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Niebla

Te acuerdas? Junto al mar, que restallaba
sus árboles de espuma vengadora,
cada instante más íntima, la hora,
al desmayar, nos sensibilizaba.
 
De puntillas, el faro atalayaba
tanta otoñal inmensidad sonora.
Él sólo vio acercarse a la invasora,
nòrdica bruma hacia la costa brava.
 
Qué isla de niebla ya. Ceñía el mundo
pálido estuche entre algodòn vacía—
nuestro temblor de razas primitivas.
 
Solos, en el destierro más profundo.
El ciego mar, las rocas auditivas,
el aire inverosímil, tuyo y mío.
 
De Alondra de verdad
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