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Diego Hurtado de Mendoza y Pacheco

Diego Hurtado de Mendoza y Pacheco (Granada, 1503 o 1504 - Madrid, 14 de agosto de 1575) fue un poeta y diplomático español, embajador de España en Italia. Desde el siglo XVII hay teorías que apuntan a que fue el autor del Lazarillo de Tormes. Hijo del conde de Tendilla, estudió en Granada y Salamanca. Don Diego tuvo una privilegiada infancia muy influida por la figura paterna. Su padre, Íñigo López de Mendoza y Quiñones, más conocido por el Gran Tendilla, era Capitán General del reino de Granada al tiempo del nacimiento de Diego y tenía su residencia fijada en La Alhambra. Además, siguiendo la tradición familiar de los Mendoza de unir las armas con las letras, quiso dar a sus hijos una educación esmerada, contando con los mejores preceptores de la época y se trajo desde Italia a Granada a Pedro Mártir de Anglería. Así el entorno morisco, por un lado, y el espíritu cultivado y renacentista, por otro, marcaron de por vida al joven. Marchó como embajador a la corte de Enrique VIII, rey de Inglaterra en 1537, que acababa de quedar viudo y donde se le encomendó negociar unas bodas reales que se frustraron. Tras ello fue nombrado embajador en Venecia (1539 - 1547) para representar además a Carlos I en el Concilio de Trento. Embajador en Roma (1547), fue luego gobernador de Siena, donde sofocó una sublevación. Se le acusó de irregularidades financieras, y el proceso que solicitó para demostrar su inocencia se falló treinta años después con su absolución (1578). De regreso a España, fue proveedor de la Armada de Laredo y en 1556 recibió el hábito de la Orden de Alcántara. Tres años después está en Bruselas; durante la agonía del príncipe Don Carlos (1568), tuvo una disputa violenta con un caballero que desembocó en su destierro a Medina del Campo por orden de Felipe II, destierro que meses después se le desplazó a Granada, donde su sobrino el marqués de Mondéjar le puso al frente del ejército que tuvo que combatir la sublevación de los moriscos. En Granada estuvo hasta 1574, año en que se le permitió el acceso a la Corte, si bien no a Palacio. Fue amigo de Santa Teresa de Jesús, con la que mantenía conversaciones piadosas. Obra literaria Diego Hurtado de Mendoza representa al aristócrata militar y humanista del siglo XVI, compaginador de las armas y las letras a la misma altura. Conocía el latín, el griego, el hebreo y el árabe, además de varias lenguas europeas. Reunió una nutrida biblioteca a lo largo de sus múltiples viajes por toda Europa, que legó a Felipe II y fue a parar al Monasterio de San Lorenzo de El Escorial. Junto a Garcilaso de la Vega y Juan Boscán introdujo los nuevos temas, metros y estrofas de la lírica italiana, si bien, al contrario que estos autores, se inclinó más bien por la sátira maliciosa y picante (la Fábula del cangrejo, por ejemplo), y fue el primero en cultivar el burlesco tema del "soneto del soneto". De todas formas, no dejó de emplear el arte menor y en sus versos líricos trasluce una fina melancolía. Destaca su Epístola a Boscán y el poema mitológico Fábula de Hipómenes y Atalanta. Varios autores del siglo XVII atribuyeron a este escritor la autoría del Lazarillo de Tormes, la primera novela moderna española, teoría que alcanzó cierta fama sobre todo en el siglo XIX. En marzo de 2010 la prestigiosa paleógrafa Mercedes Agulló y Cobo descubrió en un inventario de los papeles de Juan López de Velasco (autor de las correcciones de la edición conjunta censurada del Lazarillo y la Propalladia de Torres Naharro titulada Propaladia de Bartolomé de Torres Naharro, y Lazarillo de Tormes)2 que aludían, según esta investigadora, a las cajas de documentación perteneciente a Diego Hurtado de Mendoza, la frase «Un legajo de correcciones hechas para la impresión de Lazarillo y Propaladia», lo cual la llevó a escribir el libro titulado A vueltas con el autor del Lazarillo en el que postula «una hipótesis seria sobre la autoría del Lazarillo, que fortalecida por otros hechos y circunstancias apunta sólidamente en la dirección de don Diego». Lope de Vega lo elogia en su frase «¿Qué cosa aventaja a una redondilla de don Diego Hurtado de Mendoza?». Es autor, asimismo, de una reconocida historia de la Guerra de las Alpujarras basada en sus experiencias militares y políticas durante la sublevación de los moriscos en 1568-1570, que se publicó póstumamente en 1627 por Luis Tribaldos de Toledo bajo el título Guerra de Granada hecha por el rei de España don Philipe II, nuestro señor contra los Moriscos de aquel reino, sus rebeldes. Referencias Wikipedia - http://es.wikipedia.org/wiki/Diego_Hurtado_de_Mendoza_(poeta_y_diplomático)

Luis Antonio de Villena

Luis Antonio de Villena (Madrid, 31 de octubre de 1951)6 es un poeta, narrador, ensayista, crítico literario y traductor español, habitualmente clasificado en el grupo conocido como novísimos o venecianos dentro de las corrientes —generación del 70— de la poesía española contemporánea. Su lírica y prosa, sensible al pasado cultural y a la contemporaneidad, su postura estética, cercana al movimiento dandi, se resume en un epicureísmo homoerótico que asume tradiciones culturalistasn. y decadentes; se percibe una cierta tendencia en su obra, centrada cada vez más en el fracaso y la marginación, aunque en su abundante obra lírica son abundantes los cambios de perspectiva —por ejemplo desde los varios sonetos de «Desequilibrios» a los renovados poemas en prosa de «La prosa del mundo»—. Es uno de los autores más reconocidos de la literatura homosexual en España, asunto que aborda tanto en su obra poética como narrativa. La primera tendencia será la de los continuadores de la estética novísima, que ya en los 80 comienza su declive, y que afecta en especial a los que más defienden el decadentismo y el culturalismo. Serán los llamados posnovísimos de Luis Antonio de Villena. Sus temas versarán en torno a la juventud perdida, al cuerpo, la homosexualidad, el Mediterráneo como espacio de aventura y placer, el tono jubiloso o elegíaco para sus poemas, y los maestros Cavafis, Cernuda, Gil-Albert y Brines {Primero escribí ensayos porque quería ser sabio y luego poesía después de leer a los modernistas y los simbolistas (Manuel Machado, Verlaine, Baudelaire…). A los quince o dieciséis años ya tenía escrito algún libro. Creo que el primero se llamaba «Aromas de ensueño». Luego lo rompí. Posteriormente, en segundo de carrera, ya en la Universidad, tuve un profesor que me empujó a la literatura en vivo, al mundo editorial. Mi primer libro publicado es de cuando yo tenía 19 años, pero ya era mi octavo libro. Luis Antonio de Villena Fue alumno del Colegio del Pilar de Madrid. En su formación influyeron los clásicos grecolatinos y, sobre todo, algunos poetas de la modernidad como Pound o Cernuda. Es licenciado en filología románica y estudió además lenguas clásicas y orientales. Su obra creativa en verso o prosa ha sido traducida a varias lenguas —entre ellas, alemán, japonés, italiano, francés, inglés, portugués o húngaro—. Recibió los premios Nacional de la Crítica en poesía (1981), el Azorín de novela (1995), el internacional Ciudad de Melilla de poesía (1997), el Sonrisa Vertical de narrativa erótica (1999) y el premio de poesía «Generación del 27» (2004). En 2007 obtuvo el II Premio Internacional de Poesía El Viaje del Parnaso, por un libro titulado «La prosa del mundo». Es doctor honoris causa por la Universidad de Lille (Francia) desde noviembre de 2004 y ha realizado traducciones de William Beckford (la Excursión a Batalha y Alcobaça), de los sonetos de Miguel Ángel, del poeta inglés Ted Hughes (ex-marido de Sylvia Plath), del francés Du Bellay, del latino Catulo, de la poesía goliárdica medieval y de la parte de la Antología Palatina denominada «Musa de los muchachos» y compilada por Estratón de Sardes, que reúne poemas homoeróticos de varios autores. Ha escrito numerosos ensayos de crítica literaria y colabora habitualmente en la prensa con artículos de opinión; también ha sido antólogo de poesía joven y ha realizado diversas ediciones críticas. Es, asimismo, un habitual conferenciante y contertulio en radio y televisión. Desde octubre de 2008 a julio de 2010 dirigió y presentó el programa Las aceras de enfrente, en Radio 5 de RNE, dirigido al colectivo LGTB. Actualmente habla de libros en el programa de RNE «El ojo crítico». Obra poética * 1971 Sublime Solarium. Ed. Bezoar, Madrid El título de este libro, proviene del Memoriale sanctorum de Eulogio de Córdoba, escrito hacia el 850 de nuestra era. * 1975 Hymnica. Ed. Ángel Caffarena, Málaga Es una pequeña antología de dos libros aún inéditos entonces, «Syrtes» y «El viaje a Bizancio». * 1976 El viaje a Bizancio. Ed. Diputación Provincial, Málaga El poeta anglo irlandés William B. Yeats, levantó en dos de sus mejores poemas una ciudad-símbolo. Bizancio como enclave de eternidad. * 1978 El viaje a Bizancio. Colección Provincia, León Edición definitiva del libro homónimo. * 1979 Hymnica. Ed. Hiperión, Madrid Recoge poemas escritos por el autor entre junio de *1974 y abril de 1978. * 1981 Huir del Invierno. Ed. Hiperión, Madrid (Premio de la Crítica) La búsqueda de todo lo que la luz y el meridiano representan. * 1981 Un paganismo nuevo (antología). Ed. Olifante, Zaragoza Antología de la obra lírica de Luis Antonio de Villena hasta 1981. * 1983 Poesía 1970-1982 (con prólogo de José Olivio Jiménez), Ed. Visor, Madrid Esta es la primera vez que Villena reunió su poesía completa hasta «Huir del Invierno» inclusive. * 1984 La muerte únicamente. Ed. Visor, Madrid Canto a la belleza y profesión del deseo. * 1986 Marginados (antología). Ed. La pluma del águila, Valencia Conjunto de poemas inéditos; no guarda relación con la obra homónima de 1993. * 1989 Poesía 1970-1984. Ed. Visor, Madrid Ampliación de la anterior obra completa. * 1990 Como a lugar extraño. Ed. Visor, Madrid Lleva la poesía de Villena a dos puntos opuestos y complementarios: metafísica y sensibilidad, sexo y renuncia, lenguaje literario y directo. * 1993 Marginados. Ed. Visor, Madrid Es poesía social: de la pena, la rabia, la pasión y el desprecio. * 1995 La belleza impura (Poesía 1970-1989). Ed. Visor, Madrid En este volumen se recoge la obra del autor hasta 1989, ampliando la anterior edición publicada bajo el título «Poesía * 1970-1982». * 1996 Asuntos de delirio. Ed. Visor, Madrid Una posible influencia la deja entrever Villena al mencionar una entrevista, fechada en Turín en 1951 hecha a Montale: «Habiendo sentido desde que nací una total desarmonía con la realidad que me rodeaba… Quizá yo sea un enamorado de todas las realidades por disgusto. Detesto la normalidad. Y detesto a quienes han levantado el ominoso monumento a esa Normalidad, que nos lleva a todos a la grisalla y a la muerte». * 1998 Celebración del libertino. Ed. Visor, Madrid (XIX Premio Ciudad de Melilla) En el francés del siglo XVII, libertin pasó a ser quien no se sometía a las creencias o prácticas de la religión. Y, como consecuencia, quien buscaba una vida distinta, desarreglada, respecto a la moralidad al uso. * 1998 Afrodita mercenaria. Ed. Árgoma, Santander. Antología temática que recoge, hasta el año de su publicación, una serie de poemas sobre el «amor mercenario». * 2000 Syrtes. Ed. DVD Barcelona Se trata del segundo libro de poemas de Villena, escrito en 1972, que por no encontrar editorial en su momento permaneció inédito hasta el año 2000. * 2001 Las herejías privadas. Ed. Tusquets, Barcelona Un libro contra la culpa y contra el daño. * 2003 10 sonetos impuros. Ed. Renacimiento, Sevilla. Anticipo de Desequilibrios. * 2004 Desequilibrios. Ed. Visor, Madrid Colección de 51 sonetos, la mayoría de ellos irregulares en pos de sonoridades y modos nuevos, pero todos se atienen a la estructura del soneto (dos cuartetos y dos tercetos, en algunas ocasiones con estrambote).1 * 2004 Alejandrías (Antología). Ed. Renacimiento, Sevilla. En palabras de Juan Antonio González Iglesias: «Para la presente antología, Luis Antonio de Villena ha elegido un título en plural, Alejandrías. […] Es, en fin, la ciudad de las antologías y de los comentarios que unos poetas hicieron a la obra de otros». * 2005 Los gatos príncipes. Ed. Visor, Madrid (VII Premio Generación del 27) Recopilación de poemas escritos entre la primavera de 1998 y la primavera final de 2001. * 2006 Países de luna. Ediciones Centro Generación del 27. Málaga. Adelanto de nuevos poemas. * 2007 La prosa del mundo Visor, Madrid. Poemas en prosa: o sea, poemas con ritmos nuevos y un punto de narratividad. * 2008 Honor de los vencidos. Fondo de Cultura Económica. México. Antología de su obra poética a cargo de Martín Rodríguez-Gaona que reúne textos de todos sus libros de poesía publicados desde 1972 a 2006. * 2009 La prosa del mundo Visor, Madrid. (2ª edición) Añadidos 40 poemas de fines de 2007. * 2011 Caída de Imperios. Renacimiento, Sevilla. Se trata de un recopilación de poemas en prosa inéditos. * 2012 Proyecto para excavar una villa romana en el páramo. Visor, Madrid. Un libro elegíaco sobre el tiempo, su tránsito y sus bellezas. Obra narrativa * 1980 Para los dioses turcos (relatos). Ed. Laertes, Barcelona. Libro de relatos, es la primera obra de narrativa de Luis Antonio de Villena; fue reeditado en Ed. Planeta, Barcelona dentro de La fascinante moda de la vida. * 1982 Ante el espejo. Ed. Argos-Vergara, reeditado en Ed. Mondadori. Fue la primera novela publicada por el autor. Es la historia de un adolescente solitario, enfrentado a la promesa de un mundo que le fascina y teme, y al ámbito cerrado de una familia aristocrática y en decadencia. * 1983 Amor Pasión. Ed. Laertes, Barcelona, reeditado en Espasa-Calpe. Un relato de amor sobre los sucesos que irrumpen en la vida de un joven profesor universitario. * 1986 En el invierno romano. Ed. Plaza-Janés, (reeditado en Ed. Planeta dentro de La fascinante moda de la vida). Fue el segundo libro de relatos publicado por Luis Antonio de Villena. * 1989 Chicos. Ed. Mondadori, reeditado en Ed. Planeta, Barcelona (también en bolsillo). Una novela coral, compuesta de 8 relatos. * 1992 Fuera del mundo. Ed. Planeta, Barcelona (reeditado en 2011 por Cabaret Voltaire, Barcelona). Novela lírica, aventurera, romántica. * 1994 Divino. Ed. Planeta, Barcelona. Novela escrita en diferentes voces y planos, sobre los estetas y novelistas galantes de los años veinte. * 1994 El tártaro de las estrellas Ed. Pretextos (también en edición de kiosco). Recopilación de cuentos escritos entre 1985 y 1992. Para el autor, el cuento «es la poesía de la prosa. Debe tener intensidad dentro de la narratividad. Ofrece sólo un fragmento, pero lo exalta». * 1995 El burdel de Lord Byron. Ed. Planeta, Barcelona (Premio Azorín). Novela donde se establece una relación fictia entre una moza llamada Lily y Lord Byron. * 1996 Fácil. Ed. Planeta, Barcelona (también en bolsillo). Novela donde «un joven de aire perdido se acerca a un escritor, que gusta de los ambientes turbulentos, y le propone contarle su vida: una vida oscura». * 1997 El charlatán crepuscular. Ed. Planeta, Barcelona. Novela que relata el último encuentro entre Oscar Wilde y su antiguo amante Lord Alfred Douglas, que tiene lugar en 1898 en un viejo café parisino. * 1998 Oro y locura sobre Baviera. Ed. Planeta, Barcelona. Novela que ahonda en la figura del rey Luis II de Wittelsbach. * 1999 La fascinante moda de la vida. Ed. Planeta, Barcelona. Reúne dos libros de cuentos y un relato inédito. * 1999 Madrid ha muerto. Ed. Planeta, Barcelona (varias ediciones en Planeta, reeditado en 2006 por El Aleph, Barcelona) Novela coral donde el narrador, Rafa Antúnez, quiso ser escritor y es guionista de cine.2 El autor ha confesado que la inspiración principal de ésta obra se halla en su participación como «espectador» en la movida, en compañía de Fernando Savater. * 1999 El mal mundo. Ed. Tusquets, Barcelona (XXI Premio La Sonrisa Vertical). Recopilación de dos relatos líricos y complementarios. * 2000 Pensamientos mortales de una dama. Ed. Planeta, Barcelona. Novela lírica donde de Villena traza un retrato femenino. * 2003 La nave de los muchachos griegos. Ed. Alfaguara, Madrid. Novela que narra la vida y últimos años de Petronio, autor de El Satiricón; además de otras historias sobre: Edward Carpenter, Maurice Sachs, William Burroughs, Oscar Wilde, Julián del Casal y William Beckford. * 2004 El bello tenebroso. Ed. La esfera de los libros, Madrid. Relato sobre la necesidad de la rebeldía como contraposición a una vida «normal». * 2004 Huesos de Sodoma. Ed. La Odisea Editorial S., Madrid. Novela sobre la posibilidad de un mañana en el que los homosexuales de todo el mundo se dividen en dos facciones a raíz del descubrimiento de los restos de Sodoma. * 2004 Patria y sexo. Ed. Seix Barral, Barcelona. Dos segmentos de autobiografía: el adolescente parafascista de la OJE (Organización Juvenil Española) y la pausa o intervalo del servicio militar. * 2005 Los días de la noche. Ed. Seix Barral, Barcelona. En palabras del autor: «Son unas memorias parciales. Porque no hablan de mi vida toda en aquellos años (1974-1978) sino sólo de los momentos o historias que circularon con notable intensidad alrededor del momento poemático. A veces pienso que aquéllos fueron los días más felices de mi vida». * 2006 Retratos (con flash) de Jaime Gil de Biedma. Ed. Seix Barral, Barcelona. Aproximación biográfica sobre Jaime Gil de Biedma que incluye la reproducción facsimilar de la presentación inédita de Gil de Biedma pronunciada por Villena en 1976. * 2006 Mi colegio Ed. Península, Barcelona Libro de memorias, escrito mediante escenas o estampas sin sucesión cronológica. * 2007 El sol de la decadencia. Ed. El Aleph, Barcelona (también en libro electrónico). Novela donde un joven estudiante de literatura acepta un peculiar trabajo: escribir las memorias de Alfred Taylor, anciano caballero inglés afincado en California y retirado del mundo del cine. * 2010 Malditos Ed, Bruguera, Barcelona. Novela que se enfoca en la repercusión de Emilo Jordán en grupos juveniles. * 2012 Majestad caída Ed, Alianza, Madrid. Aproximación biográfica sobre Anibal Turena, poeta y pintor de origen francés. Ensayo * 1974 El dandismo. Ed. Felmar. Incluye traducciones de Baudelaire, Barbey y Balzac. * 1975 La revolución cultural (Desafío de una juventud). Ed. RTV Planeta, Barcelona. Testimonio de una época en la que tuvieron lugar importantes cambios sociales y culturales. * 1976 Antología general e introducción a la obra de Manuel Mújica Lainez. Ed. Felmar, Madrid. * 1978 Dados, amor y clérigos (Los goliardos en la Edad Media europea). Ed. Cupsa, Madrid (reeditado en 2010 por Renacimiento, Sevilla). Estudio sobre la poesía y los clérigos medievales. * 1979 Catulo. Ed. Júcar. * 1979 Oscar Wilde, reeditada en Planeta en 2001 (corregido y aumentado) bajo el título de «Wilde Total». * 1982 Heterodoxias y contracultura (con Fernando Savater). Ed. Montesinos, Barcelona. * 1983 Corsarios de guante amarillo. Ed. Tusquets, Barcelona (reeditado por la editorial Valdemar, 2003). Aproximación a los los dandis británicos William Beckford, Lord Byron, Oscar Wilde y los hispánicos Antonio de Hoyos y Vinent y Luis Cernuda. * 1984 El razonamiento inagotable de Juan Gil-Albert. Ed. Anjana, Madrid. * 1986 José Emilio Pacheco. Ed. Júcar, Madrid. Ensayo sobre José Emilio Pacheco (México, * 1939), autor de obras poéticas en el ámbito hispánico. * 1986 La tentación de Ícaro. Ed. Lumen. * 1988 Máscaras y formas del Fin de Siglo. Ed. Libros del dragón (reeditado en 2002 en Ed. Valdemar, Madrid). Recopilación de una serie de textos sobre escritores, pintores y sus obras, emparentados con la corriente estética de finales del siglo XIX. * 1989 A la contra. Ed. Regional de Extremadura. Colección de artículos compilados por la Editora Regional de Extremadura. * 1991 Yo, Miguel Ángel Buonarotti. Ed. Planeta, Barcelona (reeditado como Miguel Angel Buonarrotti, el genio nocturno Booket, 2005). Aproximación biográfica sobre el pintor renacentista. * 1992 El libro de las perversiones. Ed. Planeta, Barcelona. Ensayo donde se realiza una indagación sobre los límites de la conducta humana y sobre las fronteras admisibles de su sexualidad. * 1993 Leonardo Da Vinci (una biografía). Ed. Planeta, Barcelona. Aproximación biográfica sobre el pintor renacentista. * 1994 Antibárbaros. Ed. Renacimiento, Sevilla (artículos). Serie de artículos sobre temas diversos cuyo denominador común es la anti-barbaridad. * 1995 Carne y tiempo (lecturas e inquisiciones sobre Constantino Kavafis). Ed. Planeta, Barcelona. Ensayo sobre la poesía de Constantino Kavafis. * 1997 Lecciones de estética disidente. Ed. Pre-Textos, Valencia. * 1997 Biografía del fracaso. Ed. Planeta, Barcelona . Como de Villena dice: «…se podría trazar una tipología razonada del perdedor: el que no pudo, el que no quiso, el que cayó más lejos. El cobarde, el excesivo, el aceptador, el comprado. El que asume una cierta mediocridad, el que se rebela, el que se destruye a sí mismo. Perdedores todos, se comportan de manera muy distinta». * 1998 El ángel de la frivolidad y su máscara oscura (Mundo y literatura de Álvaro Retana). Ed. Pre-Textos. Ensayo sobre la vida y la literatura de Álvaro Retana. * 2000 Teorías y poetas. Ed. Pre-Textos, Valencia. Ensayos genéricos sobre los poetas de la «generación del 80». * 2000 Caravaggio, exquisito y violento. Ed. Planeta, Barcelona. Aproximación biográfica sobre el pintor: «Este libro procede de una obsesión y una fascinación por la obra y la figura de Caravaggio, genio mayor de la pintura y hombre turbulento». * 2000 Diccionario esencial del fin de siglo. Ed. Valdemar, Madrid. Recoge los términos fundamentales que configuran, caracterizan y marcan la crisis del fin de siglo. * 2001 Wilde total. Ed. Planeta, Barcelona. Aproximación biográfica ampliada sobre el escritor, el tomo se cierra con una bibliografía esencial y una cronología. * 2001 Los andróginos del lenguaje. Ed. Valdemar, Madrid (artículos). Recopilación de artículos escritos entre 1987 y el 2000. * 2002 Mitomanías. Ed. Planeta, Barcelona. Aproximación biográfica sobre 37 personajes españoles. * 2002 Luis Cernuda, poeta, mundo, demonio. Ed. Omega, Barcelona. Aproximación biográfica sobre el escritor que incluye una antología de poemas en verso y en prosa del retratado (seleccionados por el propio Villena). * 2002 Rebeldía, Clasicismo y Crisis (Luis Cernuda, asedios plurales a un poeta príncipe). Ed. Pre-Textos, Valencia (artículos). Una colección de estudios sobre el personaje en el centenario de su nacimiento. * 2004 Madrid. Ed. Península, Barcelona. En palabras de su autor: «No, este libro no es ni ha querido ser una Guía de Madrid. Hay muchas. Tampoco un diccionario de madrileños o vecinos ilustres de la Villa. También existe tal diccionario. Nada, pues, de enciclopedias ni de sistema. Este es mi libro sobre Madrid». * 2007 La felicidad y el suicidio. Ed. Bruguera, Barcelona. Ensayo sobre la felicidad y el suicidio. * 2007 Parejas de sexo igual. Ed. Littera. Recopilación de artículos publicados en el diario El Mundo durante el verano de 2005. * 2008 Héroes, atletas, amantes. Historia esencial del desnudo masculino. Ed. Península, Barcelona. Aproximación a un tema esencial del arte. * 2008 Decadencias. Prólogo de David Pujante, Universidad de Valladolid. Conjunto de artículos varios; en palabras de su autor: «Nunca me he considerado periodista, pero sí un escritor que ha sido gozosamente tentado por el periodismo». * 2008 Biblioteca de clásicos para uso de modernos. Diccionario personal de griegos y latinos. Gredos, Barcelona-Madrid Diccionario personal que se sustenta en la afición personal del autor con los clásicos grecolatinos. * 2009 El Gatopardo. (La transformación y el abismo). Gedisa Editorial, Barcelona. Ensayo sobre la película de Luchino Visconti. * 2010 Nuevas semblanzas y generaciones Pre-Textos, Valencia. Aproximación biográfica a escritores que Luis Antonio de Villena conoció y trató personalmente. * 2011 Diccionario de mitos clásicos para uso de modernos. Gredos, Madrid. Diccionario personal que se sustenta en la afición personal del autor con los clásicos grecolatinos. * 2011 Mártires de la Belleza. Cabaret-Voltaire, Barcelona. Según la descripción oficial: «Bellos y bellas, muy a menudo, cuando sólo es belleza su equipaje (o nadie sabe ver más) terminan sus efímeras carreras en la sordidez, el olvido o el lodo, y en cualquier caso completamente olvidados de ese mundo que los aplaudió y deseó cuando eran hermosos». * 2013 André Gide (La evolución del intelectual moderno). Cabaret-Voltaire, Barcelona. Ensayo literario sobre André Gide, recorrido por su evolución intelectual. =Referencias Wikipedia – http://es.wikipedia.org/wiki/Luis_Antonio_de_Villena

