#EscritoresChilenos (1924) Casi Ternura escolares
Esta era una rosa llena de rocío: éste era mi pecho con el hijo mío. Junta sus hojitas
Sol de los Incas, sol de los Maya… maduro sol americano, sol en que mayas y quichés reconocieron y adoraron, y en el que viejos aimaraes
Doña venenos habita a unos pasos de mi casa. Ella quiere disfrutar rutas, jardines y playas, y todo ya se lo dimos,
Isla de Puerto Rico, isla de palmas, apenas cuerpo, apenas, como la Santa, apenas posadura
Ahora vamos a cantar sólo la paloma blanca. Y donosa la azulada. Paloma blanca en cantares, paloma blanca en las casas.
Una niña que es inválida dijo: —«¿Cómo danzo yo?» Le dijimos que pusiera a danzar su corazón... Luego dijo la quebrada:
Raza judía, carne de dolores, raza judía, río de amargura: como los cielos y la tierra, dura y crece aún tu selva de clamores. Nunca han dejado orearse tus herid…
Mi madre era pequeñita como la menta o la hierba; apenas echaba sombra sobre las cosas, apenas, y la Tierra la quería
Padre Nuestro, que estás en los c… ¡por qué te has olvidado de mí! Te acordaste del fruto en febrero, al llagarse su pulpa rubí. ¡Llevo abierto también mi costado,
Corderito mío, suavidad callada: mi pecho es tu gruta de musgo afelpada. Carnecita blanca,
La casa blanca de cien puertas brilla como ascua a mediodía. Me la topé como a la Gracia, me saltó al cuello como niña. La patria no me preguntaron,
El viento Norte viene levantándose, ladino, y aunque es más viejo que Abraham, así comienza de fino, y si no se apura el paso,
Quiero ver al hombre del faro, quiero ir a la peña del risco, probar en su boca la ola, ver en sus ojos el abismo. Yo quiero alcanzar, si vive,
Piececitos de niño, azulosos de frío, ¡cómo os ven y no os cubren, ¡Dios mío! ¡Piececitos heridos
Otra vez la ruta calva sin álamos ni pomares, el viento ácido golpeando a mi nuca corno un dios loco y en flecha rota vencido