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Rolando Escardó

Rolando Escardó. Poeta camagüeyano. Fundador en su provincia del Grupo Los Nuevos y del Grupo Yarabey. Se le recuerda además por su vinculación a actividades revolucionarias en la clandestinidad. Nació en Camagüey el 7 de marzo de 1925. Estudió la enseñanza primaria en su ciudad natal, donde transcurrieron sus primeros años de juventud. Su educación fue autodidacta. Trayectoria literaria Fundó en su provincia el Grupo Los Nuevos, que publicó una selección de versos de Martí (1953). En 1958 fundó el Grupo Yarabey. Durante sus prácticas revolucionarias en la clandestinidad, fue perseguido y sufrió prisión. Luego, en 1958, tuvo que abandonar el país y establecerse en Mérida, Yucatán. Después del Triunfo de la Revolución regresó a Cuba y fue designado teniente del Ejército Rebelde. Además, fue jefe de Zona de Desarrollo Agrario y organizó cooperativas de carboneros en la Ciénaga de Zapata. Practicó la espeleología. Poemas suysos aparecen en Ciclón y Lunes de Revolución. Muerte Cuando organizaba el Primer Encuentro Nacional de Poetas en 1960, que debía celebrarse en Camagüey, para recaudar fondos que propiciarían la compra de un avión de combate para defender la Revolución Cubana, un accidente automovilístico terminó con su vida. Con posterioridad a su muerte apareció publicado su poemario Jardín de piedras. Bibliografía activa Jardín de piedras en Islas. Santa Clara, 3 (3): 147-154, may.-ago, 1961). Libro de Rolando. Poesía. Pról. de Virgilio Piñera, La Habana, Eds. R. 1961. Las Ráfagas. (Poemas). Pról. de Samuel Feijóo. Santa Clara, Universidad Central de Las Villas, 1961. Referencias ecured.cu/index.php/Rolando_Escardó

