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Sólo tu corazón caliente, Y nada más. Mi paraíso, un campo Sin ruiseñor Ni liras,
Ay voz secreta del amor oscuro ¡ay balido sin lanas! ¡ay herida! ¡ay aguja de hiel, camelia hundida… ¡ay corriente sin mar, ciudad sin… ¡Ay noche inmensa de perfil seguro…
La mano crispada como una Medusa ciega el ojo doliente del candil. As de bastos.
El mar sonríe a lo lejos. Dientes de espuma, labios de cielo. ¿Qué vendes, oh joven turbia
Oye, hijo mío, el silencio. Es un silencio ondulado, un silencio, donde resbalan valles y ecos y que inclina las frentes
En el soto, los alamillos bailan uno con otro. Y el arbolé, con sus cuatro hojitas,
Sobre el monte pelado un calvario. Agua clara y olivos centenarios. Por las callejas
¡Esa esponja gris! Ese marinero recién degollado. Ese río grande. Esa brisa de límites oscuros. Ese filo, amor, ese filo.
Equivocar el camino es llegar a la nieve y llegar a la nieve es pacer durante veinte siglos las… Equivocar el camino
Esta luz, este fuego que devora. Este paisaje gris que me rodea. Este dolor por una sola idea. Esta angustia de cielo, mundo y ho… Este llanto de sangre que decora
En la torre amarilla, dobla una campana. Sobre el viento amarillo,
La guitarra, hace llorar a los sueños. El sollozo de las almas perdidas, se escapa por su boca
La Tarara, sí; la tarara, no; la Tarara, niña, que la he visto yo. Lleva la Tarara
El puñal, entra en el corazón, como la reja del arado en el yermo. No.
La luna gira en el cielo sobre las sierras sin agua mientras el verano siembra rumores de tigre y llama. Por encima de los techos