**Y fueron felices comiendo perdices**
Los que se casan por comer perdices,
pronto se les acaban las delicias.
El amor no se alimenta solo de caprichos,
sino de valores, respeto y sacrificios.
El matrimonio no es un festín pasajero,
es un compromiso que dura para siempre.
No se trata solo de compartir la mesa,
sino de construir un hogar y una vida juntos.
Quienes buscan el amor por conveniencia,
pronto se arrepentirán de su imprudencia.
Porque el verdadero amor no se compra ni se vende,
sino que se gana con el tiempo y la entrega.
Así que no te dejes engañar por las apariencias,
el amor verdadero no se mide por las pertenencias.
Busca a alguien que te ame por lo que eres,
y con quien puedas compartir sueños y quereres.
Porque el amor es más que un plato de perdices,
es un banquete de felicidad que nunca se acaba.
Un festín que se disfruta cada día hasta en lo grises,
con la persona que te hace sentir pleno y te ama.
# Amor Dolor
