#EscritoresMexicanos (1905-1912) Primeras poesías
Amanece: se iluminan los vetustos Lepontinos, los aldeanos llevan leche en los jarros blanquecinos, y en los aires se dispersan
Con planta imponderable cruzas el mundo y cruzas mi concie… y es tu sufrido rostro como un éxt… que se dilata en una transparencia… ¡Pobrecilla sonámbula!
Señor, Dios mío: no vayas a querer desfigurar mi pobre cuerpo, pasajero más que la espuma del mar. Ni me des enfermedad larga
Tus ventanas, con pájaros y flores… tus ventanas que miran al oriente, están esclarecidas con la gracia de la aurora riente que con primicias de su luz decora
¿Existirá? ¡Quién sabe! Mi instinto la presiente; dejad que yo la alabe previamente. Alerta el violín
Ya no puedo dudar... Diste muerte… niñez, toda olorosa a sacristía, y… diste muerte al liviano chacal de… Que sea para bien... Ya no puedo dudar... Consumaste e…
Soñé que comulgaba, que brumas esp… envolvían mi pueblo, y que Nuestra… me miraba llorar y anegar su Santu… Tanto lloré, que al fin mi llanto… e hizo crecer las calles como en u…
¿Qué elocuencia, desvalida y casta, hay en tu persona que en un perenne desastre a las lágrimas convida? La frente, Amor, hoy levanto
Tenías un rebozo en que lo blanco iba sobre lo gris con gentileza para hacer a los ojos que te amaba… un festejo de nieve en la maleza. Del rebozo en la seda me anegaba
Tú, Fuensanta, me libras de los l… queman mi boca exangüe de Isaías l… por ti me dan los cielos profundas… y el ensueño me otorga su gracia e… Para comer las viandas del convite…
Ya la provincia toda reconcentra a sus sanas hijas en l… avenidas, y Rut y Rebeca proclama… la novedad campestre de sus nucas. Las pobres desterradas
Soy el mendigo cósmico y mi inopia… de todos los voraces ayunos pordio… mi alma y mi carne trémulas implor… del mar y al simulacro azul de los… El cuervo legendario que nutre al…
¡Oh pobres almas nuestras que perdieron el nido y que van arrastradas en la falsa corriente del olvido! Y pensar que extraviamos
Hoy, como nunca, me enamoras y me… si queda en mí una lágrima, yo la… nuestras dos lobregueces. Hoy, como nunca, urge que tu paz m… pero ya tu garganta sólo es una su…
De la mañana el resplandor inciert… cuando el órgano eleva sus cantare… te he visto comulgar entre azahare… de la iglesia en el ángulo desiert… Así también mi corazón ya muerto