#EscritoresAndaluces #EscritoresEspañoles #Generación27 #Nana
Para algo llegaste, Altair, desce… de tu constelación en pleno día. Nunca bajó una estrella a enramarse del sol de los olivos, ni la cal de los pueblos
A veces, amor mío, soy tu ángel de… Me levanto de no sé qué guaridas, fulmíneo, entre los dientes una espada de filos amargos, una t… espada que tú bien, mi pobre amor,…
«XI. Desde la ventana de nuestro cuarto, en el hotel Novo Moskovskaia, miro su capital, Moscú, partida por el río Moscova, casi helado, arrastrando grandes manchas de grasa de las fábri...
Cuando para mí eran los trigos viv… y la escarcha los lloros helados d… alguien me enyesó el pecho y la so… traicionándome. Ese minuto fue el de las balas per…
Me digo y me retedigo. ¡Qué tonto! Ya te lo has tirado todo. Y ya no tienes amigo, por tonto. Que aquel amigo
Y el mar fue y le dio un nombre y un apellido el viento y las nubes un cuerpo y un alma el fuego. La tierra, nada.
Dicen que hay toros azules en la primavera del mar. El sol es el caporal y las mantillas las nubes, que las mueve el temporal.
Viento contra viento. Yo, torre de mando, en medio. Remolinos de ciudades bajan los desfiladeros. Ciudades del viento sur,
Mañanita fría. ¡Se ha muerto el mar! La nave que yo tenía ya no podrá navegar. —Mañanita fría,
Canto, río, con tus aguas: De piedra, los que no lloran. De piedra, los que no lloran. De piedra, los que no lloran. Yo nunca seré de piedra.
«Yo me siento muy andaluz, pero no de esa manera localista (...): un andaluz un poco de circunstancias, un andaluz un poco gracioso. Eso no me entusiasma, porque los andaluces de la gen...
Zarza florida Rosal sin vida. Salí de mi casa, amante, por ir al campo a buscarte. Y en una zarza florida
A veces Altair gime largo, tendid… hincada por el viento oscuro que l… agitada en su sima dulce de espumas lentas que la lle… casi a morir sin voz, para salirse
Aun verdes, imagino que algún día de algún año pasado, un curso ido, sobre un mapa en el tiempo desvaíd… estudiábamos juntos geografía. Como los papagayos colegiales,
Perdido está el andaluz del otro lado del río. —Río, tú que lo conoces: ¿quién es y por qué se vino? Vería los olivares