#EscritoresArgentinos
El maestro carpintero de la boina colorada, va desde la madrugada taladrando su madero. No corre en el bosque un soplo,
Las tres hermanas de mi alma novio salen a buscar. La mayor dice: yo quiero, quiero un rey para reinar. Esa fue la favorita,
Con tu pantalla oval de anea rara, tus largos alfileres y tus flores, parecías, cargada de primores una ambigua musmé del Yoshivara. Hería en los musgosos surtidores
Floreció, con la lluvia, en los ja… El cándido jazmín de primavera. La noche, cual profunda enredadera… Cuaja también en luz claros jazmin…
Yo quisiera morir como las rosas en la blancura del deshojamiento. Irme suave y cordial, callado y le… en la quietud conforme de las cosa… Prolongar por las calles arenosas
Obsta con densa máscara de seda el cruel carmín de tu inviolada bo… y la gran noche azul de tus pupila… y el cielo de tu fuente luminosa. Destrenza tus cabellos como un due…
En la tarde suave y cálida, Desde el diván carmesí, Alzas fielmente hasta mí Tus lentos ojos de pálida. Con la espectral ilusión
El insinuante almizcle de las bram… se esparcía en el viento, y la opo… selva estaba olorosa como una mujer. De los extraños panoramas surgiste en tu cendal de gasa brun…
Al llegar la hora esperada en que de amarla me muera, que dejen una palmera sobre mi tumba plantada. Así cuando todo calle,
¡Qué hermosas las mujeres de mis n… En sus carnes, que el látigo flage… pongo mi beso adolescente y torpe, como el rocío de las noches negras que restaña las llagas de las flor…
Yo andaba solo y callado Porque tú te hallabas lejos; y aquella noche Te estaba escribiendo, Cuando por la casa desolada
Al ofrecerte una rosa el jardinero prolijo, orgulloso de ella, dijo: no existe otra más hermosa. A pesar de su color,
La miseria se ríe con sórdida chul… Su perro lazarillo le regala un fe… En sus funambulescos calzones va u… Y en su casaca el huérfano que tie… El hambre es su pandero, la luna s…
Al rendirse tu intacta adolescenci… emergió, con ingenuo desaliño, tu delicado cuello, del corpiño anchamente floreado. En la opulenc… del salón solitario, mi cariño
Dormía la arboleda; las ventanas llenábanse de luz como pupilas; las sendas grises se tornaban lila… cuajábanse la luz en densas granas… La estrella que conoce por hermana…