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«Hijo, para descansar, es necesario dormir, no pensar, no sentir, no soñar...»
Ven, reina de los besos, flor de l… amante sin amores, sonrisa loca... Ven, que yo sé la pena de tu alegr… y el rezo de amargura que hay en t… Yo no te ofrezco amores que tú no…
Cádiz, salada claridad. Granada, agua oculta que llora. Romana y mora, Córdoba callada. Málaga cantaora. Almería, dorada.
Ya el pobre corazón eligió su cami… Ya a los vientos no oscila, ya a l… al azar no suspira, ni se entrega… Ahora sabe querer, y quiere lo que… Renunció al imposible y al sin que…
La hora cárdena... La tarde los velos se va quitando... El velo de oro..., el de plata. La hora cárdena... «Aún es temprano».
¡Qué tristes almas en pena son las viejas alegrías... Y qué fantasmas de días las noches de luna llena!... ¡Qué lamentable cadena
¡Oh la paz, oh la paz, oh la bendi… paz de un paisaje matinal!... ¡Cri… de mi ventana al campo!... ¡Oh la… de la copla entre los cañaverales! Frente al sol generoso, junto al r…
En sueños te conocí, y, del amor peregrino, he adivinado el camino para llegar hasta ti. Tras de aquel sueño corrí
Sombras del día blanco contra mis ojos. Yo no veo nada sino lo blanco: la hora en blanco, el alma desatada del ansia y de la hora.
No tienes quien te bese tus labios de grana, Ni quien tu cintura elástica estre… dice tu mirada. No tienes quien hunda
Del placer que irrita, y el amor, que ciega, escuchad la canción, que recoge la noche morena. La noche sultana,
Me siento, a veces, triste como una tarde del otoño viejo; de saudades sin nombre, de penas melancólicas tan lleno... Mi pensamiento, entonces,
¡Qué bonita es la princesa! ¡Qué traviesa! ¡Qué bonita! ¡La princesa pequeñita de los cuadros de Watteau!
Ya están ambos a diestra del Padr… los dos santos varones, el chantre… el Grant Santo Domingo de Silos… y el Maestre Gonzalo de Berceo no… Yo veo al Santo como en la sabida…
Casi todo alma, vaga Gerineldos por esos jardines del rey, a lo lejos, junto a los macizos