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¡Qué trabajo me cuesta dejarte marchar, día! Te vas lleno de mí, vuelves sin conocerme. ¡Qué trabajo me cuesta
Tú querías que yo te dijera el secreto de la primavera. Y yo soy para el secreto lo mismo que es el abeto. Árbol cuyos mil deditos
Sí, tu niñez ya fábula de fuentes. El tren y la mujer que llena el ci… Tu soledad esquiva en los hoteles y tu máscara pura de otro signo. Es la niñez del mar y tu silencio
Cirio, candil, farol y luciérnaga. La constelación de la saeta. Ventanitas de oro
La luna clava en el mar un largo cuerno de luz. Unicornio gris y verde, estremecido, pero extático. El cielo flota sobre el aire
La aurora de Nueva York tiene cuatro columnas de cieno y un huracán de negras palomas que chapotean las aguas podridas. La aurora de Nueva York gime
La elipse de un grito, va de monte a monte. Desde los olivos será un arco iris negro
¡Fita aquel branco galán, olla seu transido corpo! É a lúa que baila na Quintana dos mortos. Fita seu corpo transido,
Amparo ¡qué sola estás en tu casa vestida de blanco! (Ecuador entre el jazmín y el nardo).
En lo alto de aquel monte hay un arbolillo verde. Pastor que vas, pastor que vienes. Olivares soñolientos
Las alegres fiebres huyeron a las… y el judío empujó la verja con el… de la lechuga. Los niños de Cristo dormían, y el agua era una paloma,
Entre mariposas negras va una muchacha morena junto a una blanca serpiente de niebla. Tierra de luz,
Los laberintos que crea el tiempo, se desvanecen. (Sólo queda el desierto.)
El mariquita se peina en su peinador de seda. Los vecinos se sonríen en sus ventanas postreras. El mariquita organiza
Rosa futura y vena contenida, amatista de ayer y brisa de ahora… ¡quiero olvidarlas! Hombre y pez en sus medios, bajo c… esperando en el alga o en la silla…