—Nietos—
Regalos del tiempo, brotes de la vida,
sonrisas que iluminan la vejez.
En sus ojos brilla la historia repetida,
eco del pasado, promesa de niñez.
Manos pequeñas que acarician con dulzura,
abrazos que reconfortan el alma.
Llenan el silencio con su algarabía pura,
y en risas se transforma la calma.
Son la primavera en el invierno dormido,
el canto del futuro en el presente.
Un lazo de amor, un vínculo sentido,
que une generaciones eternamente.
Nietos, tesoros que la vida nos regala,
reflejo del ayer, esperanza del mañana.
En cada paso, en cada gesto, se instala
la dicha de amarlos, sin reservas, con el alma.