Esteban Borrero

Médico, pedagogo, poeta, narrador y mambí. Importante figura de las letras en Cuba en el período de transición del siglo XIX al XX. Hijo del educador Esteban de Jesús y padre de las poetisas Juana, Dulce María y Ana María, fue un intelectual que desplegó un talento excepcional tanto como hombre de ciencias y de letras. Se educó y ejerció como maestro desde los 11 años de edad en una escuela fundada por su madre en Camagüey, su ciudad natal. Luego, se acreditó como profesor de Instrucción Primaria en Puerto Príncipe y, en 1863, se colocó como ayudante delineador en la Comandancia de ingenieros de su ciudad natal. Su vocación pedagógica lo llevó a abrir una academia para adultos y, al estallar la Guerra del 68, partió hacia la manigua con sus discípulos. En campaña, fundó dos escuelas y sirvió en las armas hasta llegar a ser jefe de servicio de avanzada, capitán y más tarde coronel. En la contienda, Borrero cayó prisionero, sufrió grandes penalidades hasta la Paz del Zanjón y, después de la guerra, se ganó la vida como zapatero y panadero. En la capital, donde arribó luego de ser declarado sospechoso por las autoridades españolas, Borrero trabajó como maestro sin sueldo y como librero encuadernador, y estudió Agrimensura y la carrera para Pericial de Aduana. En 1879, publicó junto a Enrique José Varona, los hermanos Sellén y otros importantes poetas, la selección poética Arpas amigas. Se graduó de licenciado en Medicina y Cirugía, y obtuvo por oposición la plaza de médico municipal de Puentes Grandes, donde residió durante algunos años. En esa localidad habanera, la casa de la familia Borrero se convirtió en un centro cultural importante, puesto que cada domingo, allí, se celebraban tertulias de poesía a las que asistían Julián del Casal, los hermanos Uhrbach y otras personalidades impulsoras del modernismo cubano. Años más tarde, Borrero fue cofundador de la Sociedad de Estudios Clínicos y de la Sociedad Antropológica. En 1892, se trasladó a Nueva York para entrevistarse con algunos miembros de la Junta Revolucionaria. Luego del estallido de la Guerra del 95, se vio obligado a emigrar a los Estados Unidos, donde ejerció como farmacéutico, médico y maestro, y donde dirigió la Escuela del Club San Carlos, de los emigrados cubanos. En el exilio, fue nombrado delegado del Partido Revolucionario Cubano y ministro del gobierno de la República en Armas en Costa Rica y El Salvador. Volvió a Cuba en 1902 y representó el Tercer Cuerpo del Ejército en la Asamblea de Libertadores. En el contexto de la República, Borrero se desempeñó como catedrático de Anatomía, de Psicología Pedagógica, Historia de la Pedagogía e Higiene Escolar en la Universidad de La Habana. Tuvo una función importante en la dirección de publicaciones científicas como Crónica Médico Quirúrgica de la Isla de Cuba, Boletín de la Sociedad Antropológica de la Isla de Cuba y la Revista de Ciencias Médicas de La Habana. Su autobiografía fue publicada, en 1906, en la Revista de la Facultad de Letras y Ciencias de la Universidad de La Habana, de cuyo consejo de redacción formó parte. Dejó en preparación trabajos sobre medicina y pedagogía; e inéditos, entre otros, un tomo de poemas. Tradujo Las instituciones antropológicas, de Broca, y el Tratado de aritmética, de Wentworth. Como figura de tránsito entre los siglos xix y xx, Esteban Borrero es, junto a José Martí, Ramón Meza y Julián del Casal, uno de los mejores antecedentes del cuento posterior que florecerá durante los años republicanos. La importancia de Borrero como narrador se debe a varios factores, entre ellos, el ser autor del primer libro de cuentos de la literatura cubana -Lectura de Pascuas (1899)-, en el que reunió historias que ya habían sido publicadas con anterioridad, acompañadas por ilustraciones de Juana y Dulce María Borrero, dos de sus hijas. La narrativa de Esteban Borrero se caracterizó por su carácter reflexivo, escéptico y pesimista, donde abundan las indagaciones psicológicas, las evocaciones y los enfrentamientos de ideas con la finalidad de entender las conductas del género humano. Este interés, a su vez, lo llevó a recurrir a la sátira, así como a los elementos simbólicos y alegóricos. Así ocurre en Calófilo (1879), donde el personaje principal se debate entre la precariedad de su existencia y la búsqueda de las formas puras de la belleza, la verdad y el arte; o en la noveleta Aventura de las hormigas (1888-1891), una obra de debate en la que se critica la estupidez humana desde la perspectiva de una colonia de hormigas. Sin dudas, la narración más conocida de Esteban Borrero es el cuento “El ciervo encantado” (1905), que constituye una alegoría histórica y, a la vez, una fábula satírico-política sobre la situación de Cuba, al iniciar el siglo xx, y, a la vez, el período republicano. La narración, que se desarrolla en una época prehistórica y una isla imaginaria, se convirtió en el primer relato de ficción cubano en abordar el tema de la injerencia de los Estados Unidos en los asuntos nacionales. Como ocurre en la narrativa de Borrero, en general, también este cuento se caracteriza por una estética naturalista con desbordantes explicaciones científicas, elucubraciones filosóficas, abundantes citas en latín y variada terminología médica, zoológica y físico-naturalista. Interesado en la visualidad de sus libros, Esteban Borrero desarrolló proyectos en conjunto con su hija Dulce María Borrero, quien además de poeta era una destacada pintora e ilustradora. Así nació el libro Don Quijote poeta (1905), con obras de ambos. Además, Borrero se interesó por dedicarle libros de narrativa al público más joven, para quien publicó obras escolares como El amigo del niño (1906). Ya en el ocaso de su vida, dos años antes de su setenta cumpleaños, decidió privarse de la vida el 29 de marzo de 1906, en San Diego de los Baños, provincia Pinar del Río. Sin embargo, por derecho propio, por ser un sobresaliente patriota y educador, médico y poeta, Esteban Borrero Echeverría se encuentra en la lista de los mejores hijos de Cuba. Bibliografía activa Poesías, Imp. La Económica, La Habana, 1878. La vieja ortodoxia y la ciencia moderna (Discurso leído en el Ateneo de La Habana), Imp. Militar, La Habana, 1889. Lectura de Pascuas. Una novelita. Machito Pichón. Cuestión de monedas, Imp. El Fígaro, La Habana, 1899. Las Bellas Artes y su influencia social, Imp. Avisador Comercial, La Habana, 1900. Alrededor del Quijote (Trabajos escritos con motivo del 3er centenario de la publicación de la obra maestra de Cervantes), Librería e Imprenta La Moderna Poesía, La Habana, 1905. El ciervo encantado. Cuento prehistórico, Imp. El Avisador Comercial, La Habana, 1905. Don Quijote, poeta. Narración cervantesca (Escrita con motivo del 3er centenario de la publicación de la obra maestra de Cervantes), Imp. La Moderna Poesía, La Habana, 1905. El amigo del niño (Libro primero de lectura), Imp. La Moderna Poesía, La Habana, 1906. Alma cubana, Imp. La Prueba, La Habana, 1916.