Fernando de Herrera

Fernando de Herrera fue yn poeta español nacido en Sevilla en 1534 y muerto en su ciudad natal en 1597. Por la perfección formal que alcanzó su poesía, depositaria de los ecos postrimeros de la herencia petrarquista recogida y difundida por Boscán y Garcilaso, fue conocido entre sus coetáneos por el sobrenombre de “El Divino”. Vida Pocos datos conocemos acerca de la vida de este poeta del siglo XVI español. Nació en Sevilla, hijo de honrados padres, posiblemente hidalgos. No sabemos con seguridad dónde estudió; pudo hacerlo en el colegio fundado por Maese Rodrigo Fernández de Santaella, reconocido por la ciudad de Sevilla como Colegio de Santa María de Jesús; también existe la posibilidad de que lo hiciera en el Estudio de San Miguel. Lo que sí se puede afirmar con certeza es que no debió de terminar los estudios, pues no logró ninguno de los títulos académicos que, sin duda, habría añadido a su nombre. Recibió las Órdenes Menores de Ostiario, Lector, Exorcista y Acólito, lo que le permitió solicitar y obtener un beneficio en la parroquia de San Andrés en Sevilla. Sus obligaciones se limitaban a cantar en el coro, a leer su breviario y a asistir con su vestimenta eclesiástica a una misa dominical o diaria. En 1565 trasladaron definitivamente su residencia a Sevilla don Álvaro de Portugal, conde de Gelves, y su esposa doña Leonor de Milán. El Conde auspició una tertulia literaria a la que asistían, entre otros, Juan de Mal Lara, el licenciado Pacheco, Baltasar del Alcázar, Juan de la Cueva, Mosquera de Figueroa, y el propio Herrera. La Condesa causó un gran impacto en Herrera, quien la convirtió en el centro de su poesía amatoria. La relación entre la noble y el poeta fue de gran confianza, pues doña Leonor lo hizo depositario de su testamento. Los últimos años de su vida los pasó calladamente en la ciudad de Sevilla, donde murió en 1597, a los 63 años de edad. Fue un hombre de una gran cultura, como atestigua su biógrafo Pacheco: tuvo lección particular de los santos, supo las matemáticas y la geografía, como parte principal, con gran eminencia. También poseía conocimientos de filosofía y de medicina. Era además un gran conocedor de las lenguas y literaturas griega y latina; en esta última escribió algunas composiciones, como recordaba Francisco de Rioja: “supo la lengua latina muy bien, y hizo en ella muchos epigramas, llenos de arte y de pensamientos y modos de hablar, escogidos en los más ilustres escritos antiguos”. Obra El catálogo de sus obras incluye dos grupos: obras conservadas y obras perdidas. El primero se reduce a cuatro libros en prosa: Relación de la guerra de Chipre, y suceso de la batalla naval de Lepanto, publicada en Sevilla por Picardo en 1572, que contiene al final uno de los poemas más famosos del vate sevillano, la "Canción en homenaje a don Juan de Austria por el triunfo de Lepanto"; Tomás Moro, vida ejemplar del santo inglés, impresa en Sevilla en 1592 por Alonso de la Barrera; Las Obras de Garcilaso de la Vega con Anotaciones de Fernando de Herrera (Sevilla, 1580), considerado por Antonio Alatorre como "el libro más hermoso de crítica literaria y de erudición poética que se escribió en la España del Siglo de Oro". Se trata de un libro en el que se edita con comentario la obra poética de Garcilaso, pero en él se halla un compendio de creación poética, de retórica y de crítica literaria, a lo que hay que añadir una amplia erudición enciclopédica y un esbozo del arte poética que nunca escribió. Obra muy relacionada con esta última, aunque no fue impresa en vida del poeta es la Respuesta a las Observaciones del Prete Jacopín, en la que Herrera se defiende de los ataques que contra las Anotaciones había lanzado el Condestable de Castilla. A estas obras en prosa hay que añadir su libro de poesías, publicado en Sevilla en 1582 bajo el título de Algunas obras, libro que contiene 91 composiciones desglosadas de la siguiente manera: 78 sonetos, 7 elegías, 5 odas y una égloga. A estas obras hay que añadir poemas sueltos escritos para los preliminares de libros de amigos suyos, y un gran número de composiciones que se han conservado en manuscritos dispersos en distintas bibliotecas. De las obras perdidas tenemos noticias gracias a las citas que de ellas hacen el propio Herrera, Pacheco, Francisco Rioja o el Licenciado Duarte. Pacheco, en la semblanza biográfica que acompaña a su Libro de descripción de verdaderos retratos de ilustres y memorables varones, cita varias de estas obras: un poema trágico de los "Amores de Lausino y Corona", varias églogas, la Gigantomachia, la traducción del Rapto de Proserpina de Claudiano, y, por último, una historia general del mundo hasta el reinado de Carlos V; a este catálogo, Francisco Rioja añadió un Amadís. Algunas de estas obras nunca llegaron a terminarse y algunas quizás ni siquiera a escribirse. Ninguno de sus amigos y biógrafos nos da noticias de lo que sucedió con estos textos herrerianos, aunque Pacheco y el Licenciado Duarte hablan de una usurpación, pero sin especificar el autor o autores de semejante robo o destrucción. La parte más importante de su producción literaria es, sin lugar a dudas, la poesía; es gracias a ella que Herrera ocupa un lugar destacado en la literatura española. Tal y como correspondía a un poeta de su época, el vate sevillano transitó diversos temas: poesía amorosa, poesía heroico-patriótica y poesía laudatoria. La tradición poética en la que se inserta la poesía amorosa de Herrera participa del petrarquismo, del neoplatonismo y de los tratados filográficos, como los Diálogos de amor de León Hebreo. Las tres corrientes de pensamiento aparecen recogidas en el Canzoniere de Petrarca, poeta cuya influencia en la poesía española del Siglo de Oro es fundamental; Herrera es quizás el poeta español más consciente de la importancia del escritor florentino. Por ello la poesía del sevillano se halla impregnada de conceptos y temas petrarquistas, que en ocasiones coinciden con los planteamientos neoplatónicos, e incluso con la tradición cortés iniciada en Provenza en el siglo XII. Uno de los rasgos petrarquistas que penetró en la práctica herreriana, aunque ya se había dado en nuestro siglo XV y en autores posteriores (Garcilaso), es el concepto del amor por destino: el poeta ya desde su nacimiento está destinado a amar a una mujer. Herrera creía haber nacido bajo el signo del amor, y así lo manifiesta en algunos de sus versos, como se puede apreciar en los dos versos de un soneto, en el que leemos: "Nací yo por ventura destinado / al amoroso fuego". Pero este destino no presupone una vida feliz, puesto que el amor petrarquista -y aquí se aprecia la influencia cortés- significa dolor. La amada rechaza al poeta, que es consciente de que los sentimientos que siente y expresa a la mujer que ama nunca serán correspondidos; amar es sufrir. De esta forma el dolor se convierte en el sustituto del placer, el amante se entrega a la amada en espera de recibir más tormento; su libertad, su voluntad se han rendido a la libertad y a la voluntad de la mujer. Este sometimiento absoluto culmina con un deseo de total sacrificio, que va a desembocar en la muerte. A este sentimiento se llega por el estado de angustia y desesperación en que vive el poeta, que provocan en él un estado de desconcierto y confusión obsesivos; la confusión y el desconcierto los expresa así Herrera: "Sigo por un desierto no tratado, / sin luz, sin guía, en confusión perdido". Otro de los conceptos petrarquistas es el de la consideración de la amada como guía, como la luz que conduce al poeta hacia el cielo. Siguiendo esta tradición el poeta sevillano la denomina como Luz, Estrella, Lumbre, Lucero, Sirena; todos nombres que pertenecen al campo semántico de luz. Es la luz que, dentro de la filosofía neoplatónica, guía la ascensión del amante, ascensión que en Herrera es descrita con la simbología de la literatura mística: "Y la frágil corteza dejo al suelo que impide con su peso el leve vuelo; y contemplo por vos la suma alteza, el celestial espíritu y la gloria de la inmortal belleza, y a vos os debo aquesta gran victoria". Pero esta espiritualidad expresada con un lenguaje sacado de la tradición mística no supone el desechar la sensualidad. En este sentido, Herrera refleja el pensamiento de los filósofos neoplatónicos que, como Plotino, veían en el contacto sexual una aceptable forma de expresar los sentimientos amorosos. En su poesía hallamos referencia a los besos como una forma de expresar esa comunicación que debe establecerse entre los amantes. La obra que mejor refleja la compenetración herreriana con el mundo poético petrarquista es Algunas obras, poemario publicado en 1582 en Sevilla. En este libro, Herrera asimiló perfectamente el significado del Canzoniere como historia amorosa; hasta tal punto se ha producido esa asimilación que Gallego Morell lo considera como reducido "Cancionero en honor de Madonna Leonor". Varios son los puntos de contacto entre ambos cancioneros: en primer lugar, los poemas siguen una secuencia narrativa y no cronológica; en segundo lugar, se intercalan poemas laudatorios y heroico-patrióticos para definir la personalidad y el momento histórico del escritor; en tercer lugar, hay alternancia de formas métricas, y, por último, aparece una única amada, fijada en parónimos. La principal característica de este cancionero es su concepto de historia amorosa. El primer punto a destacar es la veracidad o fingimiento de la pasión herreriana hacia doña Leonor de Milán. Ya desde el Cancionero de Baena se exigía al auténtico poeta "que siempre se precie e se finja de ser enamorado". Los filógrafos neoplatónicos repitieron la misma idea; León Hebreo escribió que "en el mundo carece de ser quien carece de amor". Por tanto, el amor que Herrera manifiesta hacia su Luz es un amor literario, vivido en la poesía. El poeta sevillano, para seguir la tradición literaria petrarquista, continuada en España por Garcilaso, necesitaba crear una amada que compitiese con la Laura de Petrarca o la Isabel garcilasiana. Por ello surgió Luz, alter ego literario de doña Leonor de Milán, como centro del universo poético herreriano. Esta historia de amor se inicia, de acuerdo al canon petrarquista, con un soneto-prólogo escrito desde la madurez sentimental y humana y con conciencia de haber errado en su pasión. Pero a diferencia de Petrarca, que escribe su poema desde una pasión ya superada y con una intención moralizante, Herrera se halla inmerso en la suya y no demuestra ningún deseo de claudicación: "Sigo al fin mi furor, porque mudarme / no es honra ya, ni justo que s’estime / tan mal de quien tan bien rindió su pecho". Este primer poema muestra ya las dos pasiones que van a convivir a lo largo del poemario: la audacia y el temor. Lo que falta en esta primera etapa de la historia amorosa es la referencia a las circunstancias en que se produjo el primer encuentro entre el poeta y su amada; poema que debía recordar al "Era il giorno ch’al sol si scoloraro" petrarquista. Eso sí, Herrera se sirve de los tópicos del florentino para narrar su rendición: el hielo, es vencido por el fuego que desprende la amada, y el poeta arde en él mísero y engañado, sin esperanza. La primera parte del libro aparece dominada por una actitud de súplica; Herrera implora a la amada su atención, su mirada, como medio de aliviar su tormento: "Vuelve tu luz a mí, vuelve tus ojos, / antes que quede oscuro en ciega niebla". Pero la respuesta esperada no llega. Estos poemas constituyen un extenso monólogo; no hay comunicación entre el poeta y su amada; ésta no tiene voz, es únicamente receptora de las amargas quejas de su amante. El silencio se rompe sólo en la elegía III, momento culminante de la narración amorosa, cuando Luz le declara su amor y los tormentos que por él está sufriendo. Es el momento de la euforia, de la victoria del poeta que ve de esta manera recompensados sus tormentos. Para destacar más esa sensación de triunfo, el poeta la hace coincidir con el momento en que la armada de don Juan de Austria, vencedora en Lepanto, se halla fondeada en el puerto sevillano. A partir de este momento, se da una tensión amorosa entre la esperanza y el desengaño. Este proceso culmina en el soneto XXXIII, "Ardientes hebras, do s’ilustra el oro", en el que se produce la exaltación de la belleza de la amada, con alusiones al cabello, a los ojos, a las mejillas, a los dientes, al cuello y, por último, a su "angélica armonía". Pero esta tensión se rompe pronto y desparece la esperanza, quedándole sólo al amante el recuerdo del placer pasajero. Al recuerdo de la gloria le acompañan el dolor y el desengaño ante la crueldad de la amada. Recurre entonces, para demostrar la grandeza de su tormento, al mito de Prometeo (soneto XLVI), aunque su suplicio es más doloroso que el de este héroe mitológico, puesto que es su corazón el que es comido y no existe ningún Hércules que pueda liberarle. A partir de aquí el poeta, que pretende recuperar su libertad, se halla inmerso en una lucha entre la razón y la pasión, que provoca una gran confusión de la que sólo se libera en el soneto final. En él Herrera narra la ruptura de su yo poético con el amor: "No más; baste, cruel, ya en tantos años rendido haber al yugo el cuello yerto, y haber visto en el fin tu desvarío. Abra la luz la niebla a tus engaños, antes que el lazo rompa el tiempo, y muerto sea el fuego del tardo hielo mío". Esta composición cierra el cancionero herreriano. Pero faltan en él los poemas in morte. No sabemos la razón de esta ausencia; quizás nunca fueran escritos o sí lo fueron, pero al tratarse de una antología representativa de su producción poética pudieron quedar fuera. Otra corriente poética que trató el amor fue el de la poesía cancioneril castellana del siglo XV, cuyo mejor ejemplo es el Cancionero general de Hernando del Castillo, impreso por primera vez en 1511, pero que pervivió en la tradición poética castellana del siglo XVI. Las razones que movieron a Herrera a continuar esta tradición fueron dos: por una parte, la idea renacentista de continuar una tradición nacional; por otra, el deseo de demostrar su perfecto dominio de la técnica poética, necesaria para desarrollar este tipo de lírica en la que se buscaba el virtuosismo formal. Las dos vertientes, la petrarquista y la cancioneril, no representan dos polos opuestos, sino que son complementarias; cada una de ellas influirá en la otra, aunque ambas conservan sus características distintivas. La diferencia que separa ambas tendencias se halla en el sentimiento que el poeta es capaz de comunicar a través de ellas. En su obra petrarquista hay una pasión vivida, aunque ésta sea literaria, elemento que falta en su poesía en metros castellanos. El lector no siente la autenticidad vital en estos poemas; todo parece quedarse en un mero juego poético, en la búsqueda de la perfección formal. Herrera incorpora a esta poesía su saber humanístico y su extenso conocimiento de la labor de los poetas del siglo XV, pero no penetra en la poesía, no deja su huella personal, sus propias emociones. Refleja, en cambio, de manera obediente las normas del amor cortés. Así, conceptos como el amor considerado como servicio del amante hacia la amada, el secreto, la dama presentada como la "belle dame sans merci", la lucha entre la razón y la pasión que termina con el triunfo de la segunda, son rescatados por Herrera en estas poesías. Otra de las vertientes poéticas que transitó fue la de la poesía heroico-patriótica. Las razones que le hicieron abordar este tipo fueron dos: en primer lugar, por la tradición del canzoniere petrarquista, que se servía de ella para fijar la temporalidad histórica de la peripecia amorosa; en segundo lugar, porque la poesía épica, ya desde la Poética de Aristóteles, era considerada como el género más prestigioso. El propio Herrera se refiere a esta última causa en uno de sus poemas, en el que reconoce la superioridad de la obra épica de Homero o Virgilio sobre la poesía amorosa de Tíbulo, aunque en el poema reconoce la imposibilidad de apartar su inspiración de su amada. Por otra parte, en sus poemas nos encontramos con una mezcla de elementos heroicos en la poesía amatoria y líricos en la heroica, como símbolo de una concepción que señalaba ambos procesos como igualmente gloriosos. Herrera era consciente del concepto pindárico de la poesía como inmortalizadora de las gestas heroicas, y por ello emprendió, dentro del fervor nacionalista del Renacimiento, la labor de rescatar del olvido las hazañas de algunos héroes medievales españoles: Pelayo, Fernán González, el Cid, Gonzalo Fernández de Córdoba. Pero la enumeración y la exaltación no se detienen en el pasado, sino que entre todos los héroes emerge la figura de don Juan de Austria, el vencedor de Lepanto. También escribió encendidos elogios de Carlos V y de Felipe II, a los que exalta por sus luchas contra