#EscritoresAndaluces #EscritoresEspañoles #Generación27
Al color A ti, sonoro, puro, quie… incalculable al mar de la paleta, por quien la neta luz, la sombra n… en su trasmutación pasan soñando. A ti, por quien la vida combinando
En un verso de ocho sílabas ¿qué no cabrá, si es una y tan sólo en ella cabe el mar? Ocho sílabas son muchas
Por la tarde, ya al subir; por la noche, ya al bajar; yo quiero pisar la nieve azul del jacarandá. ¿Es azul, tarde delante?
No dormireis, malditos de la espad… cuervos nocturnos de sangrientas u… tristes cobardes de las sombras tr… violadores de muertos. No dormireis.
Buscad, buscadlos: en el insomnio de las cañerías olv… en los cauces interrumpidos por el… No lejos de los charcos incapaces… unos ojos perdidos,
!Sal desnuda y negra, sal, que paso por el canal! A la salida del golfo, boga, negrita, la isla, blanca y azul, de la sal.!Sal, neg…
Gimiendo por ver el mar, un marinerito en tierra iza al aire este lamento: ¡Ay mi blusa marinera! Siempre me la inflaba el viento
¿Quién rompió las doradas vidriera… del crepúsculo? ¡Oh cielo descubie… del montes, mares, viento, paramer… y un santoral del par en par abier… Tres arcángeles van por las prader…
Perdido está el andaluz del otro lado del río. —Río, tú que lo conoces: ¿quién es y por qué se vino? Vería los olivares
A través de una niebla caporal de… miro al río de Francia moviendo escombros tristes, arrast… por el pesado verde ricino de sus… Mis ventanas
Para algo llegaste, Altair, desce… de tu constelación en pleno día. Nunca bajó una estrella a enramarse del sol de los olivos, ni la cal de los pueblos
«Para mí, tú: la poesía, el bello sur, donde los vinos por las laderas y caminos derraman fuentes de alegría. ¿Qué hacer en ti sino cantar
Aquí no baja el viento, se queda a… Desplómate, ciudad, de hombros ter… Qué balumba de ventanas cerradas,… Entonces entrará, podrá bajar el v…
¡Ja, ja, ja! Qué gracioso está mi corazón vestido de smoking rojo ¡je, je, je!
Precipitadas las luces por los derrumbos del cielo, en la barca de las nieblas bajaste tú, Ceniciento. Para romper cadenas