#EscritoresChilenos (1924) Casi Ternura escolares
Habla con dejo de sus mares bárbar… con no sé qué algas y no sé qué ar… reza oración a dios sin bulto y pe… envejecida como si muriera. Ese huerto nuestro que nos hizo ex…
Dónde la humedad se guarda asistidora y mansueta y el resuello del calor no alcanza a la Madre Gea, suben, suben silenciosos
Donde estaba su casa sigue como si no hubiera ardido. Habla sólo la lengua de su alma con los que cruzan, ninguna. Cuando dice “pino de Alepo”
Después de la trompa épica, más elefantina que metálica de nuestros románticos, que recogieron la gesticulación de los Quintana y los Gallegos, vino en nuestra generación una repugnanci...
La maestra era pura. “Los suaves… decía, “de este predio, que es pre… han de conservar puros los ojos y… guardar claros sus óleos, para dar… La maestra era pobre. Su reino no…
No tengo sólo un Ángel con ala estremecida: me mecen como al mar mecen las dos orillas el Ángel que da el gozo
Esta era una rosa llena de rocío: éste era mi pecho con el hijo mío. Junta sus hojitas
El viento Norte viene levantándose, ladino, y aunque es más viejo que Abraham, así comienza de fino, y si no se apura el paso,
Los astros son ronda de niños, jugando la tierra a espiar... Los trigos son talles de niñas jugando a ondular..., a ondular... Los ríos son rondas de niños
¡Cordillera de los Andes, Madre yacente y Madre que anda, que de niños nos enloquece y hace morir cuando nos falta; que en los metales y el amianto
Vamos pasando, pasando la vieja Araucanía que ni vemos ni mentamos. Vamos, sin saber, pasando reino de unos olvidados,
Madrecita mía, madrecita tierna, déjame decirte dulzuras extremas. Es tuyo mi cuerpo
Entre resplandores y humos, exorcismos olvidados, la indiada secreta va y viene, brazos en alto, o se calla en piedra atónita,
Manitas de los niños, manitas pedigüeñas, de los valles del mundo sois dueñas. Manitas de los niños
Doña venenos habita a unos pasos de mi casa. Ella quiere disfrutar rutas, jardines y playas, y todo ya se lo dimos,