Raúl Luis Castillo

Raúl Luis Castillo. Labrador en su adolescencia y telegrafista después en su primera juventud, se desempeñó asimismo como funcionario postal, poeta, narrador, periodista, diplomático y, finalmente, editor. Le han sido publicados varios cuadernos y libros, entre los que figuran El Cazador (Premio Nacional de la Crítica Literaria 1986). Nació en Tamarindo, provincia Ciego de Ávila, el 30 de junio de 1934, en el seno de una familia de pequeños agricultores. Interrumpió sus clases de bachillerato que cursaba en Morón, para estudiar radiotelegrafía y telegrafía en la Academia del Ministerio de Comunicaciones. Trayectoria laboral Comenzó a trabajar como telegrafista en 1954, labor que desempeñó hasta 1956 cuando pasó a ser administrador de Correos y Telégrafos en el Central Santa Marta, Camagüey. En este propio año comenzó su actividad literaria vinculado a Rolando Escardó; perteneció al grupo literario Tiempo Nuevo y colaboró en la página literaria dominical del periódico El Camagüeyano (1956-57), donde dio a conocer sus primeros poemas. En 1957 se integró al Movimiento 26 de Julio. Después del triunfo revolucionario es designado jefe provincial de Correos de Camagüey y matricula en el primer curso de asesores literarios, organizado por la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba. Por ser promovido a jefe de los departamentos de servicio postal nacional e internacional en el Ministerio de Comunicaciones, se traslada a La Habana, labor que desempeñó hasta 1968. En el periódico Juventud Rebelde, fungió como responsable de la página cultural; también colaboró con el equipo de investigaciones históricas. En 1971-1978 fue designado Consejero Cultural de la Embajada de Cuba en la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas; a su regreso trabajó en la Editorial Letras Cubanas como jefe de redacción de poesía. Su novela El cazador fue galardonada con el Premio de la Crítica, en 1986. Es autor de tres selecciones de poetas jóvenes. Algunos de sus poemas han sido antologados en Cuba y en el extranjero y su obra se ha traducido al inglés, francés, ruso, portugués, ucraniano, búlgaro, italiano, chino, estonio, húngaro. Entre 1962-1963 tuvo la responsabilidad, en el periódico Adelante, de la página literaria. Editó la revista Adelante, suplemento cultural del periódico, y Al machete, tabloide quincenal de la Comisión de Orientación Revolucionaria del Partido Comunista de Cuba en Florida, Camagüey, 1970. Ha colaborado con Diario Libre, Revolución, Lunes de Revolución, Prensa Libre, La Gaceta de Cuba, Verde Olivo, Mensajes, Islas (Las Villas) y El Corno Emplumado (México). Es miembro de la Unión de Periodistas de Cuba desde 1968, y de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba. Bibliografía activa * Los días nombrados (poesía), 1966. * Las pequeñas historias (poesía), 1968. * Versos del buen querer (poesía), 1980. * La serena lámpara (poesía), 1981. * Es resplandor de la panadería (poesía), 1982. * El cazador -con un testimonio de Pepilla Naranjo y una noveleta de Chanito Isidrón (novela), 1986. * El reino de la invención (poesía), 1991. * El sitio existe, es hermoso (poesía), 2006. * De próxima aparición "Naufragios", por Ediciones Unión. Premios y Reconocimientos * Premio de la Crítica 1986 con su novela El cazador. Referencias Ecu Red - www.ecured.cu/index.php/Raúl_Luis

