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Caña de voz y gesto, una vez y otra vez tiembla sin esperanza en el aire de ayer. La niña suspirando
Detrás de las inmóviles vidrieras las muchachas juegan con sus risas… (En los pianos vacíos, arañas titiriteras.) Las muchachas hablan de sus novios
La cruz. (Punto final del camino.) Se mira en la acequia. (Puntos suspensivos.)
El remanso del aire bajo la rama del eco. El remanso del agua bajo fronda de luceros. El remanso de tu boca
¡Esa esponja gris! Ese marinero recién degollado. Ese río grande. Esa brisa de límites oscuros. Ese filo, amor, ese filo.
Fresquísimas violas. Bandadas de rubores levantados por este don de lágrimas que enlaz… la muchedumbre de las viejecillas con la niña y el niño de mi frente…
El canto quiere ser luz. En lo oscuro el canto tiene hilos de fósforo y luna. La luz no sabe qué quiere. En sus límites de ópalo,
Vi en tus ojos dos arbolitos locos. De brisa, de brisa y de oro. Se meneaban. No quise.
Pulpo petrificado. Pones cinchas cenicientas al vientre de los montes, y muelas formidables a los desfiladeros.
Verte desnuda es recordar la Tier… La Tierra lisa, limpia de caballo… La Tierra sin un junco, forma pur… cerrada al porvenir: confín de pla… Verte desnuda es comprender el ans…
Sobre el monte pelado un calvario. Agua clara y olivos centenarios. Por las callejas
Yo pronuncio tu nombre en las noches oscuras, cuando vienen los astros a beber en la luna y duermen los ramajes
Veinticuatro bofetadas. Veinticinco bofetadas; después, mi madre, a la noche, me pondrá en papel de plata. Guardia civil caminera,
Verde rama exenta de ritmo y de pájaro. Eco de sollozo sin dolor ni labio. Hombre y Bosque.
Granada, calle de Elvira, donde viven las manolas, las que se van a la Alhambra, las tres y las cuatro solas. Una vestida de verde,