Tala, 1938
#EscritoresChilenos
Te olvidaste del rostro que hicist… en un valle a una oscura mujer; olvidaste entre todas tus formas mi alzadura de lento ciprés; cabras vivas, vicuñas doradas
No tengo sólo un Ángel con ala estremecida: me mecen como al mar mecen las dos orillas el Ángel que da el gozo
Oye, ¿qué gime o qué llora? Dime, dime, ¿qué le pasa? Corre adentro del trigal pero a trechos se descansa. Es más grandota que pájaro
En costa lejana y en mar de Pasión, dijimos adioses sin decir adiós. Y no fue verdad
Duérmete con tus dos sangres, en cervato del Desierto, bien si acaso te despiertas, bien si quedas en ef sueño: bueno es vivir y morir,
La tierra es dulce cual humano lab… como era dulce cuando te tenía, y toda está ceñida de caminos... Eterno amor, te espero todavía. Miro correr las aguas de los años,
Todo adquiere en mi boca un sabor persistente de lágrimas; el manjar cotidiano, la trova y hasta la plegaria. Yo no tengo otro oficio
Cajita mía de Olinalá, palo—rosa, jacarandá. Cuando la abro
Yo tengo en esa hoguera de ladrill… yo tengo al hombre mío prisionero. Por corredores de filos amargos y en esta luz sesgada de murciélag… tanteando como el buzo por la grut…
Dame señor la fuerza de las olas d…
Donde estaba su casa sigue como si no hubiera ardido. Habla sólo la lengua de su alma con los que cruzan, ninguna. Cuando dice “pino de Alepo”
Antes que él eche a andar, está qu… el viento Norte, hay una luz enfer… el camino blanquea en brazo muerto y, sin gracia de amor, pesa la tie… Y cuando viene, lo sé por el aire
Esta agua medrosa y triste, como un niño que padece, antes de tocar la tierra desfallece. Quieto el árbol, quieto el viento,
Siento mi corazón en la dulzura fundirse como ceras: son un óleo tardo y no un vino mis venas, y siento que mi vida se va huyendo
Detrás del muro encalado que no deja pasar el soplo y me ciega de su blancura, arden fiebres que nunca toco, brazos perdidos caen manando,