Brígida Agüero

Brígida Agüero y Agüero. Poetisa camagüeyana que tuvo como mentor a su padre Francisco Agüero Duque Estrada, apodado “El Solitario”, entre él y su esposa doña María Agüero y Varona forjaron su alma y sus sentimientos. Nace en Puerto Príncipe, Camagüey, Cuba el 12 de mayo de 1837. Hija del poeta Francisco Agüero y Estrada. Pasó la niñez en una finca cerca de su natal Puerto Príncipe, en la que recibió de sus padres la primera educación. Con el movimiento revolucionario de Narciso López, su padre, que se había dado a conocer por sus ideas políticas, fue desterrado y eso hizo que Brígida dejase el campo para vivir en la ciudad, donde dio a conocer sus poemas. En 1861 amplió su educación en la academia que sostenía la Sociedad Filarmónica de Camagüey. Más tarde llegó a ser socia de mérito de dicha sociedad. A los diecisiete años se dedicó por completo al cultivo de las letras y a laborar por la cultura de su ciudad natal. En 1861 se establecieron en la Sociedad Filarmónica de Puerto Príncipe unas clases de literatura y en ellas estudió con asiduidad demostrando sus condiciones excepcionales, al poco tiempo era nombrada Socia Facultativa de la sección de literatura. Fue en esa época en que escribió su oda "Las Artes y la Gloria, que dedicó a los socios del liceo camagüeyano y que leyó en uno de los muchos actos culturales que ofrecía a la sociedad tan prestigiosa institución. Todo lo feliz que fuera en sus primeros años, lo fue de desgraciada en su juventud. La familia se vio perseguida por sus ideas revolucionarias, y ella, pronto se vio atacada por la tuberculosis que hizo grandes estragos en su delicado organismo. Nunca ignoró su estado. Murió en Puerto Príncipe un 26 de junio de 1865, a los veintinueve años dejando una basta obra. Escrito Sus poemas aparecen recogidos por José Manuel Carbonell en el tomo tercero de su Evolución de la cultura cubana. 1608-1927. (La poesía lírica en Cuba. T. 3. La Habana, Imp. El Siglo XX, 1928, p. 365-367.) Retrato de una señorita, 1858; Ecos del alma, 1859; Inspiración, 1859; La Fe Cristiana, 1859; Flores del alma, 1859; Lo Bello, 1860; A la señora doña Gertrudis Gómez de Avellaneda, 1860; A la Virgen, 1860; El encuentro, 1860; Las Artes y la Gloria, 1860; Desencanto, A..., 1860; A Puerto Príncipe, 1860; Adiós a B..., 1860; Esperanza, 1860; A un retrato, 1860; Desde el campo, 1864; A la simpática niña doña Ana de Varona y Varona, 1864; A la Primavera, 1864; La noche y el día, 1865; Resignación, 1866. A su memoria ofrendaron numerosos poetas, escritores y admiradores suyos una Corona Fúnebre en sentidos versos. Referencias Ecured – https://www.ecured.cu/Brígida_Agüero_y_Agüero




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