los enemigos de Dios, dentro del concepto de la época que veía en España la cabeza de la Cristiandad. Los estudiosos de la obra de Herrera han apreciado en este género poético una progresión gradual desde la predominante aparición de motivos mitológicos hasta una completa cristianización, representada por el uso exclusivo de temas y motivos bíblicos. Esta progresión no es lineal, puesto que el hito intermedio ("Canción al Santo Rey don Fernando"), en el que los elementos mitológicos van desapareciendo, fue escrita casi diez años más tarde que la "Canción en alabanza de la divina magestad, por la victoria del señor don Juan", que representa el triunfo de la cristianización de esta poesía. Los dos poemas más importantes en este género son "Cantemos al Señor, que en la llanura", dedicada a la victoria de Lepanto, y "Voz de dolor y canto de gemido", que narra el desastre portugués en Alcazarquivir. Las dos composiciones reflejan el espíritu español de la Contrarreforma, en el que se unen un fuerte sentimiento patriótico y una severa religiosidad. En ambas aparece dominando la narración la figura magnífica de Dios; de un Dios guerrero que imparte justicia contra los enemigos de la fe: "Tú, Dios de las batallas, tú eres diestra, / salud y gloria nuestra". Sin embargo, este Dios guerrero e implacable no sólo castiga a los enemigos de la fe, sino que también lo hace con los malos cristianos; de esta manera explica la derrota del rey portugués don Sebastián frente a los moros en el Norte de África, aunque el poema termina con un aviso para los árabes vencedores: "que si el justo dolor mueve a venganza / alguna vez el español coraje, / despedazada con aguda lanza, / compensarás, muriendo, el hecho ultraje". La misma tradición poética que obligaba a Herrera a componer poesías de tema heroico le obligaba también a escribir poemas laudatorios. Los teóricos de la literatura de los siglos XVI y XVII respaldaban esta práctica, pues consideraban que la alabanza era una de las funciones básicas del arte poético. También se basaba en una tradición que hundía sus raíces en la literatura greco-latina, que había sido continuada en la Edad Media y estaba dotada de un nuevo significado por el Renacimiento. Este nuevo significado se hallaba en la revitalización renacentista de la idea de la fama, que contribuyó al auge de la literatura panegírica. Según esta tradición, el poeta debía inmortalizar a sus amigos y a los héroes contemporáneos. El problema con el que nos enfrentamos al analizar la poesía laudatoria de Herrera es el de establecer unos límites precisos entre ésta y la heroica; los poemas en que se realzan los méritos de los generales o de los soldados españoles reflejan ideas que pueden encuadrarse en cualquiera de las dos categorías poéticas: por una parte, hay en ellos una alabanza a las virtudes individuales del personaje celebrado; por otra, esos valores representan la encarnación de los ideales políticos y religiosos de la colectividad. La retórica clásica codificó los hechos y personajes que merecían ser elogiados por los poetas con la característica común de su imagen ilustre. Muchos son los tipos encuadrados en esta poesía laudatoria, aunque un corto número de ellos se encuentra en la obra de Herrera: epitalámicos, propémpticos, consolatorios y encomiásticos. En su poesía, el grupo más importante lo constituyen aquellos en que se alaban las virtudes de sus amigos o protectores; es decir, los encomiásticos, con los que el poeta pretende enumerar las virtudes del personaje y, al mismo tiempo, intenta mover a los lectores. Así, los poemas dedicados a doña Francisca de Córdoba, marquesa de Gibraleón, o a don Melchor Maldonado, caballero de la Orden de Santiago se hallan en el grupo de los encomiásticos. Otro de los tipos que cultivó es el consolatorio (elegías, trenos, endechas, epicedios). Aquí se unen la descripción de las cualidades del amigo muerto, la concepción del mundo como un valle de lágrimas y la consolatio; ejemplos representativos de este grupo son: la elegía a la muerte de don Pedro de Zúñiga, la dedicada a Luis Ponce de León o la composición en la que llora la muerte de su maestro y amigo Juan de Mal Lara, en la que deja constancia de los lazos que los unían: "de mi alma murió la mayor parte". El último de los grupos que abordó es el de la poesía epitalámica, que se destinaba a la celebración de las nupcias con el elogio de los esposos, de sus familias, de las virtudes de los contrayentes, etc; el ejemplo más interesante de Herrera es el poema que compuso con motivo del matrimonio del marqués de Tarifa, en el que la alabanza al novio incluye la referencia a sus gloriosos antepasados y a sus virtudes, y en el caso de la novia se la presenta, siguiendo la filosofía neoplatónica, como luz que guía al amante a las esferas del cielo, ayudándole a levantarse sobre la oscuridad. Fernando de Herrera no se limitó a escribir poesía, sino que además se dedicó a estudiar la poesía. De esta preocupación teórica nos ha dejado importantes ejemplos: las Anotaciones, la Respuesta al prete Jacopín, y comentarios desperdigados en elgunos de sus poemas. A estas obras habría que añadir esa Arte poética que se quedó en proyecto. Herrera expone en estas obras sus ideas acerca de las teorías literarias, del lenguaje poético, de los distintos géneros, de las formas métricas, de los poetas clásicos y de los contemporáneos. Pero no hallamos entre sus ideas, entre sus comentarios conceptos originales; él resume distintas tradiciones literarias filtradas a través de Julio César Escalígero y recurre a la terminología de la retórica, como ya sucedía desde la antigüedad clásica. El proceso de creación poética herreriano se debate entre la manía o inspiración platónica y la reflexión aristotélica. En varios pasajes de sus obras parece abrazar la doctrina platónica de la inspiración divina como causa eficiente de la poesía, pero acaba por imponerse en su concepción su intelectualismo y la obra de arte se convierte en un objeto elaborado. Son las reglas del arte las que se imponen en su concepto poético de acuerdo a la norma manierista. El arte es el guía del artista; es el triunfo de la mímesis aristotélica. Sigue así Herrera la tradición de la imitación que había surgido ya en Horacio, que defendía la imitación múltiple o la famosa frase de Séneca: "Apes, ut aiunt, debemus imitari". Pero también sigue el concepto humanista que reconocía el valor artístico de la imitación como una muestra de sabiduría poética y de respeto a la tradición culta. En Herrera se manifiesta una insatisfacción ante la tradición recibida, lo que le lanza a la búsqueda de nuevos conceptos y elementos poéticos, tal y como lo manifiesta en sus Anotaciones: "no todos los pensamientos y consideraciones de amor, y de las más cosas que toca la poesía cayeron en la mente del Petrarca y del Bembo y de los antiguos". Por tanto, la propuesta del sevillano consiste en una voz personal que combina la recepción de los logros poéticos de los escritores anteriores -la mimesis- con sus propios hallazgos. Una vía para alcanzar esta voz personal la constituye la erudición. Para Herrera, el poeta debe poseer extensos conocimientos en las más diversas ciencias. De esta forma, se explica la abundancia de datos eruditos en sus Anotaciones, perfecto vehículo para demostrar su talla intelectual. En su obra poética también se encuentran múltiples referencias a la mitología clásica, a la geografía, filosofía, medicina, historia, astrología, etc. A ellos hay que unir sus amplios conocimientos de Retórica y Poética, así como de las literaturas clásicas y modernas, sobre todo de la italiana. Dentro de este contexto erudito podemos situar la creación de su propio sistema ortográfico. Para Herrera, como buen manierista, el cometido esencial de la poesía es reflejar la belleza, que es trasunto de la divina. Por lo tanto, un concepto importante es el de la admiración; por ello el campo de la poesía queda limitado a lo que produce un sentimiento de maravilla en el poeta: la belleza de una mujer, la grandiosidad de una batalla, las hazañas de un héroe. Para despertar esta admiración Herrera escoge con mucho cuidado las palabras con las que va a describir lo bello; es decir, debe existir una perfecta adecuación entre el lenguaje y el tema. Él rechaza la máxima de Juan Valdés del "escribo como hablo": para Herrera, el lenguaje literario es autónomo y perfectamente diferenciado del habla común. Pero eso no implica complicación; el lenguaje no ha de oscurecer las ideas, sino que, por el contrario, ha de esclarecerlas. Para él, el español ha alcanzado la madurez y la flexibilidad necesarias para transmitir los conceptos poéticos: siguiendo el camino iniciado por Nebrija, se enorgullece de la lengua heredada, aunque no rechaza la incorporación de vocablos extranjeros siempre que se haga con una intención enriquecedora. La poética herreriana tenía como finalidades la búsqueda de la belleza y el deseo de mover al lector. Ambas son conseguidas mediante una gran preocupación estilística, propia de un poeta para quien la poesía no es sólo sentimiento, sino también placer estético. Su obra poética se debate entre la creación de una poesía de formas puras, a través del uso de "palabras graves, que no se apartan del uso común", y el oscurecimiento producido en la expresión por las referencias a ideas filosóficas, a hechos históricos o a lugares geográficos, que la hacen imposible para el vulgo. El estilo herreriano refleja una búsqueda de un nuevo lenguaje poético, que sigue la herencia de Garcilaso y que culminará en el culteranismo de don Luis de Góngora. Uno de los rasgos sobresalientes de este nuevo lenguaje poético es la abundancia de metáforas, hasta tal punto que se ha llegado a hablar de que su poesía "semeja una verbena metafórica". La utilización de este tropo se encuadra dentro del estilo manierista. La metáfora herreriana apela, sobre todo, a la vista, el órgano que sirve para captar mejor el mundo de belleza que traslada la figura. Otras dos características del uso metafórico del poeta son: la ausencia de cualquier tipo de partícula comparativa, y su sencillez. Los adjetivos contribuyen a intensificar el mundo sensorial creado por las metáforas. Garcilaso había mantenido el equilibrio entre lo sustantivo y lo adjetivo, Herrera lo rompe en favor de este último. Aparecen en sus poesía los tipos tradicionales de epítetos: los típicos ("rojo sol", "luciente cielo"); selectos, matizados y antitéticos ("los fuertes y belígeros varones", "del mar cerúleo"); enfáticos ("pura estrella", "beldad serena"); epítetos en metáforas y perífrasis ("de las crespas lazadas d’oro ardiente"), y, por último, aquellos casos en que los sustantivos y nominales llevan varios adjetivos; tal es el caso del tipo, que ya aparece en Garcilaso, epíteto + y + epíteto ("con el claro español y belicoso"). El repertorio de figuras usadas por Herrera es muy variado. En la poesía en metros castellanos continúa la tradición conceptista de la poesía cancioneril que se complace en los juegos de ingenio lingüístico. Abundan las antítesis, las paradojas, y los opósitos que sirven al poeta para mostrar el estado de confusión en que se halla. Otras figuras que aparecen en estas poesías son: los políptotos y los paralelismos. La poesía de tradición italianizante también abunda en figuras retóricas. Hay que destacar el uso de aquellas que le permiten, por una parte, manifestar su dolor amoroso y su confusión, y, por otra, enfatizan sus versos. Las dos funciones las cumplen: la prosopopeya, el apóstrofe y la invocación, la exclamación y la interrogación retóricas; así como determinados recursos formales: sinéresis, diéresis, sinalefa, dialefa y anáfora. También concede especial atención a los valores de los sonidos, buscando la adecuación entre la palabra y su significado a través del valor simbólico de las letras, de las secuencias antirrítmicas y a la aliteración. También tiene gran importancia en su obra el encabalgamiento, por la libertad de expresión que concede a los poetas. Con gran profusión aparecen en sus versos los hipérbatos de distintas clases: separación de sustantivo y adjetivo; anteposición del genitivo, o de cualquier otra palabra precedida por de, al vocablo del que depende, y, por último, un sustantivo con dos adjetivos atributos, uno de los cuales se antepone y el otro se pospone. También se incluye en este grupo el acusativo griego. Otras figuras son: la perífrasis, las alusiones cultas y las citas mitológicas. El carácter de artífice con el que Herrera trabaja las figuras retóricas se refleja también en el campo léxico. Aquí intenta unir tradición y novedad: abrir la lengua a las influencias exteriores (cultismos y neologismos) y recuperar aquellos vocablos desechados por el uso común (arcaísmos). La aparición de los cultismos en Herrera tiene dos causas: la primera, el concepto erudito de su poética, por el que debía buscar vocablos nuevos con un origen clásico; la segunda, su nacionalismo, que le llevaba a acercar el español al latín, la lengua universal de la cultura. Algunos de los cultismos introducidos por Herrera forman parte hoy de nuestro vocabulario: "abundancia", "aceptar", "ameno", "elocuente", "espacioso", "hábito", etc. Las mismas causas le impulsaron a introducir multitud de neologismos. Los arcaísmos fueron usados por dos causas: le dan una patena de antigüedad a los versos, y, para el lector culto, denotan erudición y novedad. Los más usados son: "ardor", "crespo", "yerto", "ledo", "ufano", "ufanía". El aspecto de la poesía de Herrera que más controversia ha despertado es, sin duda alguna, el grado de intervención de Francisco Pacheco en la edición de los Versos de Fernando de Herrera, que vio la luz en las prensas sevillanas de Gabriel Ramos Vejarano en 1619, aunque la aprobación y el privilegio están datados en 1617; es lo que se ha denominado como el "drama textual". A la muerte del poeta, mucho de sus papeles se perdieron o estaban dispersos. Por ello, Pacheco hubo de servirse para su edición de los manuscritos y papeles sueltos que pudo rescatar entre los amigos del poeta y los coleccionistas. Esta edición presenta variantes en el lenguaje, el estilo y la estructura de algunos poemas, que la alejan bastante de Algunas obras e, incluso, de poemas anteriores a esta antología, conservados en manuscritos. El problema que se plantea es saber si Pacheco se limitó a copiar los poemas tal y como aparecían en los manuscritos que utilizó o, por el contrario, los alteró. La mayor parte de la crítica defiende la última opción: Pacheco retocó los poemas que editó. A esta conclusión se ha llegado por una serie de importantes detalles: la arcaización del lenguaje, con la aparición de palabras como "conhortar", "conquerir", "cuitoso" o "yusano", de las que no existe ningún ejemplo en Algunas obras; la división en tres libros, que, según los contemporáneos de Pacheco, es del editor y no del poeta; el hecho de que seis sonetos aparezcan copiados dos veces y que se omitan tres de los que aparecen en Algunas obras; la autoría dudosa del "prefación" que abre la edición de Pacheco; el hecho de que un verso de la elegía VIII del libro I de Versos muestre influencias de uno del Polifemo de Luis de Góngora; y las supresiones de los nombres propios en algunas poesías y la de estrofas en otras. Las Obras de Garci-Lasso de la Vega con anotaciones de Fernando de Herrera fueron publicadas en 1580, aunque parece ser que ya trabajaba en ella antes de 1571. Este comentario y edición de las obras de Garcilaso no fue el primero en ser publicado, honor que corresponde al Brocense, que había sacado el suyo en Salamanca en 1577, bajo el título de Obras del excelente poeta Garci-Lasso de la Vega. Con anotaciones y enmiendas del maestro Francisco Sánchez. Sin embargo, Herrera nunca menciona en sus Anotaciones la obra del catedrático salmantino. La labor del poeta sevillano no se limita al comentario erudito de los poemas de Garcilaso, sino que su primera función es la depuración y corrección de los textos, hecho del que se vanagloria, afirmando ser el primero que ha llevado a cabo tal tarea. Su interés difiere del manifestado por el Brocense, que había fijado las fuentes clásicas de las que se había servido Garcilaso, mientras que Herrera se interesa más por la demostración de la gran calidad de la poesía garcilasiana que compara con la de los mejores poetas de la antigüedad, y por el establecimiento de una poética que es la suya. Traza además, gracias a su erudición, un amplio panorama de los géneros poéticos y su historia, del valor de las formas métricas (y aquí hay que destacar las palabras que dedica al soneto), de las preceptivas clásicas y de las italianas de su época, y aporta juicios críticos sobre escritores españoles e italianos. Referencias UAM - www.lllf.uam.es/~fmarcos/informes/BNArgentina/catalogo/herreraf.htm

