#1934 #DivánDelTamarit #EscritoresAndaluces #EscritoresEspañoles #EscritoresGranadinos #Generación27
Los laberintos que crea el tiempo, se desvanecen. (Sólo queda el desierto.)
Mi niña se fue a la mar, a contar olas y chinas, pero se encontró, de pronto, con el río de Sevilla. Entre adelfas y campanas
Me miré en tus ojos pensando en tu alma. Adelfa blanca. Me miré en tus ojos pensando en tu boca.
Y que yo me la llevé al río creyendo que era mozuela, pero tenía marido. Fue la noche de Santiago y casi por compromiso.
En el soto, los alamillos bailan uno con otro. Y el arbolé, con sus cuatro hojitas,
Equivocar el camino es llegar a la nieve y llegar a la nieve es pacer durante veinte siglos las… Equivocar el camino
Así te vi La joven muerta en la concha de la cama, desnuda de flor y brisa surgía en la luz perenne.
¿Qué es aquello que reluce por los altos corredores? Cierra la puerta, hijo mío, acaban de dar las once. En mis ojos, sin querer,
Yo no quiero más que una mano; una mano herida, si es posible. Yo no quiero más que una mano aunque pase mil noches sin lecho. Sería un pálido lirio de cal.
Yo era. Yo fui, pero no soy. Yo era... (¡Oh fauce maravillosa
Yo te miré a los ojos cuando era niño y bueno. Tus manos me rozaron Y me diste un beso. (Los relojes llevan la misma caden…
La canción, que nunca diré, se ha dormido en mis labios. La canción, que nunca diré.
Un bello niño de junco, anchos hombros, fino talle, piel de nocturna manzana, boca triste y ojos grandes, nervio de plata caliente,
Me han traído una caracola. Dentro le canta un mar de mapa. Mi corazón se llena de agua
Campanas de Córdoba en la madrugada. Campanas de amanecer en Granada. Os sienten todas las muchachas