…
¡Aturde la confusa gritería que se levanta entre la turba inme… Ya no saben qué quieren ni qué pid… mas embriagados de soberbia, busca… un ídolo o una víctima a quien hie…
Todas las campanas con eco pausado doblaron a muerto: las de la basílica, las de las igl… las de los conventos. Desde el alba hasta entrada la noc…
Una luciérnaga entre el musgo bril… y un astro en las alturas centelle… abismo arriba, y en el fondo abism… ¿qué es al fin lo que acaba y lo q… En vano el pensamiento
Fue cielo de su espíritu, fue sueñ… y vida de su vida, y aliento de su… y fue, desde que rota cayó la vend… algo que mata el alma y que envile… De la vida en la lucha perenne y f…
A través del follaje perenne que oír deja rumores extraños, y entre un mar de ondulante verdur… amorosa mansión de los pájaros, desde mis ventanas veo
Una tarde de abril, en que la tenu… llovizna triste humedecía en silen… de las desiertas calles las baldos… mientras en los espacios resonaban las campanas con lentas vibracione…
Camino blanco, viejo camino, desigual, pedregoso y estrecho, donde el eco apacible resuena del arroyo que pasa bullendo, y en donde detiene su vuelo incons…
Unos con la calumnia le mancharon, otros falsos amores le han mentido… y aunque dudo si algunos le han qu… de cierto sé que todos le olvidaro… Solo sufrió, sin gloria ni esperan…
A la sombra te sientas de las desn… y en el rincón te ocultas donde zu… y allí donde las aguas estancadas… y no hay hermanos seres que interr… ¡quién supiera en qué piensas, amo…
¡Cuán hermosa es tu vega, oh Padr… Mas el calor, la vida juvenil y la… que extraje de tu seno, como el sediento niño el dulce jug… del pecho blanco y lleno,
Cerrado capullo de pálidas tintas, modesta hermosura de frente gracio… ¿por quién has perdido la paz de t… ¿a quién regalaste la miel de tu b… A quien te detesta quizás, y le ca…
A un tiempo, cual sueño que halaga y asombra, de los robles las hojas caían, del saúco brotaban las hojas. Primavera y otoño sin tregua
Sed de amores tenía, y dejaste que la apagase en tu boca, ¡piadosa samaritana!, y te encontraste sin honra, ignorando que hay labios que secan
Sintiéndose acabar con el estío la desahuciada enferma, —¡Moriré en el otoño! —pensó entre melancólica y content… y sentiré rodar sobre mi tumba