Juan de Mena

Juan de Mena (Córdoba, 1411 - Torrelaguna (Madrid), 1456), poeta español perteneciente a la escuela alegórico-dantesca del prerrenacimiento español y conocido sobre todo por su obra Laberinto de Fortuna. Vida y obras La ausencia de documentación sobre sus padres hace sospechar que tuviera origen judeoconverso. Parece ser que fue nieto del señor de Almenara Ruy Fernández de Peñalosa e hijo de Pedrarias, regidor o jurado de Córdoba, y quedó huérfano muy pronto. Tras iniciar estudios en su ciudad natal, los continuó en la Universidad de Salamanca (1434), donde obtuvo el grado de maestro en Artes. Allí entró en contacto con el cardenal Torquemada, en cuyo séquito viajó a Florencia en 1441 y después a Roma. En 1443, de regreso a Castilla, entró al servicio de Juan II como secretario de cartas latinas, cargo que compatibilizó con su oficio de veinticuatro (regidor) de la ciudad de Córdoba. Un año más tarde el monarca le nombró cronista oficial del reino, aunque su paternidad sobre la Crónica de Juan II ha sido cuestionada. A este monarca dedicó su obra más famosa, Laberinto de Fortuna, poema alegórico cargado de erudición al estilo de Dante Alighieri, con influencias de Lucano y Virgilio, en verso dodecasílabo y casi trescientas coplas de arte mayor, caracterizado por el uso de un lenguaje latinizante e hiperculto muy influido por la retórica latina y la versificación galaicoportuguesa. El tema de este gran poema es el papel de la Providencia en la vida humana y el destino nacional de Castilla. Se cuenta allí cómo el poeta es arrebatado por el carro de Belona y depositado en una gran llanura, donde se yergue el palacio de la diosa Fortuna, en cuyo interior hay "muy grandes tres ruedas": dos quietas, que simbolizan el pasado y el futuro, y otra en continuo movimiento, que representa el presente. Cada una se divide en siete círculos, que corresponden a las órbitas de los siete planetas conocidos entonces, donde el autor ubica a diversos personajes: de la Antigüedad o contemporáneos. En 1499 se publicó Las cincuenta o Coronación del marqués de Santillana, poema muy famoso y divulgado en su época, habida cuenta de los manuscritos que se han conservado de él. Por otra parte, intentó combinar la tradición alegórico-dantesca con la lírica cancioneril en el Claroscuro, compuesto en estrofas de arte mayor y menor. En las Coplas de los siete pecados capitales Mena utiliza un lenguaje más llano, pero dejó la obra inconclusa y otros autores la continuaron. Alonso de Cartagena lo describe como pálido y enfermizo, consagrado al estudio y gran trabajador, obsesionado con la poesía: Traes magrescidas las carnes por las grandes vigilias tras el libro, el rostro pálido, gastado del estudio, mas no roto y rcosido de encuentros de lanza. Y Juan de Lucena pone en boca del poeta la gran afición u obsesión que este encontraba en su oficio: Muchas veces me juró por su fe que de tanta delectación componiendo algunas vegadas detenido goza, que, olvidados todos aferes, trascordando el yantar y aun la cena, se piensa estar en la gloria. Mantuvo una gran amistad con el condestable don Álvaro de Luna, cuyo Libro de las claras y virtuosas mujeres prologó, y también con Íñigo López de Mendoza, Marqués Santillana, con quien compartía gustos literarios. Parece asentada con firmeza la hipótesis de que Juan de Mena trabajó en la biblioteca del marqués, así como la sólida relación amistosa que los unió, ya que a la muerte de Mena fue don Íñigo el que costeó los gastos de su funeral, por hallarse el fallecido en posición poco desahogada. Su gran prestigio literario le valió pronto una fama inmensa y en el siglo XVI el Laberinto fue comentado y glosado como un clásico por el humanista Francisco Sánchez de las Brozas, el Brocense. Así, Juan de Valdés, en su Diálogo de la Lengua, afirma: "Pero, porque digamos de todo, digo que, de los que han escrito en metro, dan todos comúnmente la palma a Juan de Mena", si bien le reprocha de forma purista su lenguaje poco castizo: Puso ciertos vocablos, unos que por grosseros se debrían desechar y otros que por muy latinos no se dexan entender de todos, como son rostro jocundo, fondón del polo segundo, cinge toda la sfera, que todo esto pone en una copla, lo qual a mi ver es más scrivir mal latín que buen castellano. Escribió además en prosa el Comentario a la Coronación (1438), glosa de su propio poema en honor al marqués de Santillana, y el Homero romanceado, una versión de la traducción latina de la Iliada de Homero (1442). También se conserva un gran número de poemas de lírica cancioneril reunidos en el Cancionero general de Hernando del Castillo. Contribuyó decisivamente a la creación de un castellano culto, introduciendo numerosos neologismos procedentes del latín. Murió en Torrelaguna, según dicen unos de dolor de costado y, según Gonzalo Fernández de Oviedo en sus Batallas y quincuagenas, a resultas de haber caído y ser arrastrado por una mula. Del suntuoso sepulcro que le mandó construir el Marqués de Santillana no queda nada, aunque Antonio Ponz cuenta en su Viaje de España (1781) que en las gradas del presbiterio de Torrelaguna halló una piedra con esta inscripción en letra gótica: Patria feliz, dicha buena, / escondrijo de la muerte / aquí le cupo por suerte / el poeta Juan de Mena. El Juan de Mena más asequible se encuentra en la lírica cancioneril de tema amoroso que cultivó, compuesta de canciones, decires, juegos de presencia y asuencia y galanteos, ligera, pero llena de gracia: Vuestros ojos, que miraron / con tan discreto mirar, / firieron y no dejaron / en mí nada por matar. O Donde yago en esta cama, / la mayor pena de mí / es pensar cuando partí / de los brazos de mi dama. Sin embargo su estilo posterior se obsesiona con el simbolismo y la erudición. La Iliada en romance, compendio breve de la obra de Homero, de quien fue primer traductor en España, es un poema que está tomado de las Periochae de Ausonio y del segundo Píndaro Febano. La Coronación o Calamideos (1438) es un conjunto de 51 quintillas dobles que desarrollan alegóricamente un argumento en el que Mena es arrebatado al monte Parnaso para contemplar la coronación de su amigo y mecenas el Marqués de Santillana como excelso poeta. De este poema dijo Marcelino Menéndez Pelayo que es " un sermón romado..., seco, realista, inameno, adusto, pero muy castellano". Lo hacen oscuro las descabelladas alusiones a todo lo divino y lo humano y las rimbombancias, hasta el punto que el propio poeta tuvo que añadir un comentario en prosa "literal, alegórico y anagógico" a un poema que, según él mismo, corresponde al género "cómico y satírico". Lo claro oscuro es una composición que mezcla el conceptismo de la lírica candioneril más sutil con la oscuridad más engimática, con lo que se adelantó en siglo y medio a su coterráneo Luis de Góngora. El Laberinto de Fortuna, o Las trezientas, poema dedicado al rey Juan II es su obra maestra. Constó primitivamente de 297 estrofas, todas coplas de arte mayor en dodecasílabos escindidos en hemistiquios isométricos de seis sílabas. Se cree que el monarca deseó que fueran tantas como el número de días del año y juan de Mena, para complacerle, compuso 24 más, sin llegar al fin prometido por haber fallecido; pero el hispanista Raymond Foulché-Delbosc, editor decimonónico del poema, piensa que esas 24, que aparecen en algunas ediciones, que se sumaron a las tres que dicen faltaban a las 300 del manuscrito, constituyen un poema fragmentario independiente posterior que juzga severamente el capricho del monarca compuesto por otro ingenio; un cortesano como Juan de Mena jamás hubiera criticado la decisión de su rey. El Laberinto es un poema alegórico que se inspira en el Paraíso de Dante Alighieri; su verdadero valor no está en el simbolismo, sino en los episodios históricos vigorosamente descritos, donde se muestra un genuino patriotismo reflexivo y una visión de la unidad nacional encarnado en el rey Juan II, que asume el destino providencial de Castilla. El argumento es sencillo: Juan de Mena es arrebatado en el carro de Belona, la diosa guerrera, tirado por dragones y es conducido al palacio de Fortuna. La Providencia, que acude a recibirlo en una nube muy grande y oscura, le muestra la máquina del mundo, formada por "muy grandes tres ruedas", dos inmóviles (futuro y pasado) y una en perpetuo y vertiginoso girar, el presente. En cada rueda hay siete círculos: el de Diana, morada de los castos; el de de Mercurio, de los malvados; el de Venus, lugar donde se castiga el pecado sensual; el de Febo, retiro de los filósofos, oradores, historiadores y poetas; el de Marte, panteón de los héroes muertos por la nación; el de Júpiter, sede de los reyes y príncipes y el de Saturno, solio que ocupan los gobernantes de la república. El ritmo de cuatro acentos del dodecasílabo es poco flexible y monótono, aunque solemne; el estilo muy elaborado, lleno de hipérbaton, cultismos, italianismos, retórica, símbolos y alusiones, pero la verdadera inspiración está presente y las dotes del verdadero poeta relucen pese a todo. Junto a la influencia del Dante, se percibe la de Lucano y la de Virgilio, y hay que reconocer que nadie como juan de Mena dominó tanto el dodecasílabo. Las Coplas contra los siete pecados capitales es la última obra que llegó a componer, y quedó inacabada. Se inspira en los debates medievales sobre ese mismo tema y más remotamente en la Psicomaquia de Prudencio. Gómez Manrique las concluyó y Pero Guillén de Segovia y fray Jerónimo de Olivares añadieron además las disputas de la Gula, la Envidia y la Pereza. Estilo Es el primer poeta castellano que se plantea crear un lenguaje poéticamente elevado, distinto de la lengua vulgar. Como ha demostrado María Rosa Lida de Malkiel, principal estudiosa de los aspectos formales de la lengua y estilo del gran poeta cordobés, el castellano debe a Mena una profunda renovación, dinamizando la sintaxis por medio del hipérbaton e incorporando nuevos elementos y neologismos: para ello toma palabras directamente del latín y sustituye con ellas palabras existentes del lenguaje popular. Así, por ejemplo, vulto por "rostro", exilio por "destierro", poluto por "sucio". Gustaba también de usar esdrújulos (diáfano, sulfúreo) con lo que consigue una peculiar sonoridad. Tal acumulación de recursos expresivos da a la poesía de Mena una forma barroca y recargada, además de un gran sonoridad y fuerza expresiva. Sus innovaciones, introducidas en un idioma todavía rudo, estaban todavía lejos de la madurez que se alcanzaría durante el periodo barroco, pero Mena es sin duda un precedente imprescindible que facilitó las líneas poéticas desarrolladas posteriormente en la literatura castellana y el más destacado poeta que usó el rotundo y solemne dodecasílabo y la copla de arte mayor. Referencias Wikipedia - http://es.wikipedia.org/wiki/Juan_de_Mena

Carlos Bousoño

Carlos Bousoño Prieto (Boal, 9 de mayo de 1923) es un poeta y crítico literario español. Nació en Boal, Asturias, en 1923. A los dos años sus padres se trasladaron a Oviedo, donde transcurrieron su niñez y adolescencia. Estudió los dos primeros años de la carrera de Filosofía y Letras en Oviedo y se trasladó a Madrid a los diecinueve años. Se licenció en la Universidad Central [hoy Complutense] con Premio Extraordianario en 1946. Se doctoró en Filosofía y Letras en 1949 en esa misma universidad, con una tesis doctoral (la primera sobre un escritor vivo en España) sobre la poesía de Vicente Aleixandre, poeta de la Generación del 27, galardonado con el Premio Nobel de Literatura en 1977. Su tesis fue publicada con gran éxito (La poesía de Vicente Aleixandre, 1950) y sigue considerándose el mejor y más profundo estudio sobre la poesía de este autor. Fue profesor de Literatura española en varias universidades norteamericanas [Wellesley, Smith, Vanderbilt, Middlebury, New York University, entre otras], y profesor de Estilística en la Universidad Complutense de Madrid, de la cual es hoy Profesor Emérito. Es miembro de Número de la Real Academia Española desde 1980 y doctor honoris causa por la Universidad de Turín [Italia]. En 1995 recibió el Premio Príncipe de Asturias de las Letras. Es «Honorary Fellow de la Hispanic Society of America». Fue votado durante muchos años el mejor profesor de la Universidad Complutense. Ha sido un deslumbrante conferenciante. Sus clases en la Universidad Complutense fueron siempre lecciones magistrales que Bousoño decía sin mirar ni un solo apunte. Su fama como profesor llevó a sus aulas a los más destacados poetas y escritores que estudiaron en la Universidad Complutense, entre los que cabe destacar a Claudio Rodríguez, Mario Vargas Llosa, Francisco Brines y José Olivio Jiménez, entre otros. Obra poética Su obra poética es muy abundante. Su primer poemario, Subida al Amor (1945), descubría la vena reflexiva existencialista o de poesía desarraigada de los jóvenes poetas que asumieron dramáticamente tras la Guerra Civil española el conflicto entre una visión existencialista de la vida y una profunda fe religiosa. En la misma línea y más cerca de cierto misticismo siguió Primavera de la muerte (1946); ambos libros reeditados juntos con el título Hacia otra luz (1950). De sus libros posteriores destacan Oda en la ceniza (1967, premio de la Crítica), Las monedas contra la losa (1973, premio de la Crítica), Metáfora del desafuero (1988, premio Nacional de Poesía) y El ojo de la aguja (1993). En todas estas obras su estilo fue evolucionando entre realismo y simbolismo y, aunque nunca abandonó su raíz existencial, su mirada se hizo más solidaria y su estilo se hizo menos sobrio. Obra teórica Desde muy joven, se interesó por la investigación de los fenómenos poéticos, en especial las diversas formas de metaforización, desde la clásica comparación que decía Tu mano es como la nieve, para resaltar la blancura de aquélla, hasta llegar a las difíciles metáforas superrealistas, como la aleixandrina espadas como labios. Como teórico de la literatura ha investigado en profundidad el fenómeno poético y la poesía simbolista. En especial, ha mostrado un gran interés por la lírica superrealista de Vicente Aleixandre. Su obra Teoría de la expresión poética (1952) se convirtió en un clásico nada más ser publicado. En ella Bousoño trata de desentrañar los secretos del fenómeno poético: cómo surge el lenguaje poético de la deslexicalización del lenguaje cotidiano; y en qué se diferencia aquel del chiste, por ejemplo. Posteriormente, publicó El irracionalismo poético. El símbolo (1979) y Superrealismo poético y simbolización, en el que esclarece por primera vez, y a nivel mundial, por qué es tan difícil la poesía superrealista: en ella el poeta puede decir "A" es igual a "B", sin que exista ningún parecido objetivo entre ambos elementos, algo indispensable en la metáfora tradicional. Basta con que ambos elementos produzcan sentimientos similares en el lector, es decir, simbolicen los mismos sentimientos. Otro libro teórico importante es Épocas literarias y evolución, en el que analiza las épocas literarias y la peculiar forma en que evolucionaron. René Wellek declaró que Bousoño era el teórico que más le interesaba de Europa. Premios * Premio Fastenrath de la Real Academia Española, en 1952. * Premio de la Crítica, en 1968 y 1974. * Premio Nacional de Ensayo en 1978. * Premio Nacional de Literatura, en 1979 y 1990. * Premio Nacional de Poesía (1990), por Metáfora del desafuero. * Premio Nacional de las Letras Españolas, en 1993. * Premio Príncipe de Asturias de las Letras, en 1995. Poesía * Subida al amor. Hispánica, Adonais. Madrid, 1945. * Primavera de la muerte. Hispánica, Adonais. Madrid, 1946. * Hacia otra luz (Subida al amor, Primavera de la muerte, En vez de sueño). Ínsula. Madrid, 1952. * Noche del sentido. Ínsula. Madrid, 1957. * Poesías completas. Primavera de la muerte. Giner. Madrid, 1960. * Invasión de la realidad. Espasa-Calpe. Madrid, 1962. * Oda en la ceniza. El Bardo. Barcelona, 1967 (2ª edición: Ciencia Nueva. El Bardo, 1968). * La búsqueda. Fomento de Cultura. Hontanar, Valencia, 1971. * Al mismo tiempo que la noche. El Guadalhorce, Cuadernos de María Isabel. Málaga, 1971. * Las monedas contra la losa. Alberto Corazón, editor. Madrid, 1973. * Oda en la ceniza. Las monedas contra la losa. Losada. Buenos Aires, 1975. * Antología poética (1945-1973). Edición del autor. Plaza & Janés. Barcelona, 1976. * Selección de mis versos. Edición del autor. Cátedra. Madrid, 1980 (varias ediciones). * Elegías (a Vicente Aleixandre), con una Presentación del autor. La pluma del águila. *Valencia, 1988. * Metáfora del desafuero. Visor. Madrid, 1988. * Oda en la ceniza. Las monedas contra la losa. Edición de Irma Emiliozzi. Castalia. Madrid, 1991. * Poesía. Antología 1945-1993. Edición de Alejandro Duque Amusco. Espasa-Calpe, Colección Austral. Madrid, 1993. * El ojo de la aguja. Tusquets Editores. Barcelona, 1993. * Primavera de la muerte. Poesías completas (1945-1998). Tusquets Editores. Madrid. 1998. Teoría y crítica literaria * La poesía de Vicente Aleixandre. Ediciones Ínsula. Madrid, 1950. Editorial Gredos (varias ediciones). * * Seis calas en la expresión literaria española (en colaboración con Dámaso Alonso). Editorial Gredos. Madrid, 1951. * Teoría de la expresión poética, 1952. * El irracionalismo poético (El Símbolo), 1977. * Superrealismo poético y simbolización, 1978. * Épocas literarias y evolución. Edad Media, Romanticismo, época contemporánea, 1981. Referencias Wikipedia - http://es.wikipedia.org/wiki/Carlos_Bousoño

Julio Alonso Llamazares

«La poesía de Julio Llamazares es naturaleza, sueño y recuerdo» Julio Alonso Llamazares es un escritor y periodista español que nació en el desaparecido pueblo leonés de Vegamián el 28 de marzo de 1955, donde su padre Nemesio Alonso trabajaba como maestro nacional poco antes de que la localidad quedase inundada por el embalse del Porma. Aunque nació accidentalmente en Vegamián, su familia procede del pueblo leonés de Mata de la Bérbula (también llamada La Matica), ubicado en la cuenca del río Curueño y cuya descripción está recogida en su libro de viajes El río del olvido. Tras la destrucción del pueblo de Vegamián se muda con su familia al pueblo de Olleros de Sabero, en la cuenca carbonífera de Sabero. La infancia en ambos pueblos marca, en adelante, parte de su obra. Licenciado en Derecho, abandonó el ejercicio de la profesión para dedicarse al periodismo escrito, radiofónico y televisivo en Madrid, donde reside actualmente. En 1983 comenzó a escribir Luna de lobos, su primera novela (1985), y en 1988 publicó La lluvia amarilla. Ambas fueron finalistas al Premio Nacional de Literatura en la modalidad de Narrativa. Otra obra suya es Escenas de cine mudo, de 1994. Géneros en su obra: La literatura de viajes: El río del olvido (1990. Es la narración del viaje que había realizado a pie por la ribera del Curueño durante el verano de 1981), Trás-os-montes (1998) y Cuaderno del Duero (1999. Crónica del viaje a lo largo de las provincias que recorre el río y que nunca concluyó). El ensayo: El entierro de Genarín (1981) y Los viajeros de Madrid, (1998) El artículo periodístico: algunos recogidos en libros como En Babia (1991) y Nadie escucha (1993), donde ha demostrado que “el periodismo es otra faceta de la literatura, también forma parte del afán de contar”. La obra de Julio Llamazares se caracteriza por su intimismo, el uso de un lenguaje preciso y el exquisito cuidado en las descripciones. Un claro ejemplo es su obra El cielo de Madrid, publicada en el año 2005. Julio Llamazares afirma que su visión de la realidad es poética. Su forma de escribir está muy pegada a la tierra, podríamos decir que es un escritor romántico en el sentido original, que es el de la conciencia de escisión del hombre con la naturaleza, de la pérdida de una edad de oro ficticia porque nunca ha existido. OBRAS Narrativa * Luna de lobos (1985), novela * La lluvia amarilla (1988), novela * Escenas de cine mudo (1994), novela * En mitad de ninguna parte (1995), relatos * Tres historias verdaderas (1998), relatos * El cielo de Madrid (2005), novela * Tanta pasión para nada (2011), relatos * Las lágrimas de San Lorenzo (2013), novela. Finalista del Premio de la Crítica de Castilla y León. Poesía * La lentitud de los bueyes (1979) * Memoria de la nieve (1982) Ensayo * El entierro de Genarín: Evangelio apócrifo del último heterodoxo español (1981). * En Babia (1991), artículos de prensa * En mitad de ninguna parte (1995), artículos de prensa * Nadie escucha (1997), artículos de prensa * Los viajeros de Madrid (1998), artículos de prensa * Modernos y elegantes (2006), artículos de prensa * Entre perro y lobo (2008), artículos de prensa * Viajes * El río del olvido (1990) * Trás-os-montes (1998) * Cuaderno del Duero (1999) * Las rosas de piedra (2008) * Guiones cinematográficos * Retrato de un bañista (1984) * Luna de lobos (1987) * El techo del mundo (1995) * Flores de otro mundo (1999) Antologías * Antología y voz: El búho viajero (2007) Premios * 1978: Premio Antonio González de Lama. * 1982: Premio Jorge Guillén. * 1983: Premio Ícaro. * 1986: Finalista Premio Nacional de Literatura. * 1988: Libro de Oro de la CEGAL. * 1989: Finalista Premio Nacional de Literatura. * 1992: Premio de Periodismo El Correo Español-El pueblo vasco. * 1993: Premio Nonino. * 1994: Premio Cardo D´Oro. * 1999: Premio de la Semana Internacional de la Crítica en el Festival Internacional de Cannes. Referencias Wikipedia—http://es.wikipedia.org/wiki/Julio_Llamazares

Pablo Picasso

Pablo Ruiz Picasso (Málaga, 25 de octubre de 1881 - Mougins, 8 de abril de 1973) fue un pintor y escultor español, creador, junto con Georges Braque y Juan Gris, del cubismo. Es considerado desde el génesis del siglo XX como uno de los mayores pintores que participaron en muchos movimientos artísticos que se propagaron por el mundo y ejercieron una gran influencia en otros grandes artistas de su tiempo. Laborioso y prolífico, pintó más de dos mil obras, presentes en museos y colecciones de toda Europa y del mundo. Además, abordó otros géneros como el dibujo, el grabado, la ilustración de libros, la escultura, la cerámica y el diseño de escenografía y vestuario para montajes teatrales. En lo político, Picasso se declaraba pacifista y comunista. Fue miembro del Partido Comunista de España y del Partido Comunista Francés hasta su muerte2 el 8 de abril de 1973 en su casa llamada «Notre-Dame-de-Vie»3 4 en Mougins (Francia) a los 91 años. Está enterrado en el parque del castillo de Vauvenargues (Bouches-du-Rhone). Infancia Pablo Diego José Francisco de Paula Juan Nepomuceno Cipriano de la Santísima Trinidad Ruiz Picasso (según su certificado de nacimiento) o Pablo Diego José Francisco de Paula Juan Nepomuceno María de los Remedios Crispiniano de la Santísima Trinidad Ruiz y Picasso (según su partida de bautismo),1 a fue el primer hijo de José Ruiz y Blasco y María Picasso López. Nació el 25 de octubre de 1881 en Málaga, España, en el seno de una familia burguesa. Picasso tuvo dos hermanas, Dolores (1884-1958) y Concepción (1887-1895). Su bisabuelo materno, Tommaso Picasso (nacido en 1787), era originario de la localidad de Sori en Génova, Italia, y se trasladó a España alrededor del 1807. Referencias Wikipedia—https://es.wikipedia.org/wiki/Pablo_Picasso

