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Nombres tuyos, nombres míos, que recibimos de ayer como el agua de los ríos y que debes conocer: Bejucos de la Perdiz,
Torito camagüeyano y de la sabana rey, he venido de muy lejos queriéndote conocer. Debajo del algarrobo
¡Jey, vaya, toro, con el arreo! Los toros toros, sus cuernos cuernos, en el camino
Caperucita Roja, juega conmigo: yo seré un día lunes y tú domingo. Juega conmigo:
En el río San Juan vive un pececito que aprende a nadar. Sobre el Yumirí —iris diminuto—
Escóndete, caracol: no asomes tus cuernos largos. Cuando salgas de paseo no saludes a los pájaros, ni con otro caracol
De la lunita nueva vuela una garza; tiene el cuello nevado, de azul las alas. Volando viene
Ocho mulitos tiene mi arria y todos suben por la montaña. Se ve salpicado el río
Mi papalote, ¡qué lindo mi papalote! Vuela y vuela como un pájaro mi papalote. Un pájaro de papel
Le doy al niño de Chile la nueva patria que tengo: limpia y olorosa a limpio, patria dispuesta a quererlo como me quiere ella a mí,
¡Que ruede la rueda de pan y canela! Que llegue al campo, que busque el trigo, que diga al agua
El cielo es un espejo y la gaviota suelta su vela blanca desde la costa. Marinera del aire,
En Playa Larga, el uvero, como homenaje al valor de los niños artilleros, ya no florece en febrero: en abril abre la flor.
Cuenta la estrella Polar que el puerto de Cabañas, los pescadores cubanos la nombraron capitana. Velero con altas velas
Porque no saben quererte me dicen que eres muy fea. Duerme... Duerme... Duerme, que te coge el gato y las tijeras muerden.