#EscritoresMexicanos
Padre viejo y triste, rey de las d… son en mi camino focos de una luz… tus pupilas mustias, vagas de pens… y el límpido y noble marfil de tu… Flota, como el tuyo, mi afán entre…
No sé adónde llevóse la marea de la muerte tu ser, pero yo excla… con el inmenso amor con que te amo… “¡Dondequiera que esté, bendita se…
Aquella tarde, en la Alameda, loc… de amor, la dulce idolatrada mía me ofreció la eglantina de su boca… Y el Buda de basalto sonreía... Otro vino después, y sus hechizos
Como duerme la chispa en el guijar… y la estatua en el barro, en ti duerme la divinidad. Tan sólo en un dolor constante y f… al choque, brota de la piedra iner…
Yo no debo irme: tengo que esperar hasta que la muerte venga a llamar… ¡Tengo que esperar! ¡Cuánto tarda, cuánto!... Pero el tiempo corre
Este concurso de células, unánimes en su intento misterioso de que dure la intensa vida en mi cuerpo; esos miles de millones
Pasó con su madre. ¡Qué rara bell… ¡Qué rubios cabellos de trigo garz… ¡Qué ritmo en el paso! ¡Qué innat… de porte! ¡Qué formas bajo el fino… Pasó con su madre. Volvió la cabe…
Resuelve tornar al padre No temas, Cristo rey, si descarri… tras locos ideales he partido: ni en mis días de lágrimas te olvi… ni en mis horas de dicha te he olv…
La ardilla corre. La ardilla vuela. La ardilla salta como locuela. —Mamá, la ardilla
Vivir sin tus caricias es mucho de… vivir sin tus palabras es mucha so… vivir sin tu amoroso mirar, ingenu… es mucha obscuridad...
Bien venga, cuando viniere, la Muerte: su helada mano bendeciré si hiere... He de morir como muere un caballero cristiano.
Ignoro qué corriente de ascetismo, qué relación, qué afinidad impura enlazó tu tristura y mi tristura y adunó tu idealismo y mi idealism… Más sé por intuición que un astro…
Porque contemplo aún albas radiosa… y hay rosas, muchas rosas, muchas… en que tiembla el lucero de Belén, y hay rosas, muchas rosas, muchas… gracias, ¡está bien!
¡Cuántos desiertos interiores! Heme aquí joven, fuerte aún, y con mi heredad ya sin flores. Némesis sopló en mis alcores con bocanadas de simún.
¿Adónde fuiste, Amor; adónde fuis… Se extinguió del poniente el manso… y tú que me decías: «hasta luego, volveré por la noche»... ¡no volvi… ¿En qué zarzas tu pie divino heris…