Federico Balart Elgueta

Federico Balart Elgueta (Pliego (Murcia) 22 de octubre de 1831 - Madrid, 11 de abril de 1905), periodista, poeta, crítico de arte, crítico teatral y humorista español vinculado al Realismo. En su carrera política en la estela republicana llegó a Consejero de Estado. Llegó a Madrid con 19 años para estudiar Derecho. Sus primeras críticas literarias aparecieron en el periódico La Verdad de Murcia, hacia 1861 y firmando con el pseudónimo de 'Nadie'. En 1870 fue nombrado subsecretario del Ministerio de la Gobernación y posteriormente Consejero de Estado, diputado en Cortes por Granada en 1872 y, entre 1872 y 1873, senador por Castellón de la Plana. También trabajó como contable en el Banco de España y fue censor y director artístico en el Teatro Español. Colaborador habitual en La Democracia y en Gil Blas, alcanzó fama y respeto como crítico de arte y de teatro, ocupando un sillón en la Academia en 1891. Su matrimonio con la viuda Dolores Anza, y la temprana muerte de ella en 1879, fueron la materia poética del libro Dolores, publicado en 1894 y que conoció un éxito inusitado. Balart murió en Madrid, a los 73 años de edad. Obras Además del fondo elegíaco de Dolores, Balart desarrolla una poética sobre el sentido de la existencia, la fe y la inmortalidad, lo que le supuso ácidas críticas del clero, e incluso de escritores de juventud anarquista como José Martínez Ruiz, "Azorín", quien en su Charivari le acusó de ser un poeta "sin inspiración, prosaico, horriblemente difícil e insincero".1 También escribió el ensayo titulado Literatura y Arte y otros libros líricos como Novedades de antaño y Horizontes, además de los póstumos: Sombras y destellos y Fruslerías.2 Memoria En Pliego se le dedicó una calle y un busto en la Glorieta. También tiene calles en Mula y en el barrio de San Antolín en Murcia.3 El instituto de educación secundaria de Pliego tiene su nombre. Wikipedia-https://es.wikipedia.org/wiki/Federico_Balart

Bernardo de Balbuena

Bernardo de Balbuena (Valdepeñas (Toledo), 20 de noviembre de 1562 - San Juan de Puerto Rico, 11 de octubre de 1627) fue un eclesiástico y poeta español, que en 1619 ocupó la cátedra de Puerto Rico. Nació en Valdepeñas —actualmente provincia de Ciudad Real— como hijo ilegítimo o bastardo de un indiano (emigrante español en América). Su padre, con propiedades en Nueva Galicia, regresó allá en 1564. Balbuena se quedó en España con su madre y en 1584 pidió licencia para viajar a México, donde llega con 22 años, vive con su padre algún tiempo y se ordena sacerdote. Esta larga separación de su padre se trasparenta en el tema de la orfandad, principal hilo narrativo de la leyenda de Bernardo del Carpio que habrá de narrar años más tarde en su gran poema de épica culta El Bernardo del Carpio o Victoria de Roncesvalles. En 1585 gana un concurso poético y se instala en Guadalajara; vuelve a ganar otro concurso en 1590, y en 1592 es nombrado capellán de la Real Audiencia de Guadalajara, donde empieza su gran poema El Bernardo, terminado diez años después. Balbuena vive largo tiempo en el reino de Nueva Galicia (lo que ahora serían los estados mexicanos de Jalisco y Nayarit), y reside en un pequeño y aislado pueblo cercano a Compostela, San Pedro Lagunillas. Ya de España traía Balbuena un buen bagaje cultural y, como señala José Rojas Garcidueñas, había preparado con mucha antelación y muy ambiciosamente su carrera eclesiástica. En 1593 escribe la Grandeza mexicana, amplio poema en tercetos encadenados en elogio de la capital del virreinato. El libro aparece en 1604, dedicado a Doña Isabel de Tobar y Guzmán. Pero Balbuena tiene ambiciones y viaja en 1606 a Madrid para ya no volver a México, aunque siempre tendrá recuerdos para la tierra donde pasó largos años. Así, aunque vive brevemente en Madrid y se doctora en teología por la universidad menor de Sigüenza en 1607, publica en 1608 su novela pastoril Siglo de Oro en las Selvas de Erífile, en la figura un pequeño elogio de México, y que sale en dos ediciones, una de ellas con prólogo del dramaturgo Antonio Mira de Amescua, que, aparte de elogiar la obra, aprovecha para hacer un profundo análisis del género. El libro está escrito en una prosa poética excelente, salpicada de églogas y sonetos que no desmerecerían al mismo Garcilaso y que el poeta había compuesto antes; sin embargo, apenas tiene excusa argumental y supone una vuelta a los modelos italianos del género, cuando ya la novela pastoril se había castellanizado merced a la obra de Gaspar Gil Polo. Empieza a verse en esta obra que el talento descriptivo (ut pictura poesis) es el fuerte como poeta de Balbuena, quien recurre con frecuencia a la hipotiposis y a la écfrasis. En 1608 logra Balbuena que lo nombren abad de Jamaica, donde llega en 1610. Su intento por convertir Jamaica en obispado fracasa, pero en 1623 es nombrado obispo de Puerto Rico. a donde llega en 1626. Escribe un informe sobre la isla, donde entre otras cosas se escandaliza por el grado de incesto que encuentra en ella; antes había sido durante dos años provincial de Santo Domingo. El Bernardo, escrito como ya se ha visto entre 1592 y 1602, y que intentó publicar en España con anterioridad, aparece al fin en Madrid en 1624. Una incursión del pirata holandés Balduino Enrico destruye su casa y biblioteca en la capital de la isla, San Juan, con lo cual se perdió gran parte de sus obras, por ejemplo, La alteza de Laura y otro poema épico, El divino Cristiados. Muere Balbuena en San Juan en 1627, el mismo año que Luis de Góngora. Su idea de la poesía se conoce a través de la Introducción del Bernardo y el Compendio apologético en alabanza de la poesía, un erúdito tratado de poética que sostiene una concepción casi parnasiana de la belleza formal. El Bernardo o Victoria de Roncesvalles Largo y complejísimo poema de épica culta, especie de libro de caballerías en verso, El Bernardo o Victoria de Roncesvalles consta de 24 libros. Consiste en 40.000 versos de pulida factura en octavas reales, inundados de una imaginación exuberante, sobre todo hacia el principio de la obra. Se inspira sólo en parte en la leyenda del héroe épico medieval Bernardo del Carpio (es en el libro XXIV donde narra la batalla de Roncesvalles), y la contamina con todo tipo de materiales aledaños: alegorías (al final de cada uno de los libros), moralidades, historia, religión, cronologías, genealogías reales e inventadas y episodios mitológicos, fantásticos y maravillosos, en medio de una imaginería deslumbrante y un aunténtico frenesí descriptivo. El verso está tallado en busca de una suma perfección, como el mismo autor declara en su prólogo, y como tal hay que considerarlo el culmen de la épica culta barroca española, de la misma manera que La Araucana es el culmen de la épica culta renacentista, si bien es verdad que también se advierte la influencia de este estilo. Fue alabado por Voltaire y Chateaubriand. Referencias Wikipedia—https://es.wikipedia.org/wiki/Bernardo_de_Balbuena

Juan de Arguijo

Juan de Arguijo (Sevilla, 1567 - ibíd. 1623), poeta y músico español perteneciente al Siglo de Oro en la corriente estética barroca. Hijo de familia acaudalada y caballero veinticuatro de su ciudad natal, fue nombrado procurador en las Cortes convocadas por Felipe III en 1598. Era además músico y diestro tañedor de vihuela, y se distinguió como mecenas de artistas y escritores. En su tertulia solía leer cuentos, que recogió el poeta sevillano Antonio Ortiz Melgarejo y editó Antonio Paz y Meliá en uno de los volúmenes de Sales españolas o agudezas del ingenio nacional (1902). En estas liberalidades y por su afición a la buena y disipada vida dilapidó bastante su patrimonio familiar y hubo de padecer bastantes estrecheces económicas en su vejez. En sus poemas suele aparecer bajo el sobrenombre poético de Arcicio. Reaccionó contra el culteranismo que sedujo a la mayoría de sus contemporáneos, pertenecientes también a la escuela sevillana, oponiendo a dicha estética el clasicismo y la erudición arqueológica, por lo que su poesía aparece a los criterios actuales demasiado culta y fría, si bien goza de una gran perfección formal y equlibrio, que lucen su virtud en sonetos perfectos como La constancia. En efecto, fue un gran sonetista, sobre todo sobre temas mitológicos, que eran los que prefería, aunque también compuso sonetos de tema moral como el anterior e históricos con el habitual desengaño y melancolía saturniana de los barrocos: A Baco, A Rómulo, A Troya, A Lucrecia, A Casandra, A Julio César, etc. Escribió cartas de gran valor literario y fue amigo y el mecenas sevillano de Lope de Vega, quien le dedicó sus Rimas y le imitó en algunos de los sonetos que contiene este libro de tema mitológico, histórico y grecolatino. De inspiración fundamentalmente clásica, académica y formal, seguidora del arte frente a la espontaneidad, pertenece a ese grupo de melancólicos poetas sevillanos que cantan a las ruinas, como Rodrigo Caro, que fue discípulo suyo. El equilibrio, la perfección formal, la temática clásica y la estética de Arguijo le constituyeron en el siglo XVIII como uno de los modelos de la literatura del Neoclasicismo junto a los escritores renacentistas del siglo XVI. Referencias Wikipedia - http://es.wikipedia.org/wiki/Juan_de_Arguijo

Gabino-Alejandro Carriedo

Gabino-Alejandro Carriedo (Palencia, 1923 - San Sebastián de los Reyes, 1981) fue un escritor palentino cuya obra se encuentra íntegramente contenida en el siglo XX. Cultivó especialmente el género poético, presentando muchos de sus libros en revistas de la época y siendo editor de algunas de ellas Nació en el año 1923 en Palencia; a partir de la década de 1940 comienza su carrera literaria. Su andadura se inició en su ciudad natal, donde creó, junto a José María Fernández Nieto y otros, la revista Nubis (1946) y publicó un libro vinculado al Tremendismo, Poema de la condenación de Castilla. Posteriormente se trasladó a Madrid, donde escribió obras como La piña sespera, vinculándose al Postismo de Carlos Edmundo de Ory y Eduardo Chicharro Briones y participando activamente en esta vanguardia. En los años 50 crea, junto a Ángel Crespo, el Realismo mágico en poesía, que difundirán a través de revistas como El Pájaro de Paja y Deucalión. A partir de 1960 su poesía torna hacia temas sociales con poemarios como El corazón en un puño o Política agraria. En la década siguiente su obra dará un nuevo giro hacia la vanguardia, con Los lados del cubo, libro influenciado por el Modernismo brasileño y el Constructivismo. Falleció repentinamente el 6 de septiembre de 1981 en San Sebastián de los Reyes, fue incinerado en Madrid y sus cenizas fueron llevadas al cementerio de Ntra. Sra. de los Ángeles de Palencia. Obra * Poema de la condenación de Castilla. Palencia: Merino. 1946 * El cerco de la vida(1946-47), aunque editado póstumamente en Segovia: Pavesas. 2002 * La sal de Dios (1948). Inédito hasta su inclusión en Poesía. 2006 * La piña sespera (1948). Inédito hasta su inclusión en Nuevo compuesto descompuesto viejo. 1980 * La flor del humo (1949). Inédito hasta su inclusión en Nuevo compuesto descompuesto viejo. 1980 * Los animales vivos (1951), aunque publicado en Carboneras de Guadazón: El toro de barro. 1966 * Del mal, el menos. Madrid: El Pájaro de Paja. 1952 * Las alas cortadas. Madrid: La piedra que habla. 1959 * El corazón en un puño. Santander: La isla de los ratones. 1961 * Política agraria. Madrid: Poesía de España. 1963 * Los lados del cubo. Madrid: Poesía de España. 1973 * Nuevo compuesto descompuesto viejo. Madrid: Hiperión. 1980 * Lembranças e deslembranças (años 70), aunque editado póstumamente en Cáceres: El Brocense. 1988 * El libro de las premoniciones (póstumo). Cuenca: El toro de barro. 1999 * Poesía interrumpida (antología). Madrid: Huerga & Fierro. 2006 * Poesía (obra completa). Valladolid: Fundación Jorge Guillén. 2006 * Sonetos. Palencia: Fundación Díaz Caneja. 2010. Introducción y selección de Mario Paz González. Referencias http://es.wikipedia.org/wiki/Gabino-Alejandro_Carriedo

Diego de Torres y Villarroel

Diego de Torres Villarroel (Salamanca, 1693 - id., 1770). Escritor y poeta español cuya obra desarrolló el género autobiográfico como forma novelística. Hijo de un librero, estudió gramática latina con el humanista don Juan González de Dios. Hacia los quince años obtuvo en un concurso público una beca para el Colegio Trilingüe, donde permaneció de 1709 a 1713, con muy poco provecho intelectual, y entregado más bien a la satisfacción de sus instintos anárquicos. Abandonados los estudios, que hubieran resultado fundamentales para su formación humanística, se dedicó a lecturas de todo género, sin plan determinado alguno; mientras tanto, continuaba su vida de ocio y desorden. Deseoso de libertad, huyó en 1713 a Portugal, y después de haberse hecho pasar por médico en Coimbra, actuó, sucesivamente, como bailarín, guitarrista, titiritero y militar. Desertor, ingresó en una cuadrilla de toreros, y volvió con ellos a la patria. De nuevo en el seno de la familia, se dedicó al estudio de las matemáticas y la física, siquiera todavía sin un método ordenado, y compuso pronósticos o almanaques, publicados anualmente bajo el seudónimo de "El Gran Piscator Salmantino”. En 1715, y para disfrutar de los beneficios de una capellanía, recibió el subdiaconado. Luego trabajó como bordador en Madrid; más tarde actuó en calidad de exorcista de espíritus y brujas, y complicó en sus embrollos, entre otros, a la condesa de Arcos, que le tuvo en su casa durante dos años. Participó en concursos públicos, fue encarcelado, absuelto y nombrado vicerrector. Y, finalmente, obtuvo en 1726 la cátedra de matemáticas de la Universidad salmantina. En 1745, a los cincuenta y dos años, fue ordenado sacerdote. Vivió de preferencia en Salamanca y Madrid, y estuvo protegido por los duques de Alba, de quienes llegó a ser administrador, y bajo cuyo amparo permaneció hasta el fin de sus días. Su admiración por Francisco de Quevedo fue un hecho de gran relevancia que influyó en su obra literaria y en la visión crítica y satírica de la sociedad de su tiempo. Si bien en Ocios políticos en poesías de varios metros (1726) ya dio muestras de su talento para la burla, en Sueños morales (1727 y 1728), basada en los Sueños de Quevedo y subtitulada Visiones y visitas de Torres con Francisco de Quevedo, satirizó con crudeza a sus contemporáneos. En esta obra, que algunos consideran su creación más importante, asumió el protagonismo personal y, valiéndose de un estilo expresionista brillante y hasta excesivo en la descripción de los personajes, trascendió el mero retrato humorístico para mostrar la repugnancia que le producían ciertas costumbres y comportamientos. No había en él intención de ser fiel a la realidad en tales descripciones, sino de configurar una visión del mundo a partir de la forma distorsionada del sujeto que tomaba como referencia. Sin mayores novedades estilísticas ni conceptuales publicó en 1743 La barca de Aqueronte, una sátira contra médicos, abogados, jueces, mujeres, nobles, académicos, etc., que escribió en 1731. Todos los elementos y propósitos trazados en sus Sueños morales se desarrollaron con maestría en Vida, ascendencia, nacimiento, crianza y aventuras del doctor Diego de Torres Villarroel (1743-1758). En esta obra el "famosísimo tunante" enlazó con la tradición picaresca para hacer del género autobiográfico, a diferencia de muchos de sus contemporáneos que lo practicaron, una biografía, o acaso deba decirse una radiografía, de una clase social emergente en el siglo XVIII, la burguesía, a la que, en cierto modo, él pertenecía. Al menos su mentalidad era burguesa en la medida en que, coincidiendo con los burgueses, daba a su producción literaria un sentido utilitario, publicando sus obras "con el beneficio de la suscripción". Incluso en el prólogo no dudaba en reconocer con cierto cinismo que el propósito último de escribir y publicar libros era económico: "Tú dirás que Torres ha hecho negocio en burlarse de sí mismo y yo diré que tienes razón como soy cristiano". Es desde esta perspectiva burguesa y merced a un cuidadoso estilo y novedosos recursos técnicos que la autobiografía deviene género novelesco en Torres Villarroel. Dividida en seis partes o "trozos", correspondientes a otros tantos decenios de la vida del escritor, la Vida, ascendencia, nacimiento, crianza y aventuras del doctor Diego de Torres Villarroel pone de manifiesto una personalidad original y extravagante que, aunque refleje su vida en los espejos deformantes de la novela picaresca, tiene en parte una base real más allá de modas o tradiciones literarias. Investigaciones de documentos atestiguan que, en efecto, la obra es una auténtica biografía encajada dentro de la pauta de las novelas picarescas. Los tres primeros libros narran especialmente las aventuras de un típico "pícaro" que, tras una infancia turbulenta e inquieta y empujado por un indomable temperamento aventurero, abandona hogar y estudios y huye a Portugal para vivir una vida de vagabundo, como criado de un ermitaño, bailarín, tocador de guitarra, soldado, médico y torero. Los libros siguientes refieren sus desordenados estudios de autodidacta, la vida errante del estudiante ingenioso, sus éxitos como autor de almanaques astrológicos y, finalmente, la carrera de profesor de matemáticas en la Universidad y su vida de sacerdote. Aunque el autor muestre su gusto por la exageración y la sátira, y por las diatribas contra la cultura o, mejor dicho, contra la incultura de la época, adquieren notable relieve las bufonerías de la desvergüenza, un sarcasmo a lo Quevedo que no sólo se hace patente en el violento hipérbaton y en el placer por lo crudo y lo grotesco, sino también en la misma creación de las palabras, y que acusa el influjo de la prosa barroca de los Sueños de Quevedo. El último libro más bien tiene el carácter de un conjunto de rápidos apuntes que de una ordenada autobiografía. A pesar de su deformación grotesca, la Vida de Diego de Torres Villarroel es una obra sincera y, aparte ser un documento vivo sobre una personalidad y sobre una época, es una de las manifestaciones más significativas de la literatura española del siglo XVIII, en cuanto sella, con la extinción de la picaresca, toda una tradición narrativa y moral. La moderna revalorización de la obra de Torres Villarroel dio lugar a un análisis más atento de su producción poética, en la que, como en la casi desconocida Conquista de Nápoles, asumió con naturalidad las influencias conceptistas y las culteranas para definir su personal estilo. Entre las numerosas obras restantes que escribió en los intervalos de sus aventuras cabe mencionar Sacudimiento de mentecatos habidos y por haber (1726), Los desahuciados del mundo y de la gloria (1736-1737), Juguetes de Talía (1738), Anatomía de lo visible y de lo invisible en ambas esferas (1738), Vida natural y católica (1743), El ermitaño y Torres (1752), Recetas de Torres, añadidas a los remedios de cualquier fortuna, El gallo español, Vida de la venerable madre Gregoria de Santa Teresa y numerosos tomos de Pronósticos, en los cuales predijo la muerte de Luis I, el motín madrileño contra Esquilache o la Revolución francesa. Referencias Biografías y Vidas - www.biografiasyvidas.com/biografia/t/torres_y_villarroel.htm

