Fábula
#EscritoresEspañoles #Fábula #SigloXVIII
Un maldito gorrión así decía a una liebre, que una águila oprim… «¡No eres tú tan ligera, que si el perro te sigue en la car… lo acarician y alaban como al cabo
Débil y flaca cierta comadreja, no pudiendo ya más de puro vieja, ni cazaba, ni hacía provisiones de abundantes ratones, como en tiempos pasados,
«¡Ah! ¡quién fuese Caballo! Un Asno melancólico decía; Entonces sí que nadie me vería Flaco, triste y fatal como me hall… Tal vez un caballero
Huyendo de enemigos cazadores una cierva ligera, siente ya fatigada en la carrera más cercanos los perros y ojeadore… No viendo la infeliz algún seguro
Apacentando un Joven su ganado, gritó desde la cima de un collado: «¡Favor!, que viene el lobo, labra… Éstos, abandonando sus labores, acuden prontamente,
El tiempo, que consume de hora en… los fuertes murallones elevados, y lo mismo devora montes agigantados, a un raposo quitó de día en día
A un buen cojo un descortés insultó atrevidamente. Oyolo pacientemente, continuando su carrera, cuando al son de la cojera
En la rama de un árbol, bien ufano y contento, con un queso en el pico, estaba el señor Cuervo. Del olor atraído
Un milano después de haber vivido con la conciencia peor que un fora… enfermó gravemente. Supuesto que el paciente ni a Galeno ni a Hipócrates leía,
Con inminente riesgo de la vida un ciervo se escapó de la batida, y en la quinta cercana de repente se metió en el establo incautament… Dícele un buey: «¿Ignoras, desdic…
Dos machos caminaban: el primero, cargado de dinero, mostrando su penacho envanecido, iba marchando erguido al son de los redondos cascabeles.
Los más autorizados, los más viejo… De todos los Cangrejos Una gran asamblea celebraron. Entre los graves puntos que tratar… A propuesta de un docto presidente…
A las tristes palomas un milano, sin poderlas pillar, seguía en van… mas él a todas horas servía de lacayo a estas señoras. Un día, en fin, hambriento e ingen…
Entre montes, por áspero camino, Tropezando con una y otra peña, Iba un viejo cargado con su leña, Maldiciendo su mísero destino. Al fin cayó, y viéndose de suerte
“¡Que me matan! favor:” así clamab… Una Liebre infeliz, que se miraba En las garras de un Águila sangrie… Á las voces, segun Esopo cuenta, Acudió un compasivo Escarabajo;