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Sin cuerdas, Sin miedos

Hay cuerdas en mis manos y sogas en mis pies.
No ha pasado tanto tiempo, pero ya pasó.
Una tarde, tal vez noche, o tal vez ahora mismo.
Me olvidaré de ti para siempre.
 
Ese día, ya no habrá un micrófono a tu alrededor que vocifere tus problemas en mi mundo.
Ese día, ya no tendré miedo de ser yo, y soltaré la verdad de lo que fuimos o no fuimos.
Ese día dejarás de tener mi atención, que sabrá Dios si la merecías.
 
Ese día, no habrá cuerdas en mis manos ni sogas en mis pies.
Solo quedará el dulce sabor de tu inexistente recuerdo.

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