Ya no te veo.
Ellos siempre están en medio.
Desde la primera noche que te vi
aparecieron.
Aparecieron deslizándose
como una pesada puerta,
como una muralla inmensa
separando tus ojos de los míos.
No sé si tu agradeces su presencia;
Pero a mí me irritan,
me escuecen,
me agobian,
me entorpecen.
No voy a ponerme violenta.
Sólo sé que me siento
aún más chasqueada
que si me quitaran algo de mi pertenencia
y sintiendo el mismo dolor
que si me arrancaran la cara,
admito
que no eres mío.
Ya no te veo.
¡Ellos siempre están contigo!
Ellos siempre están en medio.
Por eso me fui.
Luego te buscaba
sin fuste,
indagaba inconsciente
y tu rastro husmeaba
en cualquier parte,
inquirida como por un instinto recóndito,
azuzada,
rodeada de una luz
¡luminiscente!
Y me vi de repente
jugando
en un dominio desconocido.
Tu ibas por tu decimonona vida
¡Y yo en el limbo!
Y por eso me fui,
me fui y me fui.
Y ahora estoy loca.