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¿Qué es aquello que reluce por los altos corredores? Cierra la puerta, hijo mío, acaban de dar las once. En mis ojos, sin querer,
¿Cómo fue? —Una grieta en la mejilla. ¡Eso es todo! Una uña que aprieta el tallo. Un alfiler que bucea
Hacia Roma caminan dos pelegrinos, a que los case el Papa, mamita, porque son primos,
El remanso del aire bajo la rama del eco. El remanso del agua bajo fronda de luceros. El remanso de tu boca
¡Fita aquel branco galán, olla seu transido corpo! É a lúa que baila na Quintana dos mortos. Fita seu corpo transido,
La rosa no buscaba la aurora: Casi eterna en su ramo buscaba otra cosa. La rosa
Cuatro granados tiene tu huerto. (Toma mi corazón nuevo.) Cuatro cipreses
La niña va por mi frente. ¡Oh, qué antiguo sentimiento! ¿De qué me sirve, pregunto, la tinta, el papel y el verso? Carne tuya me parece,
Los cien enamorados duermen para siempre bajo la tierra seca. Andalucía tiene largos caminos rojos.
En el blanco infinito, nieve, nardo y salina, perdió su fantasía. El color blanco, anda, sobre una muda alfombra
Los laberintos que crea el tiempo, se desvanecen. (Sólo queda el desierto.)
La mano crispada como una Medusa ciega el ojo doliente del candil. As de bastos.
Verde rumor intacto. La higuera me tiende sus brazos. Como una pantera, su sombra, acecha mi lírica sombra. La luna cuenta los perros.
El diamante de una estrella Ha rayado el hondo cielo, Pájaro de luz que quiere Escapar del universo Y huye del enorme nido