Bretón de los Herreros

Manuel Bretón de los Herreros (Quel, La Rioja, 19 de diciembre de 1796 - Madrid, 8 de noviembre de 1873), dramaturgo, poeta y periodista español. Realizó estudios con los escolapios de san Antón, en Madrid, con no pocas estrecheces económicas. Muy joven y todavía estudiante se alistó como voluntario en la Guerra de la Independencia (1812) y siguió la carrera militar por espacio de diez años, licenciándose en 1822, sin conseguir ascensos quizá por sus ideas liberales. Por este tiempo perdió el ojo izquierdo en un duelo que sostuvo en 1818 en Jerez de la Frontera, y tuvo oportunidad de viajar por España. Sobre ese lance compuso una quintilla: Dejóme el sumo poder por gracia particular lo que había menester: dos ojos para llorar... y uno solo para ver. Desempeñó cargos administrativos de Hacienda en Játiva y Valencia y luchó contra los Cien Mil Hijos de San Luis (1823); ese año se dirigió a Madrid en busca de fortuna literaria; la logró con el estreno de A la vejez viruelas en 1824. Se encargó de traducir comedias francesas para el empresario Grimaldi entre 1825 y 1830 y entabló una gran amistad con el Marqués de Molíns (1828), que fue su biógrafo principal. Frecuentó asiduamente El Parnasillo desde 1830, apenas constituido. En 1831 el triunfo formidable de Marcela, o ¿cuál de los tres? le abrió de par en par las puertas de la fama, como asimismo la publicación de una traducción de Tibulo le aseguró un puesto como bibliotecario en la Biblioteca Nacional de Madrid. Por unas observaciones algo duras de Larra sobre su teatro se enemistó con él; Larra estaba resentido por la dura crítica de Bretón a su comedia No más mostrador y le hizo ver que se repetía a sí mismo y utilizaba siempre las mismas fórmulas. Bretón respondió atacándole en Me voy de Madrid (1835) y Redacción de un periódico (1836), donde le acusaba de tramposo, mujeriego y mendaz. Sin embargo, los amigos comunes les congraciaron en 1836. Se casó en 1837 con una mujer burguesa y nada romántica, y ese mismo año ingresó en la Real Academia con un discurso interesante sobre la importancia de la variedad métrica en el teatro. Acudió regularmente al Ateneo y al Liceo. La representación de Ponchada (1840) le acarreó una inesperada reacción de los militares que le obligó a huir a Burgos y San Sebastián. A partir de 1840 fue director de la Imprenta Nacional, redactor jefe y director de la Gaceta (1843-1847) y desde 1847 a 1853 director de la Biblioteca Nacional de Madrid y secretario perpetuo de la Academia Española, en la que había ingresado en 1837. Fue un redactor y crítico teatral de muchas revistas. Hacia 1848, tachado de repetirse y de estar anticuado, intentó renovar sus fórmulas dramáticas con el drama histórico ¿Quién es ella? (1849), ambientado en la corte de Felipe IV y en el que Quevedo representa un papel preponderante. La vejez del comediógrafo fue triste: misántropo y muy irritable, llegó incluso a romper con la Academia, a la que tantos servicios había prestado (1870). El emperador don Pedro de Brasil le visitó en 1872, rindiendo tributo a la popularidad de Bretón en aquel país. Murió en 1873 de pulmonía. A pesar de hallarse en pleno Romanticismo prefirió cultivar la comedia al estilo moratiniano y satirizar las costumbres de su época. También es heredero, en el terreno de la comedia, del costumbrismo de Mariano José de Larra, Ramón Mesonero Romanos y Serafín Estébanez Calderón, y describió con exactitud un amplio repertorio de personajes. Su amistad con José de Espronceda, Nicasio Gallego y Larra contribuyó a depurar su gusto y a la formación de un estilo propio y original. Bretón no se limita sólo a ser el espectador de la España que se encuentra entre la Guerra de la Independencia y el destronamiento de Isabel II: aporta su opinión a los problemas y propone soluciones inspiradas en el punto de vista de la burguesía media y conformista. Se opone a reformas sociales radicales, propugna el matrimonio de conveniencias a sangre fría, condenando la coquetería y el exceso pasional; prefiere el peor arreglo al mejor divorcio y critica la moral romántica importada de Francia. El ideal para él es la vida rutinaria, prevista y ordenada por la razón común y el buen sentido. Su teatro se caracteriza por la sencillez de la intriga, la tendencia a los conflictos triangulares y el papel importantísimo de la expresión y del lenguaje. El autor riojano pone toda su habilidad y fuerza dramática en el diálogo. Corrige meticulosamente sus obras y cuida en extremo el decoro de los personajes. Condena el galicismo pero tampoco es un extremado purista. Utiliza con parquedad y acierto el vulgarismo como elemento cómico. Los ambientes de sus obras son los lugares típicos de Madrid, como el Prado; las costumbres del brasero y la verbena; las modas del baile o el álbum; los cambios sociales con el ascenso de la burguesía y la decadencia de la vieja nobleza empobrecida; la mentalidad mercantilista; la corrupción administrativa; la revuelta callejera; el drama de la guerra civil. Es indudable que el teatro de Bretón de los Herreros, pese a sus personajes planos (hidalgos dignos y arruinados, galanes enamoradizos, viudas en estrecheces económicas, patronas, andaluzas engañadoras, coquetas redomadas, lechuguinos, paletos provincianos de buen corazón, militares sin dinero), posee un amplio repertorio de figuras representativas de la época y una fina vista observadora de la vida, costumbres y problemas de su país y su época, un depurado lenguaje, una métrica fácil y de inspiración áurea, y una gran vis cómica, que destacan también en sus epigramas y composiciones satíricos. Uno, en concreto, es muy famoso por la anécdota biográfica que encierra. Solían confundir a un vecino de Bretón, un médico también poeta apellidado Mata (Pedro Mata Fontanet), con el famoso autor, llamando a todas horas a su puerta, de forma que se cansó y puso dos versos sobre ella que decían: En esta mi habitación / no vive ningún Bretón. Como no se llevaban bien, Bretón hizo la siguiente redondilla, que colgó de su puerta: Vive en esta vecindad cierto médico poeta que al pie de cada receta pone "Mata". Y es verdad. El teatro de la ciudad de Haro, en La Rioja, se llama Teatro Bretón de los Herreros en su honor. Obra Dejó ciento tres obras originales entre 360 títulos, veintitrés de ellas en prosa, principalmente comedias neoclásicas, de las que fue el maestro consumado entre Moratín y la alta comedia, pero también algunos dramas románticos, como Helena (1834), un típico melodrama ambientado entre los bandoleros de Sierra Morena, y los dramas históricos Fernando el Emplazado (1837) y Vellido Dolfos (1839), inspirado en el Romancero y que presenta a un Vellido enamorado de la reina Urraca. Hizo sesenta y cuatro traducciones (sobre todo del francés: Marivaux, Scribe, la María Estuardo de Schiller, Jean Racine, Voltaire y otros autores. Realizó diez refundiciones (obras de Lope de Vega, Juan Ruiz de Alarcón, Calderón etc.) Escribió 387 poemas y unos cuatrocientos artículos de costumbres y de crítica teatral fundamentalmente. Entre sus obras dramáticas destacan Marcela, o ¿a cuál de las tres?, Muérete y verás, El pelo de la dehesa, Flaquezas mninisteriales, El hombre pacífico, El editor responsable, La batelera de Pasajes, Dios los cría y ellos se juntan, Un francés en Cartagena, La escuela de las casadas, Un novio para la niña, La escuela del matrimonio, Todo es farsa en este mundo y Un tercero en discordia. Su poesía resulta fiel al Neoclasicismo por sus odas, anacreónticas, romances y sátiras. La primera colección de ellas que editó fue Poesías (1831), pero luego siguió publicándolas en revistas y periódicos a lo largo de toda su vida, pues tenía gran facilidad para el verso y ya los componía a los cinco años de edad. Se nota la influencia de Eugenio Gerardo Lobo por la tendencia al retruécano, de Manuel José Quintana en la vena patriótica y de Juan Meléndez Valdés en lo amoroso. Pero lo más valioso son sus sátiras, como la Epístola a Ventura de la Vega sobre las costumbres de Madrid, premiada por el Liceo, y otras varias sobre la Santa Alianza, el Carlismo, el clero y los hechos de la época. Cultivó el artículo costumbrista en la línea de Ramón Mesonero Romanos, colaborando en el Semanario Pintoresco Español y en Los españoles pintados por sí mismos con la descripción de tipos humildes como las castañeras, las lavanderas y las nodrizas. Trabajó intensamente en la Real Academia, participando en la novena edición del Diccionario y en la redacción e impresión de la Gramática, cuyo Compendio (1859) para la enseñanza elaboró enteramente. Preparó además 497 artículos para el diccionario de sinónimos e hizo resúmenes y actas de la misma entre 1859 y 1868. Como crítico teatral dejó numerosos trabajos en El Universal, La Abeja, La Ley y otros. Mantiene una posición de justo medio entre Neoclasicismo y Romanticismo, gusta de referencias técnicas e históricas y establece el efecto dramático como ley suprema del teatro. Criticó muy duramente la comedia No más mostrador de Larra, lo que pudo ser una causa más de la enemistad entre los dos. Aparte de su discurso de ingreso en la Academia sobre la métrica dramática, hay que destacar Progresos y estado actual del arte de la declamación en los teatros de España (1852) Referencias Wikipedia-http://es.wikipedia.org/wiki/Manuel_Bret%C3%B3n_de_los_Herreros

Bartolomé Leonardo de Argensola

Bartolomé Juan Leonardo de Argensola (Barbastro (Huesca), 26 de agosto de 1562 - Zaragoza, 4 de febrero de 1631) fue un poeta e historiador español del Siglo de Oro. Tras un primer aprendizaje en Barbastro, en 1574 fue a Huesca para cursar estudios de Filosofía y Jurisprudencia, y más tarde estudio Griego, Retórica e Historia Antigua en Zaragoza bajo la dirección de Andrés Scoto. Posteriormente, marcha a Salamanca, donde estudió Derecho Canónico y Teología entre 1581 y 1584. Durante este periodo tuvo ocasión de conocer a Fray Luis de León con quien compartía la afición por los clásicos. Sus primeras composiciones poéticas datan de esta época. Ese mismo año es ordenado sacerdote gracias a una dispensa papal, pues con veintidós años aún no estaba en edad canónica de recibir el ministerio. Entre 1584 y 1586 Bartolomé y su hermano Lupercio fueron protegidos de Fernando de Aragón y Gurrea, quinto duque de Villahermosa. Ejerció como rector parroquial de los estados del duque hasta la muerte de este en 1592, de donde le vino el apelativo de «rector de Villahermosa». En 1601 fue nombrado capellán de la emperatriz María de Austria y, a su muerte en 1603, recaló en Valladolid, adonde se trasladó la Corte, y de allí a Madrid, en 1609 y 1610, donde publicó la Conquista de las Islas Molucas, encargada por comisión del Conde de Lemos, presidente del Consejo de Indias. En estos años conoce a Cervantes y a Lope de Vega y hace esporádicos viajes a Zaragoza donde era fiscal de la Academia Imitatoria, el más conocido de los cenáculos literarios aragoneses del barroco. En 1613 acompaña en el séquito de literatos al Conde de Lemos en su partida a tomar posesión del Virreinato de Nápoles, donde participaría de las actividades de la Academia de los Ociosos. A la muerte de su hermano ese mismo año, solicitó el cargo que dejaba vacante como cronista de la Diputación del Reino de Aragón, siéndole concedido en 1615. Este mismo año obtuvo una canongía en la Catedral del Salvador de Zaragoza y en 1618 fue nombrado Cronista Mayor de la Corona de Aragón. Fue coetáneo de Miguel de Cervantes (quien le elogió en el «Canto de Calíope» de La Galatea), de Luis de Góngora y de Lope de Vega. En su obra poética, que tuvo difusión manuscrita hasta ser publicada junto con la de su hermano en 1634, destaca su clasicismo, que entronca con la poesía latina, sin seguir las corrientes conceptistas ni gongoristas de la época. También se opuso, junto con su hermano, a las novedades de la dramaturgia de Lope de Vega. Su modelo más imitado es Horacio, traducido impecablemente por los dos hermanos, de quien toman la dicción elegante y la claridad de pensamiento, transmitido por un verso fluido y depurado tras un paciente trabajo de lima y revisión. También admiraron a su coterráneo Marcial, de quien aprendieron el gusto por el epigrama y la sátira, pero siempre huyendo de lo vulgar, así como de la afectación gongorina y el latinismo crudo. Este estilo se refleja en la epístola de Bartolomé que comienza "Don Juan, ya se me ha puesto en el cerbelo”: Al discernir palabras, bien sería no entretejer las lóbregas y ajenas con las que España favorece y cría; porque si con astucia las ordenas en frase viva, sonarán trabadas mejor que las de Roma y las de Atenas. Con tal juntura, no te persüadas que por humildes te saldrán vulgares, ni, por muy escogidas, afectadas. Tenderá, pues, a un estilo diáfano, que no abusa de la metáfora audaz ni de la imagen rebuscada. De su obra poética destacan los sonetos "Por verte, Inés, ¿qué avaras celosías", "Firmio, en tu edad ningún peligro hay leve", "Dime, Padre común, pues eres justo" o el satírico "A una mujer que se afeitaba y estaba hermosa" (muy conocido, aunque su autoría está disputada entre los dos hermanos), y las epístolas morales, composiciones de corte clásico que se caracterizan por la gravedad de su tono y un predominio del espíritu reflexivo. Compuso también canciones, epigramas, sátiras, epístolas y tradujo salmos y odas de Horacio. Sus obras poéticas fueron recopiladas por su sobrino junto con las de Lupercio, y publicadas bajo el título: Rimas de Lupercio y del doctor Bartolomé Leonardo de Argensola en 1634. Como cronista diversificó su interés entre varios temas: prosiguió los Anales de la Corona de Aragón de Jerónimo Zurita, escribió Alteraciones populares de Zaragoza en 1591 (revueltas de las que fue testigo junto con su hermano Lupercio) y la Historia de las islas Malucas (1609), a raíz de la conquista de la isla de Ternate. Obras Poesía * Rimas de Lupercio y del doctor Bartolomé Leonardo de Argensola, Zaragoza, s. d., 1634. Se editó posteriormente en Madrid, en 1786, en 4º. * Octavas en alabanza de Orden de la Merced. * Sátira del Incógnito (manuscrito). Prosa * Discurso historial, s. d., 1590. Publicado en la Memoria dirigida a los Diputados del Reino de Aragón donde solicitaba la plaza de su Cronista. * Aforismos políticos. * Alteraciones populares de Zaragoza, año 1591 * Apología, Madrid, s. d., 1609. Escrita en defensa de un soneto suyo de que 1604 contra el arte de la esgrima. * Comentarios a una carta del rey Fernando el Católico. Escrita al Conde de Ribagorza, Virrey de Nápoles, en defensa de la Real jurisdicción. * Comentarios para la Historia de Aragón. Manuscrito. Abarca de los años 1625 a 1627. * Conquista de las islas Molucas Madrid, Alonso Martín, 1609. 409 págs. en folio. * Menipo litigante, Demócrito, Dédalo (c. 1585-1598). Tres diálogos más lucianescos que platónicos; el primero es sátira de jueces y abogados, el segundo contra diversos modos de locura de los hombres y el tercero aborda las Alteraciones de Aragón, el caso de Antonio Pérez, la legitimidad de la razón de estado y el desengaño, con alusiones al Somnium Scipionis. * Primera parte de los Anales de Aragon, que prosigue los del Secretario Gerónimo Zurita desde el año MDXVI del Nacimiento de Nuestro Redentor, Zaragoza, Juan de Lanaja, 1630, en folio. Comprenden desde 1516 hasta 1520. Se conservan también varias cartas, en latín y castellano, una de ellas dirigida a Juan Briz Martínez, abad del Monasterio de San Juan de la Peña con observaciones sobre un proyecto de Historia de Navarra. Referencias Wikipedia - http://es.wikipedia.org/wiki/Bartolom%C3%A9_Leonardo_de_Argensola

Nicolás Fernández Moratín

Nicolás Fernández de Moratín, entre los Arcades conocido por el nombre poético de Flumisbo, (Madrid, 20 de julio de 1737 – Ibid., 11 de mayo de 1780) fue un poeta, prosista y dramaturgo español, padre del también dramaturgo Leandro Fernández de Moratín. Nació en Madrid, en el seno de una familia de origen asturiano. Estudió en el colegio de los jesuitas en Calatayud y posteriormente en la Universidad de Valladolid. Ejerció la abogacía en Madrid. Fue miembro de la tertulia de la Fonda de San Sebastián, a la que también asistían José Cadalso, Tomás de Iriarte e Ignacio López de Ayala. Fue socio también de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Madrid, y de la Academia Romana de los Árcades. Desde 1773 desempeñó la cátedra de Poética del Colegio Imperial de Madrid. En 1764, para dar a conocer sus versos, publicó el periódico El poeta. Al año siguiente publicó un extenso poema didáctico, de tema cinegético, titulado La Diana o arte de la caza. Fue probablemente a principios de la década siguiente cuando compuso otro poema didáctico, de tono burlesco, el Arte de las putas o Arte de putear, que circuló manuscrito, y fue publicado por primera vez en 1898, más de cien años después de su muerte. Su obra teatral comprende una comedia, La petimetra (1762), y tres tragedias: Lucrecia (1763), Hormesinda (1770) y Guzmán el Bueno (1777). Concebía el teatro, dentro de los ideales del neoclasicismo, como escuela de formación ética, y participó en las controversias que en la época tuvieron lugar sobre el teatro clásico español en sus tres folletos Desengaños al teatro español (1762–3). Fue uno de los pocos intelectuales del siglo XVIII interesados en la tauromaquia. Uno de sus poemas más conocidos es el titulado «Fiesta de toros en Madrid», escrito en quintillas. Dedicó una oda pindárica al torero Pedro Romero. Sobre el tema taurino escribió también, en prosa, el folleto Carta histórica sobre el origen y progresos de las fiestas de toros en España (1777). Cultivó, entre otros géneros líricos de raigambre clásica, el epigrama. Es muy citado el titulado «Saber sin estudiar»: Admiróse un portugués de ver que en su tierna infancia todos los niños en Francia supiesen hablar francés. «Arte diabólica es», dijo, torciendo el mostacho, «que para hablar en gabacho un fidalgo en Portugal llega a viejo y lo habla mal; y aquí lo parla un muchacho». Referencia Wikipedia - http://es.wikipedia.org/wiki/Nicolás_Fernández_de_Moratín

Mariano José de Larra

Mariano José de Larra y Sánchez de Castro (Madrid, 24 de marzo de 1809 – Madrid, 13 de febrero de 1837) fue un escritor, periodista y político español y uno de los más importantes exponentes del Romanticismo español. Es considerado, junto con Espronceda, Bécquer y Rosalía de Castro, la más alta cota del Romanticismo literario español. Periodista, crítico satírico y literario, y escritor costumbrista, publica en prensa más de doscientos artículos a lo largo de tan sólo ocho años. Impulsa así el desarrollo del género ensayístico. Escribe bajo los seudónimos Fígaro, Duende, Bachiller y El Pobrecito Hablador. De acuerdo con Iris M. Zavala, Larra representa el «romanticismo democrático en acción». Lejos de la complacencia en las efusiones del sentimiento, Fígaro sitúa España en el centro de su obra crítica y satírica. Su obra ha de entenderse en el contexto de las Cortes recién nacidas tras la década ominosa (1823–1833), y de la primera guerra carlista (1833–1840). Tras el temprano suicidio de Larra a los 27 años de edad, José Zorrilla lee en su entierro una elegía con la que se da a conocer. En 1908 algunos de los representantes de la generación del 98, Azorín, Unamuno y Baroja, llevan una corona de flores a su tumba, homenaje que significa su redescubrimiento y la identificación del grupo con el pensamiento de Larra y su preocupación por España. Referencias Wikipedia—https://es.wikipedia.org/wiki/Mariano_José_de_Larra

Andrés Fernández de Andrada

Fue capitán del ejército español y estuvo en México, donde murió en la más absoluta pobreza, e ignorado de todos. Se le conoce fundamentalmente como autor de una obra que figura en todas las antologías de poesía clásica española por su perfección, la Epístola moral a Fabio, cumbre de la epístola horaciana en España. Sus fuentes literarias vienen del Antiguo Testamento, Séneca y Horacio y representa el espíritu de tradición senequista y de ascetismo cristiano en España, invitando a la resignación de una vida en "aurea mediocritas" o "dorada medianía" y reflexionando sobre la brevedad de la vida y la condición humana. La autoría del poema ha sido demostrada modernamente, por más que se atribuyera en principio a otros poetas de la época como Bartolomé Leonardo de Argensola o Francisco de Rioja. El primero en atinar con el verdadero escritor del poema fue Adolfo de Castro en un trabajo publicado en 1875, y Dámaso Alonso lo confirmó muchos años después con nuevos datos. El destinatario del poema en tercetos encadenados fue el corregidor de la ciudad de México Alonso Tello de Guzmán, deseoso de pretender cargos en la Corte, y le invita a la búsqueda de la virtud, la resignación y el "áureo equlilibrio", cantado ya por Horacio y Fray Luis de León en sus poesías. El poema se desarrolla con un visible ritmo bimembre, recurriendo al artificio del braquistiquio para destacar el significado de las palabras importantes. Referencias Wikipedia - http://es.wikipedia.org/wiki/Andrés_Fernández_de_Andrada

