derechos de autor - raulpeloni@yahoo.com.ar - 2014
Eran los comienzos de la década de los 70 y en la calle Florida, frente a la cartelera del antiguo edifico del diario La Nación, una cantidad de transeúntes, algunos habitué, discutían ...
Los árboles soñaban con su ausenci… y en el crepúsculo las hojas murmu… “No hay pena que dure mucho tiempo… ni tristeza que no encuentre una m… Y las flores novias del colorido i…
Las causas por las cuales se dific… “Mis derechos empiezan donde termi… “a que los autoritarios no la tole… Luar de Santelmis
Atrévanse a escribir, cantar, bailar, pintar y a transmi… en múltiples espacios de expresión… sabiendo que la noble vocación, de crear, de libertad y lo profund…
El miedo arengaba presuroso, a sus fieles y miedosos seguidores… *Cuidado, no reclamen lo que es ju… no se opongan al poder de los peda… dejen que se abusen, ellos pueden,
Para llegar a ese cielo no interesa la escalera, su tamaño, sus medidas, ni condiciones siquiera, Para llegar a ese cielo,
Cuando nació el amor, no había ruiseñores, ni flores, ni retoños, ni fiestas glamorosas, ni antojos, ni fulgor.
Con las manos abiertas salió la ternura a buscar adeptos, y halló a las caricias dispuestas a darle
Como hacer para que entienda el egoísta que la generosidad se ufana,
No hay que aceptar de aquellos que especulan mentiras que cercenan los derechos… intentan con temor sacar provecho, y concretar sus cruentas mezquinda…
Pedrito por buena gente, Pedrosa por su amistad, nunca quiso ser estrella, pero tampoco uno mas. Lo nombra su fiel amigo,
“Cuando el miedo se transforma en el personaje principal de nuestro acontecer y proceder, sin imaginarlo, caemos en manos de los violentos, de los abusadores y de los que al promoverlo ...
Las sombras están cansadas se las trate malamente, las tildan de ser dolientes, de hacerle sombra a los años, de ser la sombra entre hermanos,
La pena dejo a la pena y la dejo por muy poco, la dejó por algún loco, por alguien que ella quería, por eso a la pena mía,
Viejo reloj de pared objeto de mi memoria con tus listones oscuros y tus vidrios tan transparentes y ese andar tan displicente,