#EscritoresArgentinos
Corbière ¿por qué bajas los párpados? Ya sé que estás desnudo, pero puedes mirarme con los ojos t… Los días nos enseñan que la fealda…
Automóviles afónicos. Escaparates constelados de estrellas falsas. Mujeres que van a perder sus sonrisas al bacará. Con la cara desteñida por el tapete, los croupiers ofician, los ojos...
Lo palpable lo mórbido el conco fondo ardido los tanturbi… las tensas sondas hondas los reflu… y sus pistilos núbiles contráctile… y sus anexos nidos
Me estrechaba entre sus brazos chatos y se adhería a mi cuerpo, con una violenta viscosidad de molusco. Una secreción pegajosa me iba envolviendo, poco a poco, hasta lograr inmovilizarm...
¿Nos olvidamos, a veces, de nuestra sombra o es que nuestra sombra nos abandona de vez en cuando? Hemos abierto las ventanas de siempre. Hemos encendido las mismas lámparas. Hemos subi...
En el atrio: una reunión de ciegos auténticos, hasta con placa, una jauría de chicuelos, que ladra por una perra. La iglesia se refrigera para que no se le derritan los ojos y los braz...
El 31 de febrero, a las nueve y cuarto de la noche, todos los habitantes de la ciudad se convencieron que la muerte es ineludible. Enfocada por la atención de cada uno, esta evidencia,...
La calle pasa con olor a desierto, entre un friso de negros sentados sobre el cordón de la vereda. ¡Calor! ¡Calor! El candombe le...
¿Si intentara una nube... una pequeña nube, modesta, cotidiana, transportable,
Se podrá discutir mi erudición ornitológica y la eficacia de mis aperturas de ajedrez. Nunca faltará algún zopenco que niegue la exactitud astronómica de mis horóscopos ¡pero eso sí! a ...
Abandoné las sombras, las espesas paredes, los ruidos familiares, la amistad de los libros, el tabaco, las plumas,
Las vertientes las órbitas han per… el olvido su máscara de tapir no v… el gusto el gusto el cauce sus eng… las fluctuantes paredes donde aman… su corola los muslos los tejidos l…
Abra casa de gris lava cefálica y confluencias de cúmulos recuerdo… casa de alas de noche de rompiente… e hipertensos tantanes de impresen…
De oleaje tú de entrega de rediviv… en el la maramor plenamente amada tu néctar piel de pétalo desnuda tus bipanales senos de suave plena…
El bermellón gritaba. Gritaba el verde nilo. El granate, el cobalto, el índigo gritaban. Del negro, al escarlata