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Yo te miré a los ojos cuando era niño y bueno. Tus manos me rozaron Y me diste un beso. (Los relojes llevan la misma caden…
Tú querías que yo te dijera el secreto de la primavera. Y yo soy para el secreto lo mismo que es el abeto. Árbol cuyos mil deditos
Los caballos negros son. Las herraduras son negras. Sobre las capas relucen manchas de tinta y de cera. Tienen, por eso no lloran,
Los niños miran un punto lejano. Los candiles se apagan. Unas muchachas ciegas preguntan a la luna,
La muerte entra y sale de la taberna. Pasan caballos negros y gente siniestra
Amparo ¡qué sola estás en tu casa vestida de blanco! (Ecuador entre el jazmín y el nardo).
¡Alto pinar! Cuatro palomas por el aire van. Cuatro palomas vuelan y tornan. Llevan heridas
Narciso. Tu olor. Y el fondo del río. Quiero quedarme a tu vera. Flor del amor.
El puñal, entra en el corazón, como la reja del arado en el yermo. No.
El niño busca su voz. (La tenía el rey de los grillos.) En una gota de agua buscaba su voz el niño. No la quiero para hablar;
Yo me alivié a un pino verde por ver si la divisaba, y sólo divisé el polvo del coche que la llevaba. Anda jaleo, jaleo:
Tres moricas me enamoran en Jaén: Axa y Fátima y Marién. Tres moricas tan garridas iban a coger olivas,
Dulce chopo, Dulce chopo, Te has puesto De oro. Ayer estabas verde,
Verte desnuda es recordar la Tier… La Tierra lisa, limpia de caballo… La Tierra sin un junco, forma pur… cerrada al porvenir: confín de pla… Verte desnuda es comprender el ans…
La tarde equivocada se vistió de frío. Detrás de los cristales, turbios, todos los niños, ven convertirse en pájaros