Tu cuerpo desnudo, cálido temblando frente a mí, esperando que mis manos te tomen para satisfacer el deseo irreprimible de sentir la pequeña muerte una y otra vez hasta un amanecer…
Me abrazo a ti, me adueño de ti, y admiro tu desnudez que grita en suspiros que me ahogan, me gusta…
De norte a sur mis labios buscan los vinos nacientes del éxtasis brevemente eterno…
Te siento, me sientes, nuestras lenguas juegan y danzan al ritmo loco de dos corazones mitigadores del sexo, del amor, de la magnificencia erótica al que llegan nuestros movimientos a veces suaves a veces rápidos…
Tu mirada se pierde o es la mía perdida en tus ojos, que contemplan ese brillo al momento de sentirme dentro de ti…
Gemidos rompen y callan al silencio, te necesito, me necesitas…
Y así la necesidad de asesinar la soledad llega encontrándonos enredados en sábanas que destilan pasión, la danza sigue no hay prisa musa mía…