Mi Querida, Chavela Vargas
Lloraste sin consuelo
las lagrimas inmensas
de la desesperanza.
Lloraste desde adentro
la angustia descarnada,
por no tener descanso.
Y lloraron contigo, mi querida Chavela,
los que necesitan fuerza,
los desencantados,
los que sin desearlo,
sufrieron ya grandes
la ausencia de un niño.
Y por ti y tu canto
confesaron cosas,
estos seres vivos... mi querida Chavela.