Juan Bautista de Arriaza y Superviela

Juan Bautista Arriaza y Superviela (Madrid, 27 de febrero de 1770 - ibídem, 22 de enero de 1837) fue un poeta español del Neoclasicismo y de la etapa de transición al Romanticismo. En su juventud fue oficial de marina y partidario toda su vida del absolutismo de Fernando VII. Es conocido sobre todo por sus poemas patrióticos de la Guerra de la Independencia Española y por su poema extenso erótico-festivo sobre la danza Terpsícore o las gracias del baile. Hijo tercero de Antonio de Arriaza y Orejón, un militar de alta graduación de infantería y Teresa Superviela y Leytiri, de origen italo-francés, Juan Bautista Arriaza fue bautizado el mismo día de su nacimiento en la parroquia de San Sebastián de Madrid. Cursó sus estudios primarios en el Colegio de las Escuelas Pías de San Fernando del madrileño barrio de Lavapiés. En 1781 ingresó en el Real Seminario de Nobles para seguir estudios de educación secundaria en una institución que tenía aún presente el magisterio de Jorge Juan. Al año siguiente marcha al Colegio de Artillería de Segovia donde se despierta una vocación encaminada a la Armada Real y marcha para ingresar en la Compañía de Guardamarinas de Cartagena en 1787 alcanzando el grado de alférez de fragata en 1790. Sirve en la guerra contra Francia entre 1793 y 1795, año en que se firma la paz de Basilea. Debido a su actuación en el sitio de Tolón fue ascendido en el transcurso de estas hostilidades a alférez de navío en 1794. En 1796 publica «La compasión», un himno fúnebre para las exequias del duque de Alba y al año siguiente sale a la luz en París su primer libro de versos titulado Primicias. Por esta época edita su poema «A las Bellas Artes». En febrero de 1798, Arriaza solicita la licencia para pasar a la situación de retiro alegando problemas de vista, siéndole concedido. En 1803 se encuentra en Londres como diplomático, pero la batalla de Trafalgar acabó con las buenas relaciones entre los países y debe regresar en 1805 a Madrid. En noviembre de ese mismo año escribe una obra sobre este combate titulada «La tempestad y la guerra». En 1807 publica una traducción en verso del Arte poética de Nicolás Boileau. Más tarde Arriaza marcha a París para regresar a España poco antes del levantamiento del dos de mayo en Madrid. Hasta esas fechas Arriaza se había caracterizado por una poesía ligera, amorosa y de estilo Rococó, pero con los acontecimientos de 1808 comienza a escribir entre ese año y 1810 poesía patriótica, típica de aquellas circunstancias bélicas, como su «Profecía del Pirineo», que inspiró a Francisco de Goya su cuadro El coloso (1808-1814), o «Recuerdos del Dos de Mayo». Su poesía patriótica fue muy divulgada y se transmitió oralmente entre la resistencia española. Tras el apoyo de Inglaterra a España y el consiguiente restablecimiento de las relaciones entre los dos países, Arriaza vuelve a Londres en 1810 para desempeñar de nuevo sus tareas diplomáticas. Poco después de su llegada reúne en un volumen sus Poesías patrióticas. Al siguiente año publica en edición bilingüe un escrito titulado «Observaciones sobre el sistema de guerra de los aliados en la Península Española» que granjeó para la colonia española numerosos apoyos. Manda también editar en Palma de Mallorca sus Ensayos políticos. Con la restauración absolutista fernandina, Arriaza conoce el reconocimiento oficial por su apoyo a la causa patriótica y se le nombra Académico de la Lengua. También fue elegido, en 1824, miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Obras * Primicias, 1796 * Arte poética, 1807 (traducción de L'Art poétique (1674) de Nicolás Boileau) * Poesías patrióticas, 1810 * Poesías líricas, 1829 * Terpsícore o las gracias del baile, edición moderna en Las gracias del baile, Madrid, Héroe, 1936. Referencias Wikipedia - http://es.wikipedia.org/wiki/Juan_Bautista_Arriaza

Gaspar Melchor de Jovellanos “Jovino"

Gaspar Melchor de Jovellanos "Jovino" (Gijón, España, 1744-Vega, id., 1811) Político y escritor español. Hijo de una familia de la pequeña nobleza, estudió en Oviedo, Ávila y Alcalá, en cuyo colegio de San Ildefonso se doctoró en cánones a los veintiún años de edad. Tras finalizar los estudios, ingresó en la Administración, y en 1767 fue trasladado a Sevilla para desempeñar el cargo de alcalde del Crimen. Ya en fecha muy temprana empezó a compatibilizar sus tareas laborales con su afición por el estudio y la escritura, influido siempre por las corrientes ilustradas. En 1787 presentó el drama El delincuente honrado, escrito en 1773, y por las mismas fechas se aproximó a la poesía con las epístolas Jovino a sus amigos de Salamanca, de tono moralizante y neoclásico, y A sus amigos de Sevilla, de contenido sentimental. En 1797, tras un breve período como embajador en Rusia, fue nombrado secretario de Gracia y Justicia, pero sólo pudo ocupar el cargo durante un año debido a las presiones ejercidas por Godoy para lograr su destitución. Durante este breve período destacó por su voluntad reformista y por su lucha contra la Inquisición y las propiedades de la Iglesia. Tras ser relevado del cargo regresó a Gijón, donde ejerció como consejero de Estado, aunque también por poco tiempo, puesto que se vio afectado por la oleada de conservadurismo antiilustrado de la época. Se le acusó de haber introducido en España una copia del Contrato social de Rousseau, libro prohibido en aquel momento, y por ello fue encarcelado y deportado a Mallorca (marzo de 1801). Hasta mayo de 1802 residió en la cartuja de Valldemosa, en la cual escribió Memoria sobre educación pública, obra en la que defendía la necesidad de establecer la enseñanza del catalán en Mallorca, al tiempo que proponía la creación de un centro educativo en la isla. Posteriormente fue confinado en el castillo de Bellver, en donde sufrió un período de incomunicación forzosa que aprovechó para redactar varias obras, entre las cuales destacan las Memorias históricas sobre el castillo de Bellver, publicadas póstumamente, y un Tratado teoricopráctico de la enseñanza. Sólo fue liberado tras el motín de Aranjuez, en marzo de 1808, tres años antes de su muerte. Referencias http://www.biografiasyvidas.com/biografia/j/jovellanos.htm

Carlos Edmundo de Ory

Carlos Edmundo de Ory (Cádiz, España, 27 de abril de 1923 – Thézy-Glimont, Francia, 11 de noviembre de 2010 ) fue un poeta, ensayista, epigramista y traductor español, hijo del poeta modernista Eduardo de Ory, principal representante del postismo. Su obra más personal se produce tras su traslado a Madrid en 1942 desde su Cádiz natal. Allí, junto Eduardo Chicharro Briones y Silvano Sernesi, funda el Postismo. Una selección de poemas de esta época aparece en 1945 con el título de Versos de pronto. En 1951 se inicia una nueva etapa en su poesía con la publicación del manifiesto introrrealista. En él aboga por la creación de un arte que sea manifestación de la realidad interna del hombre, expresado en un lenguaje que ha de surgir como invención a partir de misteriosos estados de conciencia. En 1955 se traslada a Francia. En 1968 crea el APO (Atelier de Poésie Ouverte). Se inicia entonces una tercera etapa, en la que la labor poética es entendida como creación colectiva. También escribió varios libros de relatos en prosa recogidos en 2001 con el nombre de "Cuentos sin hadas" y la novela Mephiboseph en Onou. Como él mismo dijo a raíz de la publicación de su antología Música de lobo (2003), su obra tiene dos temas principales: Lo único que me fascina es el amor y el dolor. Como hombre, he de decir que todo se resume en eso, en el amor a los seres humanos afines, a la naturaleza, a la música, a la poesía; y en el dolor de la visión que revelan los versos de Alfonsina Storni: «Muchedumbre de color, / millones de circuncisos, / casas de cincuenta pisos / y dolor, dolor, dolor...». Porque van pasando los años y cuando se llega a mi edad se lleva con gran peso una cartilla cada vez más amplia de muertos muy queridos. Hay que notar que de Ory atribuyó equivocadamente la cita a Alfonsina Storni. En realidad se trata de un poema de Rubén Darío que refleja sus impresiones de la ciudad de Nueva York y que reza así: "Casas de cincuenta pisos, servidumbre de color, millones de circuncisos, máquinas, diarios, avisos ¡y dolor, dolor, dolor! En el año 2006 recibe el Título Honorífico de "Hijo Predilecto de Andalucía", concedido por la Junta de Andalucía. El 6 de noviembre de 2007 deja un mensaje en la Caja de las Letras en el Instituto Cervantes que no se abrirá hasta el 2022 Murió de leucemia el 11 de noviembre de 2010 en Thézy-Glimont, Francia, donde residía, a la edad de 87 años.1 Su archivo fue donado por su esposa Laure Lachéroy de Ory a la ciudad de Cádiz, en una fundación que llevará su nombre. Está compuesto por 8.394 libros y revistas, 235 obras de arte y enseres diversos, desde carteles y dibujos hasta colecciones de arte africano y libros heredados de su padre. Obras destacadas * Música de Lobo 2003 * Los sonetos 1963 * Esa joya absoluta que es Poesía 1945-1969 * Técnica y llanto * Lee sin temor * Aerolitos * La flauta prohibida * Metanoia * Energeia * Soneto vivo * Melos melancolía Referencias Wikipedia - http://es.wikipedia.org/wiki/Carlos_Edmundo_de_Ory

Nicomedes Pastor Díaz

Nicomedes-Pastor Díaz Corbelle (Vivero, Lugo, 15 de septiembre de 1811 - Madrid, 22 de marzo de 1863), escritor, periodista y político español del Romanticismo y del Rexurdimento. Como político, Díaz llegó a ser Ministro de Estado en el gobierno de Leopoldo O'Donnell en el año 1856, durante el reinado de Isabel II de España. Creció en el seno de una familia numerosa. Fue el tercero de diez hermanos, ocho mujeres y dos varones, y se le puso el nombre del santo del día, San Nicomedes, más el equivalente masculino del nombre de su madrina, Pastora (Pastor forma parte de su nombre propio, no de su apellido, confusión muy habitual). Su padre, Antonio Díaz, desempeñaba un puesto de oficial administrativo de la Armada, y con el tiempo llegó a ser titular de la contaduría de correos de Lugo. La madre era María Corbelle. Aunque era infrecuente para la época, todos los hermanos sobrevivieron a la infancia. Su único hermano varón, Felipe Benicio, fue interventor de pagos en el Ministerio de la Gobernación y Diputado a Cortes. Nicomedes ingresó en el Seminario conciliar de Vivero y luego en el Seminario Santa Catalina de Mondoñedo en 1823. Cuatro años más tarde marchó a estudiar Leyes en la Universidad de Santiago de Compostela, donde comenzó su actividad poética. Le afectó el cierre de las universidades decretado por Fernando VII y su ministro Francisco Tadeo Calomarde en 1832. Entonces se trasladó a Alcalá de Henares para proseguir sus estudios, y allí obtuvo el título de abogado en 1833. Parece ser que su vocación religiosa era sincera: murió soltero y, según contó Juan Valera, rezaba todos los días el breviario, fuera de que él mismo le dijo que se hubiera ordenado sacerdote de no tener ciertas obligaciones que cumplir. Tres importantes valedores facilitaron su ingreso en la sociedad madrileña. Por un lado, Manuel Fernández Varela, miembro del Consejo de Su Majestad y Comisario Apostólico General de Cruzada, cargo eclesiástico de gran importancia desde el que favorece a varios hombres de talento y fomenta el desarrollo y saneamiento de su tierra gallega. Por otro, el general Manuel de Latre, militar liberal destacado en las guerras carlistas, que enseguida se fijó en él para recomendarlo a importantes puestos, como el de oficial en la delegación de Fomento de Cáceres. Su tercer valedor, ya en el mundo de las letras, sería el académico Manuel José Quintana. Por mediación de éste conoció a Donoso Cortés, Juan Nicasio Gallego, Ventura de la Vega, Espronceda, Larra, Serafín Estébanez Calderón y otros, entre los que se encontraba el que años más tarde sería su gran amigo y protegido: José Zorrilla. Esta buena relación llega al punto de que el prólogo a la primera edición de Don Juan Tenorio, la obra más conocida de Zorrilla, lo firma Nicomedes Pastor Díaz. Frecuentó por entonces la tertulia de El Parnasillo y publicó en diversas revistas madrileñas, como El Artista, La Abeja y El Siglo, donde estuvo en la redacción con Ros de Olano y José de Espronceda. Un temprano amor por una muchacha, a la que recuerda como Lina, muerta en plena juventud, marcó su vida y su obra. Establecido en Madrid (1832), participó en todas las actividades románticas y protegió a José Zorrilla, cuya revelación ante la tumba de Larra en 1837 relata conmovido. Conservador y monárquico; leal a María Cristina, enemigo de Espartero, a quien atacó desde el semanario El Conservador (1841), periódico fundado por él, Antonio Ríos Rosas, Joaquín Pacheco y por Francisco de Cárdenas. En 1835 colabora en la refundación del Ateneo y en ese mismo año Javier de Burgos, a la sazón ministro, nombró a Pastor Díaz, por mediación del general Latre, oficial del ministerio de Gobernación en Cáceres, empezando así una imparable carrera política. Ese mismo año Salustiano Olózaga lo recomendó para el Ministerio de Gobernación y fue nombrado Secretario Político de Santander. Sus cumplidos servicios en esta plaza y su negativa a participar en los sacudimientos políticos del años 36, le valieron el nombramiento de Oficial del ministerio de la Gobernación, y un año más tarde, en 1837, el de Jefe Político de Segovia, un cargo más o menos equivalente a lo que luego serían los gobernadores civiles. Su designación para este puesto coincidió con un recrudecimiento de las guerras carlistas, y más concretamente con las incursiones del general Zariátegui y del Conde Negri. Pastor Díaz reaccionó inmediatamente frente a la amenaza y ordenó poner a buen recaudo en los hornos del alcázar segoviano los caudales del erario público, los caudales particulares y las alhajas de las iglesias, dejando al enemigo sin posible botín que conquistar como no fuera expugnando el alcázar, lo que a todas luces resultaba empresa excesiva para las magras fuerzas carlistas. Como quiera que por esto no encontraron más ganancia que la simplemente estratégica, las soldados carlistas, que tenían algo de forajidos montaraces, no tardaron en desanimarse en la capital. No contento con este triunfo, y con la provincia invadida por los carlistas, Pastor Díaz, al amparo de su corta edad, se movió de incógnito por los pueblos segovianos, informando al Gobierno de las distintas vicisitudes que iban aconteciendo. De esta manera pasó dos años como hombre de acción, hasta que el conde de Negri fue finalmente derrotado por el general Latre y Pastor Díaz, en recompensa de sus servicios, recibió la toga de magistrado de la Audiencia de Valladolid. Aquel mismo año 1839, cuando se unificó bajo un sólo mando el poder de los jefes políticos y los intendentes, Pastor Díaz fue nombrado para esta dignidad en Cáceres, ciudad en la que redacta un famoso Manifiesto. Desde allí, apoya abiertamente la Constitución de 1837 y se opone con energía a todos los partidarios de abrir un nuevo periodo constituyente, pues era de la opinión de que los periodos constituyentes son épocas en las que "sólo abundan los charlatanes, las discusiones estériles y los pactos que a todos convienen menos a los administrados", y a la defensa de estas ideas se entregó con el entusiasmo del poeta romántico que era. Todos sus intentos políticos giraron entonces, y en los años siguientes, en torno a la fusión de los partidos. Pastor Díaz entendía que los intereses de la nación tenían que se necesariamente intereses comunes, y no podía aprobar que un partido u otro gobernasen en exclusiva, a favor de los suyos y en detrimento de los contrarios. Este modo de pensar le acarreó grandes complicaciones, pues por ello precisamente no obtuvo nunca el apoyo ni de unos ni de otros, motejado con el calificativo de "puritano" que se empleaba en la época para denominar a los que no se decantaban por una u otra facción. Cuando estalló el pronunciamiento de septiembre de 1840, Pastor Díaz fue comisionado a Valencia para hablar con la regente María Cristina y solicitarle la formación de un gobierno de unidad nacional que tratase de salvaguardar los intereses públicos más allá de las luchas partidistas. En esta misión conoció al general Leopoldo O'Donnell. A su regreso a Madrid de este encargo, fue encarcelado durante dos meses. Finalmente fue liberado sin cargos y participó junto a Ríos Rosas en la defensa de los periodistas que habían sido enviados al exilio a causa de los recién vividos acontecimientos. 1841 fue un mal año para Pastor Díaz. Tuvo que guardar cama por un fuerte y doloroso ataque de artritis y asistir al funeral de su padre, a quien no veía desde hacía nueve años. Aun así, aquel año, y en colaboración con Francisco Cárdenas, inició la composición de una serie de biografías en la llamada Galería de españoles célebres contemporáneos entre las que destacan la del Duque de Rivas, el general Diego de León (cuyo proceso y fusilamiento por parte de Espartero le conmovió profundamente), Ramón Cabrera y Javier de Burgos. Junto con Francisco Cárdenas, Joaquín Pacheco y Antonio de los Ríos Rosas, fundó una revista muy influyente hasta que fue cerrada por orden gubernativa, El Conservador (1841), con la cual proyectaba oponerse, situándose entre las filas políticas del moderantismo (sector de los puritanos), a Espartero, lo que le llevó a ofrecer sus servicios a la Reina Gobernadora durante el conflicto de la Regencia; este acto, que le valió una prisión de un mes y cristalizó su prestigio político entre los monárquicos. Después de su paso por El Correo Nacional y El Heraldo, funda el periódico El Sol junto a Antonio de los Ríos Rosas y Gabriel García Tassara. En este medio precisamente es el primero en solicitar abiertamente en 1842 la mayoría de edad de la futura reina Isabel I,[cita requerida]lo que lo convierte en centro de todos los debates. Era entonces muy amigo de Gabriel García Tassara, con quien había fundado El Heraldo (1842) tras el cierre de El Conservador. Elegido diputado a Cortes por la Coruña en 1843, una vez disueltas estas renueva su escaño, aunque en esta ocasión por la circunscripción de Cáceres, donde aún se recordaba su paso por la provincia como Jefe Político. Más adelante sería también diputado por Pozoblanco, y por Navalmoral de la Mata. Cabe señalar en este punto, que el sistema electoral español del siglo XIX asignaba los diputados por partidos judiciales, al estilo de los distritos británicos, y no por provincias como prescribe la actual ley electoral. Le ofrecen desde el sector privado la secretaría del Banco de Isabel II. Desde este puesto creó en 1847 el Real Consejo de Agricultura, Industria y Comercio. A comienzos de ese mismo año es nombrado Subsecretario de Gobernación, y pocos meses después, cuando ocupaba la presidencia del Gobierno su amigo Francisco Pacheco, es nombrado Ministro de Comercio, Instrucción y Obras Públicas. Su paso por el ministerio estuvo marcado por una febril actividad: legisló sobre los derechos de aguas, que tantas y tan enconadas disputas producían en la época; reformó la legislación de las sociedades anónimas para evitar que siguieran siendo instrumentos de fraude y corrupción; estableció la intervención para el control de los presupuestos de ejecución de las obras públicas, y modificó la administración de los presupuestos de sanidad y agricultura. Asimismo, y en el ámbito de la instrucción pública, dotó de fondos a la biblioteca de la Universidad de Sevilla y nombró a Bretón de los Herreros como director de la Biblioteca Nacional. También en 1847, el 18 de marzo, fue nombrado Pastor Díaz miembro de la Real Academia Española de la Lengua, junto a Hartzenbusch y Olivari. A partir de aquí, su salud y su negativa a aceptar ciertos cambalaches políticos lo apartan progresivamente de la política, aunque periódicamente será llamado a moderar las disputas entre las distintas facciones. Se centra entonces en su vida intelectual y trata de convertirse en uno más de los dedicados tranquilamente a su trabajo y su estudio, sin mayor notoriedad pública. Entre 1847 y 1850 fue rector de la Universidad de Madrid y en 1856 fue nombrado Consejero de Estado. Fue ministro de Estado en 1856 con la Unión Liberal de Leopoldo O'Donnell. En 1857 es elegido miembro de número de la real Academia de Ciencias Morales y Políticas. En 1858 fue nombrado senador del Reino. Además de todo esto, cumplió también varias misiones como embajador en Cerdeña (1854) y Lisboa (1859-1861), pero ya nunca llegaría a alcanzar un cargo de la importancia del ministerio que desempeñó en 1847. Consejero de Estado y ministro de Gracia y Justicia de nuevo con O'Donnell durante dos meses en 1863, ya enfermo y a pique de morir, lo que ocurrió en efecto el 22 de marzo de 1863. Pese a la importancia de los cargos que ocupó y su permanente dedicación a la vida política, su honradez fue intachable y hubo de concederse una pensión a su madre y hermanas para que pudiesen sobrevivir a poco de su muerte. Se le concedieron cinco condecoraciones en vida (la de Carlos III, la de San Genaro, la de Cristo de Portugal, la de San José de Parma y la de San Mauricio y San Lázaro). Obras Publicó sus Poesías (1840) después de haberlas dado a conocer en El Artista y otras revistas, aunque según él las había venido componiendo desde 1828. De hecho, su poema en gallego Alborada (1818) se considera una de las primeras muestras del renacer de esa lengua. Precede al tomo un prólogo en que declara que la poesía debe tener una función social y ser expresión del alma del poeta. La segunda afirmación encuentra cabal cumplimiento, pues casi todos sus poemas son reflejo autobiográfico. Alma gallega, obsesionada por la muerte, la soledad y el paisaje brumoso de su tierra natal, se adelantó, con Enrique Gil y Carrasco, a la intimidad desgarrada y saudadosa de Gustavo Adolfo Bécquer y de Rosalía de Castro. Fue muy estimado y aún imitado por sus contemporáneos: de su poema "Mi inspiración" (1828) derivó Zorrilla su idea de la misión del poeta y la concepción de éste como desterrado en el mundo. Predominan los poemas amorosos que giran en torno a dos mujeres, Lina, el amor de su adolescencia, y otra, quizá una aristócrata madrileña a la que pretendió en edad más madura. Las composiciones inspiradas opor Lina están llenas de dolor, angustia, visiones tétricas, desconsuelo, como presididas por una "Mariposa negra", (1835), según se ve en una de sus más famosas piezas. Destacan "Al silencio", evocación de las nocturnas citas, "A la muerte", amargo grito de angustia por la desaparición de la amada; "A la luna", donde se combina el paisaje gallego y la saudade de la ausente. Las dedicadas al segundo amor hablan de la belleza de la amada y de la imposibilidad de conseguirla. Compuso también poemas descriptivo-filosóficos. El paso del tiempo y la inanidad de la vida del hombre llenan "Al Acueducto de Segovia" y "En las ruinas de Itálica". "La sirena del Norte" describe el paisaje marinero de Galicia, la aventura cotidiana de los navegantes y el fervor religioso que pone en le cielo el fin de la búsqueda. "A la inmortalidad" expresa una duda, quizá íntima, quizá solamente poética, sobre el más allá y la perduración. Hay que añadir algunas traducciones del francés y varias composiciones de circunstancias, como "A don José Zorrilla". En métrica se mostró bastante original, inventando estrofas como las octavas de pie quebrado. Contribuyó al desarrollo de la novelística con dos obras clasificadas como sentimientales y con elementos autobiográficos. Una cita (1837), escrita en 1833, es una novela corta ambientada en Galicia que revive los amores con Lina y su muerte. Su desarrollo es parecido al de "La promesa" de Bécquer. De Villahermosa a la China. Coloquios de la vida íntima (1855), publicada previamente en La Patria, es una novela en clave en que Javier, el protagonista, ha de indentificarse con el autor. Narra los amores de un calavera y su conversión religiosa, desde las fiestas mundanas del madrileño palacio de Villahermosa hasta la marcha a China como misionero. Juan Valera elogiaba el estilo "fácil, elevado y rico" de Pastor Díaz, lo que viniendo de un estilista como él no es pequeño elogio, y señalaba el predominio del análisis sobre la acción. También apercibió que los cuatro personajes principales son desdoblamientos del alma lírica del autor en diálogo angustiado con sentimientos opuestos. Apuntaba asimismo sus doctrinas religiosas y sociales, con las que no estaba de acuerdo. Como libro de estilo, decía, tiene pocos rivales, y como análisis de pasiones es único. Alababa también su poder descriptivo y calificaba la novela de libro triste, en que el único consuelo proviene de la religión. No debería extrañar que el epicúreo autor de Pepita Jiménez lo tuviera entre sus modelos y de hecho Pedro Antonio de Alarcón se inspiró en él para su novela El escándalo. Se afirma que la propia vida del escritor gallego está en la base que cimenta El escándalo. En cualquier caso De Villahermosa a la China es un paso adelante en la consolidación del Realismo narrativo. Compuso además numerosos artículos de varia índole y varios libros consecuencia de su actividad múltiple como periodista, político y orador. Condiciones del Gobierno Constitucional en España. Palabras de un diputado conservador sobre las principales cuestiones de nuestra situación política (1846) estudia la estructura de los partidos políticos y pide la unión liberal; fue publicada en 1848 con el subtítulo de A la Corte y a los partidos. Una serie de conferencias dadas en el Ateneo de Madrid constituyen la médula de Los problemas del socialismo (1848-1849), aunque ya fueron publicadas en La Patria (1849). En ellas se revela su mentalidad conservadora al oponerse a las doctrinas sociales modernas y esperar de la religión la solución de los conflictos de grupo. En colaboración con Francisco Cárdenas escribió una Galería de españoles célebres y contemporáneos o biografías retratos de todos los personajes distinguidos de nuestros días en las ciencias, la política, en las armas, en las letras y en las artes (1842) en varios volúmenes a la que contribuyó con las biografías de Ángel de Saavedra, Duque de Rivas, y Ramón Cabrera. Hombre muy culto, publicó un Compendio Histórico-Crítico de la Jurisprudencia Romana (1842) basado en la obra del historiador inglés Gibbon donde analizaba el desarrollo del Derecho Romano hasta los tiempos de Justiniano. Entre sus artículos de crítica destacan "Del movimiento literario en España" (Museo Artístico y Literario, 1837), brillante defensa del Romanticismo, y "De las novelas en España" (El Conservador, 1841), en el que, a propósito de la aparición de Sab, señala la falta de las mismas. Sus Obras fueron publicadas por la Real Academia (1866-1868) en seis volúmenes, con prólogo de Fermín de la Puente, Juan Eugenio Hartzenbusch, Antonio Ferrer del Río, Juan Valera y Patricio de la Escosura. Existe una edición moderna de sus Obras (Madrid, BAE, 1969-1970), con estudio de José María Castro y Calvo. Monumentos en recuerdo de Nicomedes Pastor Díaz Vivero, la ciudad natal de Nicomedes Pastor Díaz, ridió homenaje a uno de sus hijos más predilectos, algo que se puede observar en sus calles. La primera obra en recuerdo de su figura data de marzo de 1882, en el décimo aniversario de su muerte, otorgando a una de las calles de la ciudad con su nombre, y situando una lápida en la fachada de la casa en que nació. Se recogió la idea lanzada por Manuel Murguía1 de erigir un monumento en honor a Pastor Díaz, construyéndose en el año 1889 la comisión gestora para erigir la estatua, colocándose la primera piedra el 16 de junio de 1890 y procediendo a su inauguración el 26 de septiembre de 1891. La estatua es de hierro recubierta con una capa de bronce midiendo 2,80 metros. Fue moldeada por el escultor catalán José Campeny Santamaría y fundida en los talleres de Alejandro Wolgüemoutch, de Barcelona. Representa a Pastor Díaz de pie, vestido de levita, en actitud noble. En la mano derecha lleva una pluma y en la izquierda, que descansa sobre el corazón, un rollo de papeles. Las cuatro caras del pedestal contienen lápidas de mármol blanco con inscripciones en relieve. En la del frente se lee: AL EXCMO SR. DON NICOMEDES-PASTOR DÍAZ, EN POLÍTICA Y LETRAS, POR VIRTUD E INGENIO ILUSTRE. En la del costado derecho: SU PAÍS NATAL, LA PROVINCIA, EL ESTADO Y SUS ADMIRADORES DEDICARON ESTE MONUMENTO. En el lado izquierdo: EL «CENTRO GALLEGO» DE LA HABANA. Y en la posterior: DON NICOMEDES-PASTOR DÍAZ NACIÓ EN VIVERO EL 15 DE SEPTIEMBRE DE 1811 fue RECTOR DE LA UNIVERSIDAD CENTRAL, ACADÉMICO DE LA LENGUA Y DE CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS, MINISTRO DE ESPAÑA EN TURÍN Y LISBOA, MINISTRO DE COMERCIO, INSTRUCCIÓN Y OBRAS PUBLICAS, DE ESTADO Y DE GRACIA Y JUSTICIA, FALLECIÓ EN MADRID EN 12 DE MARZO DE 18632 LAS MUSAS LE LLORAN LA PATRIA BENDICE SU RECUERDO. Finalmente, desde el 13 de septiembre de 1923, se guarda en la capilla mayor de Santiago en San Francisco, las cenizas de Nicomedes Pastor Díaz, encerradas en una urna de mármol negro y blanco, cumpliéndose así también el deseo expreseado por Pastor Díaz en su: Oda A la Muerte: «Llévame de mi Landro a los vergeles Y allí, muerte piadosa, Bajo los mismo sáuces y laureles Dó mi cuna rodó, mi tumba posa.» Referencias Wikipedia-http://es.wikipedia.org/wiki/Nicomedes_Pastor_D%C3%ADaz

