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Solamente por oír la campana de la Vela te puse una corona de verbena. Granada era una luna ahogada entre las yedras.
Coches cerrados llegaban a las orillas de juncos donde las ondas alisan romano torso desnudo. Coches que el Guadalquivir
Hinojo, serpiente y junco. Aroma, rastro y penumbra. Aire, tierra y soledad. (La escala llega a la luna.)
Las alamedas se van, pero dejan su reflejo. Las alamedas se van. pero nos dejan el viento. El viento está amortajado
¿Cómo fue? —Una grieta en la mejilla. ¡Eso es todo! Una uña que aprieta el tallo. Un alfiler que bucea
Cuernos de oro y ojos verdes. Sobre el acantilado, en tropel gigantesco, ilustran el azogue
La noche no quiere venir para que tú no vengas ni yo pueda ir. Pero yo iré aunque un sol de alacranes me coma…
Virgen con miriñaque, virgen de Soledad, abierta como un inmenso tulipán. En tu barco de luces
Alta va la luna. Bajo corre el viento. (Mis largas miradas, exploran el cielo.) Luna sobre el agua.
La Lola canta saetas. Los toreritos la rodean, y el barberillo
Las alegres fiebres huyeron a las… y el judío empujó la verja con el… de la lechuga. Los niños de Cristo dormían, y el agua era una paloma,
Me miré en tus ojos pensando en tu alma. Adelfa blanca. Me miré en tus ojos pensando en tu boca.
Las gentes iban y el otoño venía. Las gentes iban a lo verde. Llevaban gallos
La primera vez no te conocí. La segunda, sí. Dime si el aire te lo dice.
Antonio Torres Heredia, hijo y nieto de Camborios, con una vara de mimbre va a Sevilla a ver los toros. Moreno de verde luna