#EscritoresMexicanos
Grabó sobre mi faz descolorida su Mane Thecel Phares el Dios fu… y me agobian dos penas sin medida: un disgusto infinito de la vida, y un temor infinito de la muerte.
La santidad de la muerte llenó de paz tu semblante, y yo no puedo ya verte de mi memoria delante, sino en el sosiego inerte
Yo no debo irme: tengo que esperar hasta que la muerte venga a llamar… ¡Tengo que esperar! ¡Cuánto tarda, cuánto!... Pero el tiempo corre
Muy cerca de mi ocaso, yo te bendi… porque nunca me diste ni esperanza… ni trabajos injustos, ni pena inme… porque veo al final de mi rudo cam… que yo fui el arquitecto de mi pro…
Cada rosa gentil ayer nacida, cada aurora que apunta entre sonro… dejan mi alma en el éxtasis sumida… ¡Nunca se cansan de mirar mis ojos el perpetuo milagro de la vida!
El paraíso existe; pero no es un lugar (cual la creen… común pretende) tras el hosco y tr… bregar del mundo; el paraíso exist… pero es sólo un estado de concienc…
¿Por qué tú que me amabas con esa… solicitud celeste, me dejas hoy? ¿… no acudes a mis lágrimas? Es un misterio enorme... Es un misterio enorme..., ¡pero yo…
Por ti, por ti, clamaba cuando sur… infernal arquetipo, del hondo Ereb… con tus neutros encantos, tu faz d… tus senos pectorales, y a mí vinis… Sombra y luz, yema y polen a un ti…
Si tras el negro muro de granito de la muerte hay un mundo, un más… al cruzar el dintel del infinito mi pregunta primer, mi primer grit… ha de ser: “Y ella, y ella, ¿dónde…
quote|Tat tuam asi (Tú eres esto: es decir, tú eres u… y lo mismo que cuanto te rodea; tú eres la cosa en sí) El que sabe que es uno con Dios,…
Había un ángel cerca de mí, mas no le vi... Posó las plantas maravillosas entre las zarzas de mi erial, y yo, en tanto, estaba viendo otras…
Mi amada se fue a la Muerte, partió al Misterio mi amada; se fue una tarde de invierno; iba pálida, muy pálida. Ella que, por su color,
Señor, entre la sombra voy sin tin… la fe de mis mayores ya no vierte su apacible fulgor en mi camino: ¡mi espíritu está triste hasta la… Busco en vano una estrella que me…
Bien sé que no puedes, pobrecita mía, venir a buscarme. ¡si pudieras, vendrías! Acaso te causan
Hasta muriéndote me hiciste bien, porque la pena de aquel edén incomparable que se perdió, trocando en ruego mi vieja rima, llevó mis ímpetus hacia la cima,