Tenías miedo de mi carne mortal y en ella buscabas el alma inmortal. Para encontrarla, a palabras duras, me abrías grandes heridas. Entonces te inclinabas sobre ellas y aspirabas, terrible, el olor de mi sangre.
#EscritoresArgentinos
Tú me quieres alba, Me quieres de espumas, Me quieres de nácar. Que sea azucena Sobre todas, casta.
En el fondo del mar hay una casa de cristal. A una avenida de madréporas da.
Oh mar, enorme mar, corazón fiero De ritmo desigual, corazón malo, Yo soy más blanda que ese pobre pa… Que se pudre en tus ondas prisione… Oh mar, dame tu cólera tremenda,
Redoble en verde de tambor los sap… y altos los candelabros mortecinos de los cardos me escoltan con el a… que un sol esmerilado carga al hom… El sol me dobla en una larga torre
Mi corazón es como un dios sin len… mudo se está a la espera del milag… he amado mucho, todo amor fue magr… que todo amor lo conocí con mengua… He amado hasta llorar, hasta morir…
Hombre, yo quiero que mi mal compr… hombre, yo quiero que me des dulzu… hombre, yo marcho por tus mismas s… hijo de madre: entiende mi locura.…
Ahora quiero amar algo lejano... a algún hombre divino que sea como un ave por lo dulce, que haya habido mujeres infinitas y sepa de otras tierras, y florezc…
Soy suave y triste si idolatro, pu… bajar el cielo hasta mi mano cuand… el alma de otro al alma mía enredo… Plumón alguno no hallarás más blan… Ninguna como yo las manos besa,
Me protegen tus brazos del inviern… Bajo su amparo tierno Dejo pasar las horas en letargo Triste y largo. Siento que toda cosa me es amada,
Hay un cisne que muere cercado en… Un cisne misterioso de ropaje de s… que en vez de deslizarse en la cor… se estanca fatigado de mirar el es… El cisne es un enfermo que adora a…
Buenos Aires es un hombre Que tiene grandes las piernas, Grandes los pies y las manos Y pequeña la cabeza. (Gigante que está sentado
Dientes de flores, cofia de rocío, manos de hierbas, tú, nodriza fina… tenme prestas las sábanas terrosas y el edredón de musgos escardados. Voy a dormir, nodriza mía, acuésta…
Siete veces hicimos en media hora el mismo camino. Íbamos y volvíamos al lado de la verja de un jardín, como sonámbulos. Respirábamos la humedad nocturna y olorosa que subía de los cant...
Esto es amor, esto es amor, yo sie… en todo átomo vivo un pensamiento. Yo soy una y soy mil, todas las vi… pasan por mí, me muerden sus herid… Y no puedo ya más, en cada gota
A pesar de mí misma te amo; eres t… como hermoso, y me dice, vigilante… «¿Para esto elegías? Gusto bajo e… no te vendas a nada, ni a un perfi… Y me dicta el deseo, tenebroso y p…