La mañana es del deseo,
es la del nuevo empezar,
mediodía es reparar,
es reponer energías,
y la tarde ya se anima,
a lo distinto o lo igual.
El ocaso vaticina,
responso o festividad,
rutina o prosperidad,
el encuentro taciturno,
las sombras de lo nocturno,
y un cartel “no molestar”.
Luego la noche aprovecha,
y convence a sus amantes,
que ella acompaña distante,
y lo hace como la luna,
que ilumina la locura,
como también los instantes.
Y el día en su recorrido,
tiene reencuentro y distancia,
ansiedad,desesperanza,
amores que desconfían,
poetas que no se inspiran,
la paz de algunas moradas,
armonía embelesada,
dicha, pasión y belleza,
y en la noche quedan huellas,
de risas, recuerdo y llantos.