A Regino Sainz de la Maza
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Enrique, Emilio, Lorenzo. Estaban los tres helados: Enrique por el mundo de las camas;
La luna asoma Cuando sale la luna se pierden las campanas y aparecen las sendas impenetrables.
Tierra seca, tierra quieta de noches inmensas. (Viento en el olivar,
Dulce chopo, Dulce chopo, Te has puesto De oro. Ayer estabas verde,
Esa luna se va, y ellos se acercan… De aquí no pasan. El rumor del rí… apagará con el rumor de troncos el desgarrado vuelo de los gritos. Aquí ha de ser, y pronto. Estoy c…
Amor de mis entrañas, viva muerte, en vano espero tu palabra escrita y pienso, con la flor que se march… que si vivo sin mí quiero perderte… El aire es inmortal. La piedra in…
Ay voz secreta del amor oscuro ¡ay balido sin lanas! ¡ay herida! ¡ay aguja de hiel, camelia hundida… ¡ay corriente sin mar, ciudad sin… ¡Ay noche inmensa de perfil seguro…
La hoguera pone al campo de la tar… unas astas de ciervo enfurecido. Todo el valle se tiende. Por sus… caracolea el vientecillo. El aire cristaliza bajo el humo.
Hacia Roma caminan dos pelegrinos, a que los case el Papa, mamita, porque son primos,
Crótalo. Crótalo. Crótalo. Escarabajo sonoro. En la araña
Si tu madre quiere un rey, la baraja tiene cuatro: rey de oros, rey de copas, rey de espadas, rey de bastos. Corre que te pillo,
Campanas de Córdoba en la madrugada. Campanas de amanecer en Granada. Os sienten todas las muchachas
La canción, que nunca diré, se ha dormido en mis labios. La canción, que nunca diré.
Las manos de mi cariño te están bordando una capa con agremán de alhelíes y con esclavina de agua. Cuando fuiste novio mío,
La primera vez no te conocí. La segunda, sí. Dime si el aire te lo dice.