Ángel María Dacarrete

Nació Ángel María Dacarrete Hernández, el 14 de noviembre de 1827, en El Puerto de Santa María. Sus padres: José Luis Dacarrete Ramírez, natural de Cádiz, y María Regla Hernández Samaniego, natural de El Puerto. Pocas, por no decir ninguna, son las noticias que tenemos de la estancia de Ángel María en su ciudad natal. En 1838, cuando el poeta portuense aún no contaba los once años, se inaugura en Cádiz el Colegio San Felipe Neri, en el edificio que perteneció a la Comunidad del Oratorio del mismo titular, y que fue asimismo el histórico lugar donde se reunieron las cortes de 1812. Este colegio fue «el mejor sin duda que se conocía entonces en España y, a decir verdad, el mejor en su género que ha existido después hasta hoy día de la fecha», al decir del eminente cirujano portuense don Federico Rubio en su libro de memorias; asimismo, y refiriendo nuevamente al colegio, añade: «Poblaron el colegio los hijos de la gente acaudalada». Don Alberto Lista regentó el colegio hasta su marcha a Sevilla en marzo de 1844, sustituyéndolo don Antonio Alcalá Galiano quien solo lo dirigió unos meses, al igual que su sucesor don José Joaquín de Mora. La estancia de don Alberto Lista en el colegio gaditano marcó sin duda una huella indeleble en su vida del poeta portuense quien le llega a dedicar hasta dos poemas al maestro. Uno, fechado el 9 de mayo de 1844, cuando contaba 16 años, que es precisamente el primer poema que conocemos de Dacarrete, y que lo escribió con motivo de la marcha de su maestro a Sevilla. Y otro, después de la muerte de éste, acaecida en 1848, y que se publicó en Sevilla algún tiempo después. Es de suponer, aunque no lo hemos podido comprobar, que sus relaciones con don Alberto Lista continuaron en Sevilla, pues el poeta portuense se traslada a la ciudad hispalense un año después que Lista y ahí permanecerá hasta 1852. /Portada del Colegio San Felipe Neri, en Cádiz. Aunque no se conocen documentos de la posible relación de Dacarrete con Bécquer, es muy posible que ésta date del periodo sevillano. Téngase en cuenta que ya en la Corona poética a Lista intervienen los dos: Gustavo Adolfo escribió una oda titulada «A la muerte de don Alberto Lista», que curiosamente es la composición más antigua que se conoce del poeta sevillano, y que no se publicó entonces. /En la imagen de la izquierda, Gustavo Adolfo Becquer. En la década de los cincuenta, y ya instalado en Madrid, es cuando Dacarrete dará lo mejor de sí en cuanto a su faceta literaria se refiere, tanto en poesía como en teatro. El motivo de su marcha a Madrid era el de terminar en su universidad la carrera de Derecho que había comenzado en Sevilla. Dado que al aspecto poético nos referiremos más adelante, bueno será dar un somero repaso a su obra como dramaturgo. En 1855, cuando contaba 27 años, estrena en Madrid su drama en tres actos y en versos «Magdalena». Un año más tarde representa su zarzuela en un acto y en verso «Mentir a tiempo», a la que puso música el maestro Fernández Caballero. En 1857 escribió la comedia en tres actos y en prosa titulada «Poderoso caballero es don dinero». En 1858 escribió otra comedia también en tres actos y en prosa, «La dulzura del poder» así como la pieza «Al cabo de los años mil» y el drama «Una historia del día». /Portada de ‘Poderoso Caballero es don Dinero’. Madrid. 1857., Realizó asimismo adaptaciones de otras obras, como la comedia del Calderón de la Barca «Bien vengas, mal, si vienes solo». Tradujo del francés y adaptó las comedia «Gaspar, Melchor y Baltasar» y «El ahijado de todo el mundo» original de Emilio Souvestu. Adaptó también la comedia en tres actos y en prosa, «Les femmes terribles», de Dumanoir, y la farsa cómic en tres actos «Este cuarto se alquila» de Cogniard y Leroux arreglada para la escena junto con su amigo Enrique Cisnero. También en 1858 escribió un drama trágico en cuatro actos, basado en el famoso de Shakespeare «Romeo y Julieta», al que Dacarrete tituló invirtiendo el orden de los nombres de los amantes. En septiembre de 1864, siendo Oficial del Ministerio de la Gobernación, es nombrado por Real Decreto Gobernador Civil de Valladolid. Unos meses después, en febrero de 1865, es cesado en su cargo de Gobernador de Valladolid, para ser nombrado Gobernador de Burgos, cargo que ostentaría hasta junio del mismo año. Por estas fechas contrajo matrimonio con la vallisoletana doña Valentina Alvarez Unzueta, de cuyo matrimonio tendrían una hija: María, que sería quién años más tarde, y una vez muerto el poeta, donará al Museo de Cádiz el retrato al óleo de su padre, obra de I. Verdejo, que ilustra esta nótula. En julio de 1879 fue elegido Diputado a Cortes por el Distrito electoral de Aguadilla en la entonces provincia de Puerto Rico. A primeros de marzo de 1881 es nombrado Consejero de Estado con destino en la Sección de Ultramar. Dos años más tardes pasó de esa Sección a lo de lo Contencioso. Y en 1885, a la Sección de Guerra y Marina. Entre 1886 y 1888, Dacarrete compendió los mejores recuerdos de su tiempo en las dos conferencias que dio en el Ateneo madrileño, entre la serie de las que integraron La España del siglo XIX. La primera de estas conferencias versó sobre «Martínez de la Rosa. El triunfo de las instituciones representativas. La regencia de Doña María Cristina de Borbón. El Estatuto real y la Constitución del 37. Origen de los partidos». Y la segunda sobre: «La Unión Liberal. El Duque de Tetuán. La revolución de 1854. La transacción de los partidos. Don Antonio de los Ríos y Rojas. La guerra de Africa y de América. Los antecedentes de la revolución de 1868». En noviembre de 1887 es nuevamente destinado a la Sección de lo Contencioso, para, unos meses después, en septiembre de 1888 y por Real Decreto, ser nombrado Ministro de Tribunal de lo Contencioso Administrativo. También por Real Decreto, de 1899, se le nombra Presidente de la Sección de Hacienda y Ultramar. /En la imagen de la izquierda, ‘El Libro del Amor. Antología. Angel María Dacarrete’, prologado en 1986 por el poeta José Luis Tejada y el crítico de arte, Francisco M. Arniz. El 4 de enero de 1900 fue propuesto para ocupar la vacante por fallecimiento de don Antonio María Fabié, del sillón ‘R’, de la Real Academia Española. La propuesta la firmaron los Sres. don Eduardo Saavedra, don Eduardo Benot y don Francisco Fernández González. Fue elegido el 1 de febrero de ese mismo año, si bien no llegó a ocupar el sillón, ya que murió «cuando había comenzado a escribir el discurso correspondiente, que no pasó de los primeros párrafos». El 17 de mayo de 1904 es declarado cesante como Consejero de Estado por reforma del cargo. Días después solicita su jubilación que le es concedida en junio de ese mismo año. Apenas cuatro meses después, el 13 de octubre de 1904, a las dos de la tarde, fallecía en su domicilio madrileño de la Plaza de Colón núm. 2, a consecuencia de «úlcera venal», este hombre de «ideas templadas y de carácter muy apacible» que firmaba como Ángel María Dacarrete Hernández. n su poesía se puede señalar una línea evolutiva que, arrancando de su formación neoclásica en su primera juventud, se incorpora muy peculiarmente a un cierto romanticismo tardío, asimilando antes que Bécquer los influjos foráneos (de Musset, Byron, Heine) con el consiguiente gusto por la poesía popular y adelantándose a escribir verdaderas «rimas» en la década de los 50, para recaer luego con otros rumbos más trillados, hasta acabar dejando casi por completo la poesía para consagrarse a la actividad política. Referencias Francisco M. Arniz Sanz - www.gentedelpuerto.com/2011/09/27/1-150-angel-maria-dacarrete-hernandez-escritor-y-politico-y-ii/

Ildefonso Manuel Gil

Ildefonso-Manuel Gil nació en Paniza, Provincia de Zaragoza, en 1912 y murió en Zaragoza en 2003. Poeta, narrador, ensayista, traductor. Ildefonso-Manuel Gil nació en el pueblo de Paniza (Zaragoza), el 22 de enero de 1912 y fue enterrado en Daroca en el 2003, con la edad de 91 años. “Hombre de la generación del 36” como él mismo se definió. Licenciado en Derecho por la Universidad de Madrid y doctorado en Letras. Sufrió la represión de la dictadura franquista y fue encarcelado en Teruel durante la guerra civil, como un destacado republicano. Más tarde, fue acosado por no querer jurar los principios del movimiento nacional de Francisco Franco. Fundó la revista Literatura, con su compañero Ricardo Guillón y dio clases en el Colegio Santo Tomás de Zaragoza. En los años 60 se marchó a Estados Unidos para impartir clases de literatura en una universidad neoyorquina, donde trabajó hasta su jubilación. En 1983, durante la transición, volvió a España, fijando su residencia en Zaragoza. En esta ciudad, dirigió la Institución “Fernando el Católico”, de la que fue designado consejero de honor. Fue miembro de la Academia Norteamericana de la Lengua Española, y como tal, correspondiente miembro de la Real Academia Española. Durante éstos años, recibió varios galardones: en 1982, le fue concedida la Medalla de Oro de Zaragoza; en 1993, la Medalla de Santa Isabel de Portugal; Aragonés de Honor en 1996 y recibió la Medalla de Honor de la Institución "Fernando el Católico" en el 2000. Su muerte llegaría 3 años después, posiblemente debida a una fractura de cadera unos años atrás. Obra Su poesía podría considerarse neorromántica -a veces, casi neoclásica- y tiene una acusada tendencia a engarzar los poemas de un mismo libro. En algunas de sus obras se aprecia un tono de queja cívica, propio del momento histórico, que enlaza con la poesía social de postguerra, sin dejar de responder a un registro individual. La expresión, sencilla y directa, se condensa en poemas breves en los que demuestra su extraordinario dominio de la versificación, tanto del verbo libre o blanco como de la estructura estrófica. Prosa * La moneda en el suelo (1951), historia de un violinista que pierde sus manos en un accidente y se introduce en un proceso de autodestrucción que, como el mismo Gil reconoce, se relaciona con la de su generación en la guerra civil. Esta novela se caracteriza por la insensibilidad hacia elementos ajenos , la falta de vitalidad, el individualismo, el egoísmo, y afán por alcanzar el placer como prioridad del protagonista. * Juan Pedro el dallador (1953) es la historia de una venganza y ambienta su primera parte en el prototipo de pueblo aragonés, Pinarillo. * Su última novela es Concierto al atardecer (1992); testimonio de los horrores de la guerra civil, narra las experiencias de dos centenares de personas detenidas y aisladas del mundo exterior en los primeros días de la contienda. Obra de origen doloroso y difícil, tardó veinte años en concluirla. * El volumen Hojas sueltas recoge trabajos sobre distintos temas, escogidos por el autor entre los publicados en prensa, libros colectivos, revistas o lecturas públicas, escritos entre 1935 y 1993. Un caballito de cartón. Memorias, 1915-1925 (1996), rememora su niñez en Daroca; volumen al que sigue Vivos y muertos y otras apariciones (Memorias, 1924-2000) (2000), donde ofrece una selección de setenta años de vida y literatura. Poesía La obra de Ildefonso Manuel Gil también cuenta con un hectapoemario que se divide en varios apartados, cada uno escrito en diferentes épocas de su vida: * El tiempo recobrado – 1950 * El incurable – 1951 * De persona a persona – 1971 * Luz sonreída, Goya, amarga luz – 1972 * Poemas del tiempo y del poema – 1973 * Poemaciones – 1982 * Las colinas – 1989 Referencias Wikipedia - http://es.wikipedia.org/wiki/Ildefonso_Manuel_Gil




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