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Te llevaste la lámpara, pero conmi…
Más allá de tu nombre y de mi nomb… qué será este esperar sin esperanz…
Viendo allí todavía la sonrisa de aquel Cristo tan pálido yo esta… Y era apenas sonrisa la imprecisa medialuna que el labio dibujaba, la albura melancólica y sumisa
El Señor me ha hospedado en este mundo, hecho por sus propias manos. Ha puesto un fino aire transparente para que yo pueda respirarlo y ver al mismo tiempo a través de él los hermosos p...
El primer velo era blanco y se desprendió suavemente, como nube llevada por la brisa. Rosa-lila, el segundo –ceniza sobre rosas–. Y como una rosa, se deshojó en el aire. Un tercer velo ...
Sobre mi boca está tu mano; tu man… Infinitamente dulce. (A través de… la canción rota como un poco de ag… Sobre mi corazón está tu mano: peq… (Abajo, el corazón se va aquietand…
Este río de nombre musical llega a mi corazón por un camino de arterias tibias y temblor de di… Él no tiene horizontes de Amazonas ni misterio de Nilos, pero acaso
Sol en el agua de la orilla... Pasa una gaviota: Hemos venido al mar. Y la recién casada está contenta;
¿En la vara de Moisés, el de la cabeza flamígera, o en aquella humilde, reseca piedra del desierto? ¿O estaba, desde antes, en la enfebrecida sed, capaz de fecundar arroyos en cada pied...
Yo dejo mi palabra en el aire, sin… Porque ella no es un arca de codic… coqueta que trata de parecer más h… Yo dejo mi palabra en el aire, par… la estrujen o la expriman.
Este espejo colgado a la pared, donde a veces me miro de pasada... es un estanque muerto que han traí… a la casa. Cadáver de un estanque es el espej…
De todos los milagros del Señor, ninguno me parece más bonito que su primer milagro. Es este de las bodas de Canaán, el que menos trasciende a gravedad, el que podía no haberse hecho......
La luna entre los platanales desga… Es como si la palabra adiós, que n… Podríamos caminar hasta mañana y n… Pero nadie camina y nadie permanec… Sólo yo he sentido el frío de la l…
Son estos ojos míos los que me amarran al paisaje de mi ventana. Son mis oídos los que me impiden oír la música que no se oye con oídos. Son estos pies los que me obligan a afirmarme en...
Era mi llama tan azul, que por muc… Después, la llama aquella quemó el…